Lunes

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Tres horas, y no se habían dicho palabra alguna.

El día anterior lo había bombardeado con preguntas y, viendolo en retrospectiva, no había sido buena idea. Purpled reaccionó como siempre hacía cuando se sentía amenazado, dandole un puñetazo. Tom lo regresó y antes de darse cuenta estaban recreando la WWE en la sala del rubio cenizo, no es necesario decir que Tommy no ganó. 

A su jefe no podría importarle menos el que llegasen cubiertos de moretones y visiblemente enojados el uno con el otro, de todas formas los puso juntos a controlar la puerta. Y estaba bien, debían ser profesionales, pero eso no quitaba la tensión en el ambiente.

Sin importar lo que estuviera haciendo no podía dejar de mirar a su amigo por el rabillo del ojo, prestando total atención a cada uno de sus movimientos, y, en todo momento, mantienendo la mirada fija en la pegatina transparente en su cuello, invisible a ojos de cualquiera que no supiese de antemano que estaba allí.

Un parche de aroma.

Un torbellino de preguntas azotaba su cabeza, cada una creaba dos más y no tenía respuesta para ninguna. Un ruido le sacó de sus pensamientos, un hombre le gritaba a Purpled por no dejarle pasar, en un arrebato de ira le agarró del cuello de la camisa queriendo darle una paliza. Tommy se tensó, listo para reaccionar en su ayuda.

Purpled sostuvo el brazo del sujeto y lo torció de tal manera que le obligó a soltarle al mismo tiempo que conseguía hacerle una llave, con su mano libre agarró su cabeza y la estrelló contra la pared de concreto con tal fuerza que se escuchó un crujido. El tipo cayó de rodillas llorando y sujetándose la boca ensangrentada, en el suelo podían verse dos de sus dientes delanteros.

Purpled giró a mirarle por lo que rápidamente regresó la mirada al frente fingiendo no estarle prestando atención. Definitivamente, lo de ayer había sido un simple mal entendido NO HABÍA FORMA DE QUE "ESO" FUESE UN OMEGA.

Pero sin embargo, lo era. El aroma que sintió había sido muy real, todo lo ocurrido el día anterior si había pasado. Su amigo, uno de los mejores luchadores que conocía, realmente era de esta problemática casta.

Foolish llegó a ayudarles en la hora punta debido a la absurda cantidad de clientes en la entrada. Al estar perdido en sus pensamientos no se dio cuenta de en que momento Purpled se alejó de su lado, cayendo en cuenta de esto solo cuando escuchó su voz dirigirse al tiburón.

"Voy a tomar un descanso, vuelvo en diez."

Tommy abrió los ojos al verle alejarse, era su oportunidad. Dejó todo lo que estaba haciendo y pasó corriendo por el lado del tótem, llendo tras el rubio más bajo antes de perderle de vista.

"¡YO TAMBIÉN, VUELVO PRONTO TE LO COMPENSARE LUEGO, GRACIAS, BYE!"

Antes de que Foolish pudiese decir algo Tommy desapareció por una puerta de empleados, abandonándolo con una fila infinita de clientes. Corrió por el pasillo hasta la sala de descanso donde el de ojos violeta estaba bebiendo una Cola, frenó de golpe y entró fingiendo que estaba allí por casualidad. Fue hasta el refrigerador agarrando una fanta, bebiendola al otro lado de la habitación en el silencio más incómodo de toda su vida.

No debieron ser más de tres minutos pero el ambiente pesado hizo que se sintiese eterno, Tommy luchaba por no estallar pero era físicamente incapaz de mantener la boca cerrada.

"Purpled..."

"NO. Ni siquiera lo pienses. no haremos esto, me niego. Solo. Cállate."

Purpled dejó el refreso a medio beber sobre la mesa con un golpe y se dio media vuelta para escapar por la puerta trasera, pero leyendo sus intensiones Tommy se había acercado logrando agarrarle del brazo antes de que lograse irse, necesitaba hablar con él.

A week to disaster (Dream SMP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora