Jueves

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Un exagerado estornudo llamó la atención de una gran parte de los clientes, quienes tan solo observaron con repulsión como Tommy sorbía sus propios mocos, con la nariz roja por el frío y temblando como un chihuahua epiléptico gracias a que tuvo la brillante idea de llevar el uniforme de verano en un día nevado, el más helado de todo el invierno.

Podían juzgar sus métodos pero no sus resultados ya que aunque estar al borde de la hipotermia no era agradable en lo absoluto, se estaba quedando sin tiempo y debía recurrir a cuantos trucos pudiese para conseguir la ropa a tiempo y completar el nido de su amigo.

Todo aquel sufrimiento dio sus frutos cuando un cálido abrigo color musgo, el cual pesaba una tonelada literal, fue depositado suavemente sobre sus hombros. Cubriéndose un poco mejor con la prenda Tommy elevó la mirada encontrandose con Sam, quien le observaba con genuina desaprobación.

—Tom...

—¡Había sol cuando salí de casa! —Se defendió de inmediato antes de que el mayor pudiera siquiera comenzar la oración.

El creeper solo se sujetó el puente de la nariz indicándole que se quedase con su abrigo, ya podría devolvérselo más tarde. Con sus mejores dotes actorales Tommy aguantó una sonrisa triunfal al ver que su plan había funcionado, aunque aprovecharse del corazón de abuela de Sam era jugar sucio, al menos tenía tres de las cuatro prendas que planeaba conseguir ese día.

Ya contaba en su inventario con el abrigo de Sam, una cangurera para bebé que Foolish dejó junto a toda la basura para infantes que guardaba en el casino, y unos pantalones de Slime, los cuales fueron lo más sencillo de conseguir.

Mientras que de fondo Fundy corría tras Charlie intentando cubrir su parcial desnudez con un mantel que arrancó de la primera mesa en su camino, Tommy decidió ir a entregar a su amigo la ropa que había recolectado hasta el momento, este debía de estar realizando inventario así que podría dárselas sin levantar sospechas de el resto de trabajadores, los cuales eran más chismosos que su tía Gertrudis.

Reemplazando la chaqueta de Sam por una de un color similar, guardo todó en una bolsa y se dirigió a la bodega donde Purpled se encontraba acomodando pesadas cajas con todo tipo de licores. Dejando la ropa a un lado el más alto se apresuró a arrancarle la caja de las manos, abogando que debía de estar cansado luego de trabajar en eso toda la mañana.

—¿Ahora que piensas hacer?

—¿A que te refieres?

Purpled suspiró mientras dirigía su mirada cansada al más alto, se veía agotado y aunque no sabía la razón exacta de ello, sentía que tenía algo que ver con su celo.

—Quackity, sabes que es un maniático. Lava su ropa cada día para quitar su olor y así no puedan rastrearle, solo ultiliza ropa hecha a la medida y tiene todos sus conjuntos numerados, si le desaparace una sola cosa, nos encierra a todos hasta que aparezca. La última vez estuvimos viviendo aquí dos semanas hasta que encontramos la malnacida corbata debajo del sofá. 

Tommy chasqueó la lengua, recordando el fatídico incidente de la corbata y como debieron sobrevivir a base de vodka y frituras casi doce días. A decir verdad, no había pensando en ese pequeño inconveniente hasta el momento, teniendo eso en mente, las cosas se le complicarían bastante.

Mientras pensaba en cómo iniciar un incendio en el casino y declarar el cuarto de Quackity perdida total, se dio cuenta de un detalle sumamente importante. En el nido original de Purpled, justo en la cabecera de la cama, había una de las posesiones más preciadas del azabache y no recordaba ningún escándalo al respecto.

—¿Y como carajo lo lograste? tenías uno de los gorros cubiertos de cebo de ese paranoico ¿Cuándo se lo robaste?

—No lo robé, él me lo dio. —Comentó, encogiendose de hombros. —Hicimos una apuesta y gané.

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⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

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A week to disaster (Dream SMP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora