Día treinta, y es así como concluye este diario que he escrito para ti
Mis ojos se cierran, pero sé que no puedo parar de escribir
Si quiero morir necesito terminar
Sé que este día no es importante para ti. Me lo dijiste ayer. Ahora que ya no estoy perdiendo nada y solo me queda el no sentir nada, mi historia ya no te importa. Mi historia ya no te parece interesante. Mi historia se ha vuelto tu historia
También me dijiste que querías que lo redactara como si de una novela se tratara. Como si no supiera que este diario sería leído por ti... Espero haberlo hecho bien, lo intenté
He estado durante horas arrastrando firmemente la pluma sobre el papel, solo deteniéndome para comer un poco
Quedan cuatro horas para el final del año, y también para la llegada del día de mi liberación
El día de mi muerte debe ser hoy. Me lo has dicho
¿Tengo miedo?
No, En realidad, debo agradecerte
Me has dado lo que era muy cobarde como para pedir
No sé tu nombre y tampoco recuerdo tu rostro, pero estoy agradecida por lo que me has dado
En este corto tiempo perdí a Shuhua, a Yuqi, a Soyeon y a Minnie. Demasiadas personas marchándose, lo sé. Y yo había perdido la esperanza en la vida hasta que apareciste tú
Gracias por regalarme la muerte que la vida desea negarme
Cho Miyeon suspiró, frotó las manos contra su camiseta ensangrentada y sonrió al ver el diario. No había dejado ni un espacio en blanco. Incluso la portada tenía un par de párrafos escritos
Se sentía casi liberada, y en ese momento pensó que cualquier muerte que el hombre decidiera darle la complacería
Cho Miyeon jamás pensó que la idea de morir le parecería esperanzadora.
Tan milagrosa
Por supuesto, no había escrito todo lo sucedido en sus treinta días de aislamiento. Habría sido imposible en tan poco tiempo
Solo escribió lo importante, eso que al hombre tenebroso pensó podía encantarle
También había cosas que prefería conservar en su memoria, así que solo dijo que las había olvidado. Sabía que el hombre no dudaría de ella. La mente humana suele ser increíblemente inútil si de recuerdos hablamos y eso lo había comprobado, pues la sonrisa de Shuhua y las carcajadas de su casi hermana Minatozaki Sana comenzaban a ser borrosas en su mente.
Miró hacia su alrededor, como si aún tuviera la esperanza de que aquel lugar fuera una ilusión, pero la realidad era más que perceptible
Se preguntó en silencio si Shuhua habría encontrado su cielo, y si Yuqi estaría hablando con los ángeles sobre nuevas decoraciones en sus alas. También pensó en si Soyeon finalmente había logrado perdonarla, y si Minnie había encontrado las respuestas a sus dudas sobre la muerte
Una débil sonrisa se dibujó en sus labios, pues tal vez pronto sabría todo esto y más
Se sentó sobre el suelo y esperó a que su muerte llegara, aunque no sabía de qué forma debería enfrentarse a ella
Tampoco era como si le importara.
Esperó tanto que comenzó a cansarse.
¿Realmente aquel desconocido de siniestra mirada cumpliría su promesa? ¿No había sido muy estúpido creerle?