IX

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El sonido de un cuchillo cortando sobre una tabla podía escucharse en toda la casa, en la cocina yacía Severus haciendo con gran esmero la comida de ese día pues como había pasado en ese último mes. Roxanne le visitaba después de salir de la escuela y comian, por lo que ese día decidió hacer la comida más temprano para que cuando la chica llegará ya estuviera lista, aún existiendo el riesgo de ella no fuera ese día.

El mes se había ido rápido, pero fue plenamente satisfactorio para severus, pues Roxanne le había estado visitando constantemente como había dicho, aunque había veces que no hacían más que estar en la sala, Severus con su libro y Roxanne haciendo sus tareas. Aunque todo estuviera en silencio y no conversaran Severus había comenzado a apreciar la compañía de la chica, ya no se le hacía tan molesta y suponía que eso era un gran paso para comenzar a salir del marasmo de emociones que tenia.

El sonido de la puerta siendo tocada le saco de sus pensamientos. Rápido se limpio las manos en su mandil y camino hacia la puerta abriéndola de golpe como acostumbraba hacer, topandose con una gran sonrisa de una chica castaña y de pelo ondulado.

—¡Hola! ¿Me extrañaste?—

Severus fingió un resoplido de fastidio pero no pudo ocultar una muy leve sonrisa que delató su pequeña broma

—en lo absoluto, mi paz ha sido perturbada por una mujer parlanchina y necia—

Ella simplemente río y pasó colgando su saco en el perchero cerca de la puerta, y camino hacia la sala esperando a Severus que había cerrado la puerta.

—no soy tan parlanchina como dices— le dijo recriminando con una cara de indignación falsa y después sonrió de forma traviesa —bueno... Quizá un poco pero es cuando estoy nerviosa—

Severus le siguió acercándose de una vez a la cocina para servir ya las porciones en platos. —igual aunque no estés nerviosa nunca paras de hablar— dijo Severus con "fastidio" puesto que poco a poco se iba acostumbrando al parloteo de la chica castaña aunque algunas veces si le fastidiaba lo ruidosa que podía llegar a ser, pero su mente insistía que ya no quería la soledad con la que siempre vivió.

Siempre había vivido en soledad, sus padres no le cuidaban, cuando entro a Hogwarts Lily poco a poco se distanció de él hasta que terminó definitivamente con su amistad cuando oyó salir de la boca de Severus ese insulto tan ofensivo y después en las filas de Voldemort donde también siempre estuvo solo, definitivamente su vida había sido un completo fiasco y ahora no estaba tan bien pero... La compañía de Roxanne comenzaba a aminorar las cosas.

Realmente tenía que ocuparse en algo si no quería volverse loco, quizá esa botica no vendría nada mal, pero quizá en anonimato, o bajo un apodo.

—Sr.Snape ¿Está bien?—

La voz preocupada de Roxanne lo saco de sus pensamientos y el solo desvió la mirada un momento para contestar algo cortante —estoy bien–

Roxanne solo sonrió levemente quizá sintiéndose un poco triste por su comentario cortante.

—se que te preocupa algo Snape— murmuró la chica cerca de el con genuina preocupación.

El le miro con algo de frustración, pues no sabía cómo pero la chica siempre adivinaba todo lo que pensara.

—dime Severus, digo ya que estuviste como garrapata y ahora somos "amigos" puedes llamarme por mi nombre—

Severus espero una pequeña sonrisa por eso y por supuesto desviar el tema, pero la cara de la chica no cambio de expresión en lo absoluto.

—bueno... Severus, dime qué es lo que te preocupa ¿En que piensas—

El pelinegro le miro con algo de reproche

Llenando el vacío: Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora