08.

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Dahyun no estaba en el asiento junto a Momo la mañana del lunes, como de costumbre lo hacía

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Dahyun no estaba en el asiento junto a Momo la mañana del lunes, como de costumbre lo hacía.

El asiento estaba completamente vacío, y la mejor amiga presente no dejaba de verla; no había pasado ni una hora y ya la extrañaba.

Trataba de no tomarle mucha atención al asunto. Seguro sólo se sentía mal y no pudo asistir, o quizá se le hizo tarde y ya iría, o bien venía por la entrada del recinto.

Habían tantas posibilidades y Momo jamás había pensado tanto sobre eso, hasta ahora.

—Momo— la llamó Sana. Cuando ésta tuvo su atención, la observó, aunque sin mayor relevancia—. Me llegó un mensaje de Nayeon unnie, dice que vayas al gimnasio.

Sin preguntar la razón, Momo pidió permiso para ir al baño, lugar al que claramente no iría, pero era necesario y corrió lo más rápido para encontrarse con Nayeon.

Lo localizó a lo lejos en su pantaloneta de educación física, respirando agitada y bastante sudada.

Nayeon le hizo señas de que se acercara por detrás de la gradería, a lo que obedeció y fue, pero sola.

Si alguna vez se sintió usada, triste y con enojo o rabia al mismo tiempo, pues ahora lo sentía el triple.

El rubio estaba casi que comiéndose la boca con el chico al que llamaba ser su primo, Kyungsoo.

No parecían estar forzando nada, tampoco que alguno se negara, así que sólo le dejó en claro a Momo, que Kai sólo estaba jugando con ella.

Que Jihyo, Jeongyeon, Sana y Nayeon tenían razón con respecto a él.

Y sobre todo, que nunca debió dejar de lado a su mejor amiga por alguien más.

Sin decir mucho, simplemente se dió la vuelta y se fue, agradeciendo a Nayeon.

La mayor le dió una palmadita en la espalda para tratar de reconfortarla, si podía decírsele así.

Caminó de vuelta a su aula, donde se sentó con los ánimos por el suelo.

Pero no estaba triste porque el chico que decía gustarle, únicamente haya jugado con ella, no, de hecho eso podría ser lo último para ella.

Lo que más le dolía era que su mejor amiga no estaba ahí para ella, para darle un abrazo y decirle que ella estaba junto a ella y que todo saldría bien.

La extrañó como nunca.

__

Dahyun metió otra palomita a su boca mientras continuaba viendo su programa favorito. Llevaba ya cuatro días sin salir de su casa.

Ese día no asistió al instituto porque no sintió que tuviese el valor para mirar a Momo nuevamente.

En realidad no había ido porque se pasó todo el fin de semana ahogando sus penas en lágrimas, dramas tras dramas, helado y música que lo hacía sentir peor.

Y de tanto que lloró, aún tenía su carita levemente hinchada, y no quería que alguien —alguien más que Chaeyoung—, la viera así.

Mientras, su prima cuidaba de ella y su estabilidad emocional.

Sabía que el tema de Momo ponía muy sensible a Dahyun, entonces tenía que cuidar de ella un poco mejor de lo que ya hacía, así que la mantuvo ocupada en un programa y comiendo cosas.

Quizá eso ayudaría, pero es que ya no sabía qué hacer.

—Chaeyoungie— llamó la menor. Rápidamente el llamado corrió donde estaba ella y se sentó junto a ésta, esperando a que le dijera lo que necesita—. Quédate aquí conmigo, por favor.

Chaeyoung se quedó ahí, y empezó a ver el programa junto a su primita.

Pronto, sintió como la cabeza de la menor se recostaba en su hombro y seguida de ella, llanto, nuevamente.

No sabía que hacer, más que abrazarla y dejarla soltar las lágrimas. Dahyun ahora estaba abrazada a su unnie mientras soltaba las lágrimas y sollozos ahogados.

Se sentía del asco.

Chaeyoung estaba acumulando el odio que no tenía por Momo, pero que ahora estaba creciendo.

Odiaba ver a su prima en aquel estado, no lo merecía. Aunque tampoco la culpaba, ella ni siquiera sabía que Dahyun estaba enamorado de ella.

Se sentía también en parte culpable por ese pequeño odio que comenzaba a crecer, y comenzaba a creer que era únicamente por saber que era ella —Momo— quien estaba provocando esas lágrimas sin tener idea.

El sonido de unos nudillos en la puerta hicieron a Dahyun despertar rápidamente.

Se limpió en un dos por tres los ojos, quedando aún rojos, pero tratando de disimularlo, al aire.

Se notaba que había estado llorando y era imposible esconderlo o negarlo.

Chaeyoung abrió la puerta. No dijo nada y solo suspiró dejándola pasar.

—Estaré en mi cuarto, Dubu— dijo su prima, pero la menor quedó confundida. —Si algo sucede, grita.

—¿Por qu-?

La rubia se detuvo al ver a la pelinegra entrar por la puerta y Chaeyoung pasar por ahí algo extraña—. Momo.

—Dubu.

—Dubu

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I wish i Ꞝ DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora