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Hacía una tras otra expresión de dolor, como si fuese a mí a quien le estuvieran partiendo la cara.

¿Y es que quién en su sano juicio se le ocurre ponerse contra Cinco, conociendo lo bueno que es para pelear?

Pues parece que a Diego...

-Bien, es suficiente. - Habló Reginald justo a tiempo, pues Diego acababa de caer al suelo luego de que Cinco lo tomara por ambos brazos e hiciera que su cuerpo diera una vuelta completa por encima de él, cayendo de espalda. - Excelente, número Cinco. - Halagó.

El ojiverde sonrió lleno de orgullo y se agachó para ayudar a Diego a levantarse, que con bastantes méritos logró.

-Lo admito, soy un estúpido por ponerme contigo. - Dijo Diego con un poco de dolor en la voz, logró llegar a la barra, donde se sentó en uno de los asientos.

Negué divertida con la cabeza, mientras todos se acercaban a hablar con él entre burlas y risas. Yo retrocedí sin hacer acto de presencia, logrando salir de la habitación y dispuesta a caminar por allí.

Five se apareció delante mío con una sonrisa coqueta y su mirada sobre la mía, caminando hacia mí de manera decidida. Lo que me hizo retroceder hasta que mi espalda topó con la pared.

Entonces se detuvo cuando estuvimos lo suficientemente cerca. Me relamí los labios lentamente y un pequeño gemido casi inaudible salió de mis labios cuando su tacto fue hasta mi cintura, disfrutando de lo definida de la misma, metiendo sus manos debajo de mi blusa, detallando mi piel con las yemas de sus dedos, apretando ligeramente.

Llevé mis manos abrazando su cuello, sin duda la diferencia de altura con un hombre siempre me había gustado, y el que ellos dominaran, podía conmigo por completo...y que Five Hargreeves tuviera ambas, me hacía querer volverme su perra.

Aproveché la ventaja de mi tacto y lo acerqué a mí, disfrutando cada vez más de nuestra cercanía.

Sus labios fueron los que rozaron con los míos, ansiosos de mí. Y aunque quería que me comiera a besos, no podía demostrar mi ansiedad por tenerlo solo para mí. No aún.

Acerqué mi rostro un poco más, también rozando sus labios. Y fue ahí, conscientemente cuando nuestros labios se unieron en un beso lento.

Rendida ante todo él, dejé que guiara el beso, mientras sus manos aún en mi cintura ceñían ligeramente mi piel y me acercaba más a su cuerpo...si eso era posible.

Sentí mi cuerpo entre el suyo de manera firme y la pared, nos separamos del beso y dejamos nuestros rostros muy juntos, como buscando esa intimidad no sexual.

Todo mi cuerpo dio un pequeño brinquito de impresión cuando de repente la alarma de la academia comenzó a sonar.

-Vamos tortolos, tendrán todo el tiempo para amarse, pero estos hijos de puta no van a esperarnos. - Dijo Diego pasando a nuestro lado, casi corriendo escaleras abajo.

De inmediato, Cinco utilizó su poder...que se sintió...¿raro? ¿único? No sabría explicarlo, era como estar suspendido por una nada en el espacio.

Cuando volví a reconocer mi alrededor, estábamos en mi habitación, donde cuidadosamente retiró su tacto de mi piel, y en sí, su cuerpo del mío.

Me sonrió y volvió a desaparecer frente mío.

La adrenalina recorrió mi cuerpo y mientras me desnudaba para cambiarme, sentí una emoción incontenible. Siempre había sido buena peleando, y sumando mis habilidades con que mi cuerpo en esta realidad estaba entrenado para resistir muchísimo más que lo que yo pudiese aguantar y mi poder (que aún no había usado) me hizo sentir poderosa.

Segundos bastaron para que quedara en ropa interior, me dirigí hacía el closet mucho más moderno que los que había visto en Pinterest y al abrirlo a simple vista ahí estaba, el traje mejorado de la Academia Umbrella.

Un traje de cuerpo completo de pantalón y manga larga en color azul marino tan oscuro que parecía más bien negro. Este tenía el logo de la Academia en el lado derecho masomenos a la altura del pecho en color blanco, la tela parecía fresca, comoda y ajustable, lo cual me resultó muy inteligente de parte de quien fuera que los hubiese diseñado, y de Reginald por tomar en cuenta la comodidad al momento de tener que hacer maniobras con el cuerpo.

La tela no parecía exactamente cuero artificial o piel de algún animal, pero tenía un brillo así, aunque por la flexibilidad y frescura de la tela podría jurar que no era ninguna de las anteriores.

Rápidamente me coloqué aquel "uniforme" con el cual no tuve conflicto para colocarme y que me hacía completamente a la silueta del cuerpo.

-Vamos Umbrellas, no están escogiendo que ponerse. - Se escuchó la voz firme de Reginald, lo cual, todo lo contrario a lo que esperaba, lo había dicho con tranquilidad. Esperaba un regaño, pero claro, este no era el viejo amargado de la serie.

Entonces sus palabras me dieron la clave.

Contrario a los zapatos/tenis que debíamos llevar, que se encontraban debajo del "uniforme", me coloqué unas botas negras de gamussa, que me llegaban hasta las rodillas. Éstas tenían un tacón de unos doce o quince centímetros tipo aguja.

Con aquella adrenalina volviendo a mí, salí rápidamente hacia el primer piso, donde ya estaba Vanya, Klaus, Luther y Ben.

Gracias a que como había decidido, no quería apocalipsis ni luchar con algo tan inevitable como lo era el fin del mundo una y otra vez, sólo aplazando la derrota, había especificado que Vanya sabía de sus poderes y lograba controlarlos. Lo que por cierto, fueron puntos a mi favor pues gracias a eso no había sido aislada de los demás por ser "ordinaria" y por tanto, la convivencia en la academia, era otra cosa.

Salí de mis pensamientos al ver bajar a Diego, Allison casi corriendo, para luego aparecerse Cinco entre medio de todos.

Reginald le dijo algo y él sólo asintió.

Supe lo que le pudo haber dicho cuando un portal azul, (tal como el que hizo Five en la primera temporada segundos antes de que la Luna se estrelle contra la Tierra) se empezó a formar encima de nosotros y poco después nuevamente volví a sentirme suspendida en el todo y en la nada. Cuando volví a tener una imagen clara de mi entorno, estábamos en un edificio muy parecido a donde se dio el robo del banco en la serie, solo que era más lujoso.

-¡Llegó la caballería hijos de puta! - Gritó Diego antes de dejarse ir contra algunos de los que estaban cerca, que por cierto parecían ser bastantes.

-Nunca va a cambiar. - Dijo Allison divertida antes de irse tras él, le siguió Ben y Luther.

𝐃𝐞𝐬𝐢𝐫𝐞𝐝 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐢𝐭𝐲 (𝓕𝓲𝓿𝓮 𝓗𝓪𝓻𝓰𝓻𝓮𝓮𝓿𝓮𝓼)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora