Dos organizaciones criminales se ven obligadas a trabajar juntas, amabas sin mostrar nunca a sus líderes, ambas con la fama de ser destructivas, sádicas y sicópatas. Brandstiftung, es una organización que posee el tráfico de armas de fuego, su líder...
"Enciérrame en tu rezo, antes que el viento sople con más frialdad"
Imaginar a Hyde colgado de garfios incrustados en sus tobillos, con la piel en carne viva mientras los perros despedazan a Arata bajo de él, era una visión que Hoseok amó. Imaginar que ambos eran despedazados por lobos mientras aún estaba conscientes se convirtió en su mantra para dormir. Estaba sentado en el sofá de la sala de la enorme mansión de los Min, mientras sus hombres estaban a su lado, cada uno anotaba las opciones dadas por Kim Taehyung un hombre que tenía fama de sicópata, frío y calculador. Pero los hombres de Hoseok y la familia Min podían sentir la tensión sexual de los tres.
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Ji-Won no entendía el porqué de aquella tensión sexual, pues aquel chico parecía sacado de un cuento de terror, su mirada reflejaba el infierno, le hizo un comentario a Ji-Ho al oído y este sonrió y le respondió. ─ Acaso no puedes ver esos labios y esa piel tan tersa, el brillo en sus ojos ¿No te parece conocido?
─ El mismo de mi hermano después de la masacre.
─ ¡Exacto! Posiblemente haya vivido un infierno parecido.
Yoongi no podía alejar sus ojos de aquellos labios, imaginaba esa boca engullendo su pene y esos ojos viéndolo totalmente nublados de placer. Taehyung veía sus ojos y solo imaginaba como se verían mientras lo follaba, ambos estaban embelesados por aquel joven. Sin embargo, ambos habían llegado a la conclusión de que no era posible tenerlo pues podría desequilibrar su organización. Pero, cuando NamJoon se acercó al oído de Hoseok rosando con sus labios el lóbulo de la oreja, Hoseok sonrió y eso causó los celos de la pareja. ─ Jefe creo que es una idea bastante creativa ¿No lo cree?
─ Lo es, eres un maldito pícaro... Has percibido esto y te acercas tan descarado. ─ NamJoon llevó sus dedos a la mejilla de Hoseok y la acarició hasta descender a su cuello. Hoseok sintió la electricidad y no podía negar que su ejecutor era un dios en la cama. ─ Juegas con fuego.
─ Un pequeño aliciente nunca está de más, además Jin está excitado al verme coquetear contigo.
─ ¡Hijo de puta! ¿Me usas?
─ Sí.
─ Vas a hacer que me venga aquí mismo. ─ dijo manteniendo sus susurros con una sonrisa cínica y los ojos fijos en los dos mafiosos. Jungkook tenía su mano en el muslo de Hoseok pues este le daba control, ver a Jimin tan sexy le había desequilibrado. Hoseok entonces aclaró en voz alta. ─ ¡Me han convencido! Me parece bien la propuesta. ─ Se levantó y se acercó a los dos mafiosos que estaban de pie. Ambos se tensaron al sentir su aroma, pero sus miradas se desviaban hacia sus dos hombres que lo habían tocado. ─ Pero aún no me han dicho que quieren de mi.
