Corazones rotos

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Años atrás

Hoseok estaba en el quirófano, su corazón latía fuerte sintiendo aquellos dolores del embarazo, sabía que lo anestesiarían y perdería la conciencia, lo que llevaba en el vientre sería otro juguete de Hyde y de Arata. Eso le parecía atroz, sus ojos no tenían ni brillo ni vida, su cuerpo estaba lleno de marcas provocadas por las violaciones de sus captores, sabía que el parto lo habían programado un mes antes de lo previsto, el doctor So había controlado todo, no quería seguir en aquel lugar.  

Cerró lo ojos y recordó partes de su tonta vida color rosa, una madre que le compraba helado de vainilla cuando iba  de regreso de la escuela, tenía dos amigos que le acompañaban a todos lados y que siempre jugaban en el parque. Hoseok ya había visto a Hyde antes del secuestro, recordó que una semana antes este les había invitado a helado en el parque. Era hermoso y no vieron malicia en él, Hoseok reconoció su maldad cuando estuvo encima de su cuerpo y lo tomó a placer, al igual que Arata. 

Abrió los ojos y se quitó los cables conectados a su cuerpo, sabía que Arata y Hyde tenían una reunión en la casa principal, tomó algunos instrumentos médicos, conocía todo lo que había allí después de años en un quirófano. Seis años bajo las garras de dos violadores, Hoseok estaba harto quería morir y si podía evitar que Hyde consiguiera lo deseado, lo haría. Buscó por todos lados algo para destruir el lugar, no creían en lo que él haría, pues parecía sin ganas de vivir. Hoseok salió del quirófano y se acercó al tanque de gas, rompió la llave y dejó que escapara, luego salió de la habitación y vio el cuarto de aseo, conocía cada lugar pues hubo un tiempo en que vivió solo en ese laboratorio. 

Buscó todo lo que fuera inflamable, lo regó por todo el lugar, el dolor no le importaba, Jhope tenía el control y quería ver arder todo. Vio en la expendedora de bebida una soda, Hyde y el doctor So no lo dejaban tomar nada de eso, así que simuló una sonrisa y se acercó a la máquina la golpeó con fuerza hasta que sacó la soda, la abrió y la tomó. Aquel sabor fue el mejor de todos, pensó que era un buen alimento para ser el último. 

Cuando regó todo por el laboratorio sacó un encendedor y lo lanzó con la llama que hizo arder todo en un instante,  se metió al baño y sintió una fuerte contracción, negó queriendo morir allí mismo en el lugar que le había causado un infierno, Hoseok quería desaparecer ya no deseaba estar a merced de aquellos hombres, pero dos patadas de su hijo le hicieron sentir distinto y su otro yo salió, pero no Jhope el destructivo. 

─ Mi peor error fue haber aceptado mi fealdad... Porque ahora ya no tengo donde esconder el miedo y el miedo sigue vivo... ¡Aghh! ─ grito cuando salió arrastrándose por la ventana. Su cuerpo dolía y veía las llamas que consumían el lugar, sabía que pronto llegarían y debía irse, así que se fue internándose en el bosque, vio el bolso que había sacado con los instrumentos médicos si era necesario sacaría al bebé el mismo.─ Debo morir... No en esta mierda. ─ decía mientras caminaba sosteniéndose el vientre. 

Mientras tanto Hyde salía de su casa, se despidió de uno de sus socios, vio a lo lejos el humo y sus hombres llegaron nervioso. Pero no dijeron nada hasta que aquel hombre se alejó buscando a su jefe de seguridad. ─ ¿Qué mierda pasó?

─ Hubo un incendio, el doctor So está en camino porque...

─ ¿Qué? ─ dijo furioso al ver el nerviosismo del hombre. ─ ¡Habla!

─ El chico está allí a punto de hacerse la cesárea. 

Hyde lanzó un golpe rompiendo la boca del hombre. Llamó a So para saber si estaba en el lugar, pero este no respondía, entonces subió a su motocicleta y salió lo más rápido que pudo hasta llegar a al laboratorio.  Por otro lado Arata se despertó y observó a través de la ventana y al ver el humo solo pudo pensar en Hoseok, corrió rápidamente hasta llegar a la entrada de su mansión, pero Hyde entraba enojado junto con el doctor. ─ ¿Dónde está? 

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