𝐓𝐞𝐚𝐫 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐩𝐢𝐞𝐜𝐞𝐬
Lexi Winchester experimentó el infierno en su espalda. Ha cazado a todos los monstruos, mató demonios, vampiros...estaba en su sangre matar.
Pero cuando apareció un nephilim, tomó una decisión diferente.
Temporada 1...
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— No no no no — Sam murmuro con incredulidad.
Lexi, Sam y Dean Winchester se pararon donde Mary Winchester y Lucifer una vez estuvieron solo dos segundos antes de que Lucifer arrastrara a Mary a través de un portal a un mundo apocalíptico. Estaban en shock.
En el piso, estaba el cuerpo del ángel Castiel, su vida acababa de serle arrebatada momentos antes. Pero Sam no tuvo mucho tiempo para procesar antes de que su hermana corriera hacia la casa que estaba detrás de ellos.
Lexi no era cercana a Mary, la conocía desde hacia poco menos de un año y odiaba a Lucifer, pero no estaba demasiada molesta por perderlos. Pero Cas era su amigo, ella se preocupaba por el ángel durante el tiempo que pasaba con él. Ver su cadáver en el suelo le provocó un sentimiento de hundimiento en el corazón, lágrimas en los ojos llenas de conmoción.
Casi se olvidó del engendro de Satanás que acababa de nacer en la casa detrás de ellos. Mitad ángel, mitad humano, un Nefilim para ser precisos. La luz brilló a través de las ventanas de la casa oscura cuando Lexi salió corriendo por la puerta, con Sam cerca de ella. Corrió escaleras arriba y entró en el dormitorio tenuemente iluminado. Se detuvo cuando vio otro cadáver en la cama, la madre del niño, Sam empujó suavemente a Lexi para entrar en la habitación, se acercó al cuerpo de la mujer. Ambos hermanos se miraron tristemente, pero su tiempo fue interrumpido por un sonido de la otra habitación.
Con vacilación, los dos siguieron el rastro del sonido. Terminando frente a la habitación del bebé. Mirando al piso, Lexi frunció el ceño cuando vio huellas grabadas en las tablas del piso de madera.
¿Quién más estaba aquí?
No era exactamente como si el bebé pudiera caminar, sus ojos siguieron las huellas y entonces lo vió. Un adolescente estaba sentado en la esquina, hecho un ovillo y aparentemente desnudo. Un pequeño jadeo escapó de sus labios cuando movió su brazo para evitar que su hermano siguiera caminando.
Lentamente, el niño miró hacia arriba para mirar directamente a los dos extraños, sus ojos brillaban con un dorado brillante que iluminaban en la oscuridad.
— ¿Padre?
Clavó su mirada en Sam mientras se ponía de pie, recuperando su postura y aún iluminado la oscuridad.
— No. No, no soy tu padre — responde él tartamudeando e incredulo cuando el niño desnudo, que acababa de nacer hace unos minutos, se paró frente a él.
— ¿Jack? — Lexi habló, su voz suave y gentil, tratando de no asustarlo — Es Jack ¿verdad?
Pero Jack no la miró. Sus ojos dorados estaban pegados a Sam.