✚ Una maravillosa mañana ✚

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El tic tac del viejo reloj cucú hace eco dentro de una gran habitación, la Luna esta en el punto más alto de cielo nocturno, alumbrado con su blanca luz artificial el lugar, un par de ojos carmesí la contemplan desde la cama, a través de la ventana.

Es una Luna que comienza a cambiar de color, una Luna que se tiñe de rojo, un rojo como la sangre. Incluso hasta las mejores historias llegan a su fin y terminada su metamorfosis, un destello rojo sale disparado hacia el cielo, haciéndolo caer en un profundo sueño a un costado de su amando, siendo incapaz de evitar ya lo cumplido. Como el anfitrión que es.

Las manecillas del reloj han avanzado hasta marcar las 6 de la mañana, el sol a comenzado a salir de entre las montañas alzándose en el alto cielo y los primeros rayos de luz se hacen presenté dentro del blanco cuarto, sobre la cama dos personas aún se encuentran acostadas, uno ya despierto jugando con algunos mechones blancos de su acompañante, el cual aún duerme tranquilamente.

Si algo le encantaba a Touga hacer durante las mañanas era el contemplar el bello rostro de su amada esposa, tan claro como la piel de una muñeca de porcelana, de cabellos blancos como la nieve, tan delicado como finos sus rasgos faciales, que cualquiera sin duda alguna lo confundiria fácilmente con una hermosa mujer a simple vista, lastima que para aquellas personas su acompañante era un hombre de pies a cabeza por completo, amarlo no le era un impedimento y agradecía ser el único benefactor, que al despertar lo primero que viera era aquel rostro a primeras horas de la mañana.

    - Joder se ve tan lindo tan indefenso, tan fo... *

Así mismo el pecado lo invadió, después de todo aún casado, la lujuria era algo inevitable y más cuando sus más bajos instintos carnales se trataban solamente de su amado amante. Touga envuelto en sus más vulgares pensamientos no se percató del hecho que Marionett había ya despertado.

El contrario no pudo evitar sonreír al ver la peculiar cara que su hombre ponía cada vez que estaba metido en su mundo, parecía un niño pequeño el cual planeaba su siguiente travesura, algo que de cierta manera, adoraba de su cónyuge, Marionett se acercó hacia su marido y le beso en los labios, sacándole del trance en el se encontraba metido, Touga entonces lo observó.

Sus miradas se cruzaron y se miraron mutuamente el uno al otro, Si algo amaba más Touga de Marionett eran sus ojos,  tenía un color tan similar a la sangre, que casa vez que los veía lo hacían perder la razón, volviéndolo completamente loco de amor y deseó.

    - Buenos días, Karl - Dijo Marionett

Con su encantadora sonrisa aún en su cara, se levantó de la cama, dejando al pobre de Touga aún con la sensación de su amado impregnado en su boca, debes de corresponder su alegre saludo, prefirió molesta un poco a su esposa.

    - Que encantadora vista tengo - Comentó picaron, observando los muslos de Marionett, los cuales se asomaban debajo de la camisa que este llevaba puesto - Esa camisa si que te sienta bien, puedo ver perfectamente lo que me llama la atención

    -Lo dices como si no lo hubieras hecho a propósito, ahora me debes una compensación por todas las pijamas que hcistes trocitos - Se quejo mientras desabotonaba la camisa

    - Buenos amor mio, entiende también mi postura, esas prendas son un estorbo, sería más eficaz que durmieras en camisón o aún mejor sin nada

Mientras Touga hablaba, miraba desde la cama como Marionett se quitaba la camisa dejando su cuerpo al descubierto, lo cual ocasionó que el contrario emboscara una sonrisa, si algo estaba orgulloso era de cada marca que dejaba impregnada en el cuerpo de Marionett.

    - Claro que eso a mi en lo personal, no me molestaría en lo absoluto si lo hicieras, te preferiría así mil veces más bombón - Guiñadole un ojo

    - ¡Sinverguenzas! - Exclamó Marionett con un pequeño sonrojo en sus mejillas mientras se ajustaba el corset de su cintura

    - Bueno ¿Quien tiene la culpa de eso? - Pregunto levantadose de la cama, mostrando que solo llevaba puesto unos pantalones para dormir,  dejando expuesto de pecho - ¿Quien me anda provocando - Dijo mientras se acercaba a Marionett - ¿Enseñandome su exótica figura?

    - Que estas insinuando ¿Que yo te provocó Karl-Heinz - Respondió con una pregunta tras mirarlo

    - Si- Contestó mientras colocaba sus manos sobre la espalda baja de Marionett - Tu cintura, tus caderas y ese trasero tuyo, esas son las cosas que me provocan cada vez que te veo, hace que quiera pecar sin lamentar

Marionett observó los ojos ámbar de Touga, mientras era recostado sobre el sofá que tenían, dejandolo debajo de el, mostrando quien era el dominante de la situación, pequeños besos fueron proporcionados sobre su cuello, al mismo tiempo que sentía las manos de su amante acariciar sus muslos y teniendo ciertos roces con el contrario, un débil gemido salió de su boca tras ser mordido en el cuello.

    - Sabes que te amo ¿Verdad? - Le susurro en el oído

    -Te escuchó tantas veces que ya hasta el perdido la cuenta

    - Sabes que te amo ¿Verdad? - Le susurro en el oído

    - Y que ¿Cuando seré correspondido? - Preguntó tras tomar un mechón de su cabello y besarlo

    - Supongo que me e encaprichado durante estos tiempos pero eso hace que de cierta manera me sienta egoísta cada vez que lo hace

    - Interesante douce femme...

Y como una pareja de recién casados, consumieron aquel acto nuevamente, aunque para estos dos amante, más bien, se había transformado en una rutina de todos los dias, de la cual nunca podrían aburrirse como el matrimonio que era.

Sakamaki Semekak...


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¿QUE ES LO QUE MAS DESEAS? (SECUELA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora