Casting

215 17 4
                                    

Entré a mi habitación con el corazón aún palpitando rápido, la adrenalina de los castings seguía latente en mi pecho. Contrario a la mayoría, me sentía revitalizada después de enfrentarme a las cámaras y directores; quizás porque la actuación siempre había sido mi pasión más profunda y cada audición era una oportunidad para brillar.

Mi mejor amiga en el mundo, Stefanie, se había mudado hace unos días al departamento de enfrente, así que la mayoría del tiempo estábamos juntas. A veces, ella en casa y otras yo en la suya. Nunca me había hecho amiga de una persona en tan poco tiempo, pero lo que estaba pasando con ella era muy diferente a lo que estaba acostumbrada.

Solté un bostezo que resonó por toda la habitación, seguido de una carcajada. Stefanie me imitó y me atacó con mi almohada de Justin Bieber, una reliquia desde mis catorce años.

Stefanie soltó una risa, tomó el almohadón y me empezó a pegar. Lo agarré y se lo quité de las manos, no podía permitir que le hicieran eso a Justin. Sabía que era solo un tonto almohadón, pero para mí era una reliquia de hace mucho tiempo.

—Oooh, vamos, no seas aguafiestas, verás que vas a quedar —me animó mi mejor amiga de toda la vida.

Dejé el almohadón que estaba abrazando a un lado y la miré con seriedad.

—No lo sé, quizás ni debí haber hecho la prueba.

—¿Por qué eres tan mala contigo, ____?

Soltó de sus labios, mientras se sentaba a mi lado.

—Porque sería mi primer papel y no lo sé...

—En la pantalla, pero ya actuaste en teatro por años.

Asentí.

Ella tenía razón, era cierto. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Esto iba a ser igual que actuar en el teatro. Bueno, claro que no, pero la idea de pensar en eso me ayudaba a calmarme un poco.

—No importa, lo que acá importa es que muy pronto te vas a graduar de periodista —le recordé con una enorme sonrisa sobre mis labios—. ¿Cómo van las pasantías?

Su mirada me dejó en claro una cosa: nada bien, sino hubiera respondido rápido.

—No, yo... No. —Negó más de una vez.

—¿Qué pasó? —La miré preocupada.

No quería que mi amiga estuviera mal, la deseaba ver triunfar.

—Conseguir noticias no es tan fácil como aparenta —me explicó.

Su teléfono empezó a sonar, así que la miré alzando ambas cejas.

—¿Tienes que irte? —Pregunté intrigada.

Ella me miró sin entender y señaló mi celular.

—No es mi teléfono, es el tuyo.

Tragué saliva sonoramente y vi que en la pantalla decía número privado. ¿Quién me iría a llamar a esas horas? No tenía sentido alguno.

—¿Sí? —cuestioné en cuanto atendí la llamada.

—¿Señorita Ferraioli?

Puse en manos libres y esperé un instante para asimilar lo que estaba pasando.

—Esa soy yo.

—Nos contactamos para decirle que usted tiene un papel en la serie Stranger Things, sus filmaciones empezarán en mayo. Le enviaremos la información a su representante, no se preocupe.

—¡Muchas gracias! —chillé emocionada.

La llamada se terminó.

Miré a mi amiga, la cual también me estaba mirando y parecía más sorprendida que yo.

Solté una risita divertida y corrí a abrazarla, sentí que mi mundo recobraba un poco de sentido.

Después de haber dejado a mis padres en Buenos Aires, me sentía muy sola, pero al menos mi amiga estaba conmigo. Eso me reconfortaba.

Mi mamá detestó la idea de que me mudará sola a California, pero la verdad era que mi tía vivía muy cerca, así que si tenía algún inconveniente, solo iba a verla.

Papá, bueno, a ese hombre no lo veía desde hace mucho tiempo. Lo último que supe había sido que se había ido a vivir a México. Ni siquiera se había despedido de mí, solo se fue y no miró atrás. No me enteré hasta que mi tío vino a casa a decírmelo.

—¡Dios! —gritó Stefanie.

Dejé mis pensamientos a un lado y la miré sin entender nada.

—¿Qué pasó?

Me pasó su celular con un post de la mismísima cuenta de Stranger Things que me daba la bienvenida a su cast. Me cubrí la boca con mi mano derecha y no supe si estaba soñando o si todo esto era real.

Solté un suspiro de mis adentros y le di like a la publicación. Noté que ya varios de los actores y actrices le estaban dando apoyo y comentando cosas muy bonitas.

—Es una locura —me dijo abriendo su computadora.

La miré extrañada. Me senté en mi silla y empecé a girar mientras la miraba.

—¿Qué harás?

—Escribir. —Fue lo único que salió de sus labios.

Al cabo de unos minutos, cerró la laptop y se puso de pie.

—Tengo que irme. Te deseo mucha suerte, _____.

—Gracias.

La vi irse corriendo y me acosté en la cama. Cuando mi celular empezó a sonar sobre mi vientre, solté una risita divertida y lo tomé para luego atender.

—¿Sí?

—¿____ Ferraioli? —Escuché una voz familiar.

Fruncí el entrecejo y me senté.

—Sí, ¿quién es? —me atreví a preguntar.

Hubo un momento de silencio hasta que su voz se volvió a escuchar.

—Soy Joe Keery —respondió con toda la naturalidad del mundo.

¿Esto era cierto? No, imposible. Nada de esto podía ser cierto. Estaba hablando por teléfono con Joe Keery.

Respiré hondo, carraspeé por un instante y luego sonreí.

—Ooh, hola —dije, mientras jugaba con mis dedos.

Se escuchó una interferencia.

—¿Qué dices? —cuestionó—. Te la paso.

No podía decirle que no había escuchado nada de lo que dijo. Miré a la pared y luego asentí.

—Sí, claro.

—Perfecto, te veo ahí. En una hora.

La llamada terminó y me quedé allí con el teléfono en la oreja, intentando procesar lo que acababa de aceptar.

Mi celular vibró de nuevo, mostrando un mensaje con la ubicación. Miré la dirección, intentando recordar si había estado allí antes.

¿Debería ir?

Mordí mi labio inferior, perdida en pensamientos mientras contemplaba lo que parecía ser un cambio trascendental en mi vida.

Fake news [Joe Keery]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora