No esperaba eso

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—Oooh, ¿segura? —escuché una voz, pero no era Joe Keery.

Sonreí amplia al saber que se trataba de Joseph Quinn, Joe. Reí leve por la confusión y me acerqué a la puerta, estiré mi mano y la abrí. Me lancé a sus brazos y me abrazó fuertemente. Lo miré a los ojos, encontrándome con los suyos y, a lo lejos, pude ver la mirada de Keery.

Me obligué a separarme de Joe para adentrarlo al mi remolque. Se sentó en uno de los lugares y me miró, parecía estar esperando que le dijera algo, pero ¿qué?

—Lo siento, pensé que eras... —No me dejó terminar mis palabras.

—Lo sé. —Me miró con tristeza—. ¿Por qué se llevan tan mal?

Me sorprendió lo que salió de sus labios, la verdad era que no nos llevábamos tan mal con Keery, solo era algo demasiado complicado para dar una explicación.

Tenía que pensar con seriedad cuál sería la respuesta para darle. ¿Podría ser sincera con él? Quizás él lo entendería. Yo le había comentado un par de cosas al respecto, pero ya había pasado algo de tiempo y con nuestras vidas, lo más probable era que ya lo haya olvidado. No podía culparlo, después de todo, también lo hubiera olvidado.

—Mmm... ¿Qué tal si hoy vamos a esa fiesta que me dijiste? —cambié el tema rápidamente.

Su mirada me demostró incertidumbre.

—Claro, pero... Está bien, entendí. No quieres hablar sobre él —comentó divertido, a lo que asentí.

Era verdad, no estaba dispuesta a que mi noche se arruinara por pensar en ese hombre o ¿debería haber dicho niño?

—Entonces, ¿haremos algo? —Alcé una ceja—. Estoy cansada y aburrida. Hagamos algo, Jo.

Escuchó mis palabras y se puso de pie. Caminó hasta mí, me abrazó por detrás y pude notar su sonrisa por el reflejo en el espejo.

—¿Qué tan cansada y aburrida estás? —me preguntó, apartando mi cabello a un lado, mientras sus labios se impactaron en la piel de mi cuello.

Me sorprendió, pero me gustó. Sin embargo, mi mente, al cerrar los ojos, se imaginó otro rostro: el de Joe Keery. Me separé lentamente y sonreí leve.

—No, yo... Hay que ir a la fiesta —susurré divertida acomodando mis pantalones.

—Te queda bonito. —Señaló el pantalón con su cabeza.

—Ya cállate, es solo un tonto pantalón. —Me miré al espejo para ver si estaba bien.

Él notó lo que estaba haciendo y soltó una risita divertida.

—Siempre luces hermosa, no te preocupes.

Me di la vuelta y le pegué en el hombro. Él volvió a reír y negó.

—Bueno, vamos. Quiero salir de aquí ya, Jo.

Él salió del remolque y me tomó de la mano para bajarme. Reí leve y otra vez estaba Joe mirándonos desde las sombras. Jo notó eso, supo que alguien nos estaba viendo, así que giró (conmigo en brazos) y su mirada se enfocó en la de Keery. Ambos se mataban con la mirada, se decían de todo sin decir palabra. Cualquier sonido sobraba, no era necesario.

Me bajé de sus brazos y saludé con la mano a Joe, él me ignoró por completo y se marchó con una mueca de desagrado que nunca había conocido hasta ese día. Era como si hubiera visto a sus padres teniendo sexo, algo asqueroso y repulsivo.

—¡Joe! —gritó Quinn y salió corriendo detrás de Keery.

Joe se detuvo en seco y lo miró.

—¿Qué pasó? —espetó con voz alta y frustrado.

Jo se sorprendió por la actitud del contrario, ya que nunca se habían llevado mal. Siempre se habían divertido y pasado bien en el set, pero desde que llegué yo... No hacía falta que dijera algo.

—¿Vendrás a la fiesta?

Está vez, era yo la sorprendida. ¿Lo estaba invitando después de todo lo que... No podía ser cierto.

Joe me miró y luego a su amigo.

—No —sentenció.

Me quedé quieta, mirándolos desde mi lugar. Me sentía más que incómoda por la escena que estaba presenciando. No entendía y, al mismo tiempo, me frustraba saber que todo esto tenía una razón y esa era yo.

—Vamos, será divertido. Ven —insistió Quinn con diversión.

Joe lo miró de un modo suave, pero luego esa mirada cambió. Ya no era la misma, le estaba diciendo todo con sus ojos. Lo pude notar y eso que no estaba tan cerca como Joseph.

—Ya basta, Joseph, déjalo. Si él no quiere...

Keery se acercó a mí al escuchar que abrí la boca. Lo tenía frente a frente. Tragué sonoramente, ya que no sabía lo que podría suceder.

Todo aquí era tan... Impredecible.

No era buena para estas cosas y Joe era más tímido de lo que me hubiera imaginado.

—¿Eso quieres? —me preguntó observando mis ojos.

Me quedé callada, ¿qué le iba a decir? Sí, la verdad es que me encantaría que vinieras, pero no puedo me pienso arrodillar y suplicar. No, claro que no.

—¿Lo que quiero? —Alcé una ceja.

Él asintió.

—Sí, ¿quieres o no que vaya a esa fiesta? Porque, por ti, iría hasta... —No continuó con su frase.

Hice una mueca con mis labios y luego me encogí de hombros.

—Yo no soy quién para decirte lo que tienes que hacer. Eres un hombre. Si quieres ir a la fiesta, ve.

Comenté con seriedad.

Su mirada me dejó en claro que él estaba esperando otras palabras salir de mis labios. Y lo sabía, yo también quería decirle otras palabras, pero no pensé.

Él asintió, saludó a Joseph y luego se fue. Quinn se acercó a mí y sonrió.

—Bueno, vamos a la fiesta.

Asentí con la cabeza tan solo una vez.

Me tomó del brazo y empezamos a caminar rumbo a la camioneta. La fiesta no era tan lejos ni tan cerca, pero íbamos a llegar a tiempo y eso era lo que importaba.

A ninguno de los dos nos preocupó la vestimenta que llevábamos, después de todo, nos veíamos bastante bien. No era necesario cambiarnos para luego sudar mientras bailáramos.

Cuando llegamos, bajamos del auto. Él tomó mi brazo y me empezó a guiar por un camino hacia donde sería la fiesta.

Supuse que esta noche iba a ser divertida. Solo nosotros dos... ¡No puede ser!

Fake news [Joe Keery]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora