Capítulo 8

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JIN - EL RESIDENTE 

—Entonces, ¿dices que nunca vas a decirle que fuiste tú quien lo plantó? —Jimin se sentó frente a mí en nuestra cafetería favorita—. Realmente no creo que sea tan importante, y tal vez se ría de ello. ¿Sabes?

—No, no veo un punto en ello. —Tomé un poco de café con leche—. Tenemos una muy buena relación de trabajo en este momento, y realmente me gusta trabajar en una práctica privada, mucho más de lo que pensé que lo haría. Ha sido genial.

—Bueno, bien por ti. ¿Es un buen jefe?

—Sí, en realidad. No ha sido más que agradable y paciente conmigo cuando se trata de todos los gráficos que tengo que hacer, y realmente no quiero echarlo a perder. No puedo permitirme echarlo a perder.

—Supongo. Entonces, al trabajar junto a él, ¿te sientes menos atraído por él?

Demonios, no... —Sí, un poco. —Mentí porque no podía obligarme a admitir la verdad sobre el Dr. Kim. El hombre básicamente caminaba y respiraba sexo, y todos en esa oficina lo sabían. Demonios, incluso sus pacientes lo sabían. De hecho, me sentía bastante seguro de que el veinte por ciento de sus pacientes eran perfectamente normales y solo reservaban sus sesiones de terapia de trescientos dólares por hora para así poder coquetear y mirarlo fijamente.

Pensé que podría manejarlo al principio. Honestamente creía que sus simples gestos de comprarme café por la mañana, ofrecerme comprar el almuerzo o permitirme sentarme en las sesiones eventualmente no me afectarían, pero todas las noches, cuando me hallaba solo en mi cama, mis dedos encontraban su camino por debajo de mis bragas y todo lo que podía pensar era él.

Hacía lo mejor que podía para evitar estar cerca de él porque no necesitaba mucho para que me excitara, pero con cada segundo vistazo que me daba y cada bocado de sus preciados caramelos Twizzlers, me acordaba de que, de verdad, realmente, quería sentirlo dentro de mí.

—Uups. —Jimin se levantó de la mesa cuando su buscapersonas sonó—. Este es uno de mis internos. Tengo que irme.

—Nos vemos en casa más tarde —le dije—. Pero, espera. Dime, ¿la residencia en Manhattan Medical es todo lo que pensaste que sería? ¿Es tan genial como solíamos soñar?

—Absolutamente no. —Sonrió, mintiendo como un buen mejor amigo—. Es absolutamente horrible y creo que lo odiarías totalmente.

—Gracias.

Me dio un abrazo y se fue del café.

Me tomé mi tiempo para beber el resto de mi café con leche, y decidí ir al trabajo una hora antes para hacer un trabajo adicional para el Dr. Kim. En el momento en que entré en "nuestra" oficina, noté inmediatamente que el escenario era diferente.

Movió mi escritorio a una esquina, y colocó dos estanterías al lado que se encontraban llenas de archivos. No solo eso, sino que instaló una pantalla plegable que separaba mi lado de la oficina del área donde los pacientes se sentaban en la tumbona. Oh, y él se llevó los dos jarrones de caramelos Twizzlers de "Gracias por ser un gran residente" que acababa de darme ayer. Los movió a su escritorio, dándole seis puestos de dulces y a mi ninguno.

¿Qué demonios sucede?

—Buenos días, Dr. SeokJin. —Encendió las luces mientras entraba en la oficina segundos después—. Llega temprano esta mañana.

—Sí, quería venir a trabajar un poco en la carta de Letterman antes de reunirnos con él hoy.

—No nos reuniremos con él —dijo, con la voz entrecortada—. Solo seré yo. Tendrá que irse de mi oficina cuando venga y hacer su trabajo en el salón de descanso hasta que termine la sesión. Tendrá que salir de mi oficina cada vez que me encuentre con un paciente por el resto de la semana.

Parpadeé, completamente confundido.

» Además —dijo, señalando las estanterías—. ¿Ves esos archivos que he colocado allí?

No respondí. Solo asentí.

» Necesito todos clasificados para el final de la semana, por lo que le sugiero que comience con los pacientes que son más corrientes en las sesiones. Hará su trabajo mucho más fácil. ¿Alguna pregunta? Parece que tienes algo que decir.

¿Eres bipolar?

—Um... ¿Por casualidad te olvidaste de tomar cualquier med... — Dudé en continuar cuando noté que entrecerraba sus ojos hacia mí, desafiándome a completar esa oración—. Con todo respeto, Dr. Kim, necesito practicar algo. Ese es el objetivo de una residencia. No puedo archivar documentos todo el día.

—Eso es exactamente lo que vas a hacer todo el día.

—No... —Crucé los brazos, odiando el hecho de que incluso en medio de él siendo un completo idiota, todavía tenía la capacidad de excitarme—. El programa que usted y su equipo gentilmente prepararon dijo que mis primeros tres meses los pasaría trabajando directamente con usted y aprendiendo sobre las mejores formas de manejar la terapia cognitiva. No dicen nada sobre leer gráficos y archivos todo el día.

—¿Me desafía?

—Le estoy advirtiendo. —No iba a dejar que me empujara, no importa cuán húmedas se encontraban mis bragas en este momento—.

No me importa hacer los archivos en orden correlativo, y no me importa trabajar horas extras para hacerlos.

—No le pago horas extras.

—Independientemente —dije, entrecerrando los ojos para mirarlo—. No me importa hacer esos archivos en orden de importancia, pero si usted cree que va a obstaculizar mi carrera de alguna manera porque tiene un mal día y no ha tomado sus medicamentos, usted tiene que pensarlo dos veces, Dr. Kim.

—¿Es así, Dr. SeokJin?

—Sí, eso es así. —Miré directamente a sus hermosos ojos azules—. Eso es muy cierto.

—Ummm... —Una ligera sonrisa cruzó sus labios, pero no la dejó quedarse—. Entonces, lo que dice es que le prometieron un cierto tipo de resultado para la residencia y esperas que yo aparezca y honre exactamente lo que te dijeron, ¿correcto?

—Sí. Eso es exactamente lo que digo.

—Entonces, la idea de que cambie repentinamente de opinión en el último momento y no cumplir con lo que originalmente concordamos sería, ¿cómo puedo poner esto...? ¿Jodido?

—Um, sí... —No estaba seguro de a dónde iba con esto—. Sí, supongo que podrías decir que estaría "jodido". ¿Eso significa que entiende a dónde voy?

—No. —Me miró fijamente—. No, demonios, no es así. Significa que eres un residente. Eso significa que me informas sobre esta parte de tu programa y haces exactamente lo que te digo que hagas, ya sea que pienses que es importante para tu carrera o no.

Me mordí la lengua antes de que las palabras "¿Quién diablos crees que eres?" pudieran salir de mi boca.

» Incluso le hice un favor —dijo, sacando una pequeña hoja de papel de su bolsillo y entregándomela—. Escribí los archivos más importantes para usted. Los veinte primeros que necesito terminados mañana a las nueve en punto, específicamente los archivos de la familia Yarbrough. Sin excepciones. ¿Estamos claros?

No le respondí. Me quedé parado allí con mis dientes apretados, con las palabras que realmente quería decir metidas debajo de mi lengua.

» ¿Dr. SeokJin? —Se acercó a mí, cerrando la brecha entre nosotros—. Dije, ¿estamos claros?

—Claro como el cristal, Dr. Kim. —Forcé una sonrisa—. Le entiendo completamente.

—Bien. —Me miró de arriba abajo y luego se dirigió hacia la puerta—. Ah, y por cierto —dijo, mirando por encima de su hombro—. Todo lo que probablemente sientas en este momento está más que justificado. Es exactamente como me sentí cuando me plantaste, SweetAlpaca1204.

Mi mandíbula inmediatamente cayó al suelo.

» Lástima que no pude probar qué tanto se podía abrir tu boca la noche que se suponía que íbamos a encontrarnos —dijo, luciendo mucho más molesto de lo que lo hacía hace unos minutos—. Si su expresión conmocionada es una indicación, su boca es bastante impresionante. 

Office Romance #2 - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora