Capítulo 9

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NAMJOON - EL DOCTOR

Tomé dieciséis niveles de pasos hasta mi piso temprano la mañana siguiente, necesitando aclararme la mente y encontrar una forma para disculparme con Jin. Bueno, de alguna manera, iba a disculparme por todo lo que le dije ayer. Aun así, iba a hacer que hiciera más papeleo de lo que era necesario porque necesitaba ser castigado en algún tipo de manera por arruinar nuestra amistad en línea perfectamente buena. Pero no iba a evitar que se sentara en las sesiones conmigo.

Tenía más que razón en necesitar conseguir tanta práctica como fuera posible, y yo no iba a retenerlo. Eso, y la verdad es que él era bastante impresionante cuando se trataba de analizar las sesiones más tarde. Encontraba su perspicacia y su intelecto bastante refrescante.

—¡Buenos días, Dr. Kim! —me saludó Nayeon cuando emergí del elevador.

—Buenos días, Nayeon. ¿Algo que tenga que saber antes de encerrarme en la oficina?

—Tu cita de las tres canceló, así que moví tu sesión de las cinco a las cuatro. La Dra. Hyuna acaba de firmar un nuevo acuerdo literario, así que asegúrese de felicitarla. El Dr. Choi acaba de descubrir que su esposa está embarazada, haga lo mismo. Y necesitaré que firme esos resultados de laboratorio que envió cuando lleguen hoy al mediodía.

—Muchísimas gracias, Nayeon.

—Un placer.

Entré a mi oficina y bloqueé la puerta. Luego encendí las luces y parpadeé varias veces para asegurarme de que lo que veía en este momento era real.

Jin se encontraba sentado en mi escritorio. En mi silla. Con mis tiras de caramelos Twizzlers.

Se hallaba reclinado con sus botines rojos perfectamente posados encima de un montón de libros, y se veía como si hubiera reorganizado todo en mi oficina de como estuvo cuando empezó por primera vez aquí. Luciendo incluso más sexy que ayer, sus labios se veían cubiertos de un rosa brillante y levantaba una ceja; mirándome como si estuviera esperando a que le dijera algo.

No lo hice.

Apagué las luces y salí de mi oficina completamente, sabiendo que tenía que estar imaginando esta mierda.

Era mejor que estuviera imaginando esta mierda...

Fantaseé con envolver esa boca tentadora alrededor de mi polla mientras él se sentaba en mi escritorio hace unas horas, así que asumí que esta era una proyección vívida del mundo real de aquello. Además, ¿qué razón tendría él para estar en el trabajo cuatro horas antes?

Regresé a mi oficina, encendiendo las luces una vez más, pero Jin seguía allí; viéndose tan atrevido y descarado como siempre.

—¿Puedo ayudarle con algo, Dr. Kim? —dijo él—. ¿Hay un problema?

—Sabes jodidamente bien que hay un problema. —Puse mi maletín en el suelo—. Pero, ¿sabes qué?

—¿Qué? —Cruzó los brazos.

—No voy a regañarte por sentarte en mi escritorio a la medida por el que pagué una fortuna, ni voy a regañarte por reorganizar mi oficina sin mi permiso.

—Sentarme y mover los muebles de su oficina no es un crimen, Dr. Kim.

Rodé los ojos, apegándome al tema en mano.

—Voy a apagar esas luces otra vez, y luego voy a irme a una caminata de quince minutos. Quince. Minutos. Al segundo que vuelva, voy a encender las luces una vez más, ¿y sabes qué pasará entonces? Tú no estarás sonriéndome con suficiencia, y además no habrás tenido un Twizzler robado colgando fuera de tu maldita boca.

Miré a su escritorio y vi que devolvió las dos jarras de Twizzlers a su escritorio.

» Hablando de caramelos Twizzlers —dije—. Esas jarras ya no te pertenecen más, son solo para gente que aparece cuando se supone que lo hagan.

No dijo nada, solo me miró furioso y tomó otro mordisco. » Quince minutos, Jin —dije, apagando las luces—. O verás. 

Office Romance #2 - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora