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Las risas resonaban en el lugar al igual que las copas tintineantes. El vino se bebía a montones y los platillos desaparecían con el pasar de las nubes.

Una celebración se hacía presente en lo más alto del Monte Olimpo.

En el templo de Zeus se alzaba el emblema de los dioses. Una enorme insignia dorada que tenía de símbolo un enorme rayo, simulando un trueno.

Aquello indicaba que una buena noticia se estaba haciendo lugar en el cielo y sólo las divinidades más cercanas al patriarca tenían la oportunidad de ser partícipes en ese bello momento.

— ¡Escuchen todos!

Una potente, pero rasposa voz exclamó con entusiasmo a los presentes.

— Es un honor para mí estar frente a ustedes para celebrar el aniversario de mi primogénito — hizo una pausa, ensanchando su sonrisa— mi hijo, Hércules.

El público llenó de aplausos el momento y Zeus junto a su esposa no hicieron más que seguir sonriendo, viendo hacía abajo donde una enorme cuna con forma de cornucopia estaba presente para mostrar al pequeño retoño del dios.

Un pequeño niño de grandes ojos azules exploraba uno por uno a las divinidades que estaban ahí. Sus rizos rubios eran lo suficientemente largos para hacer un espiral casi perfecto y su pequeño cuerpo era regordete, casi como un bebé humano.

Ante esta vista, nadie pudo evitar soltar un sonido de ternura que inmediatamente fue silenciado cuando un dios, exclamó:

— ¡Ah, que conmovedor!

Todos se giraron de inmediato con un gesto de mala gana al ver quién era el dueño de esa voz.

De las sombras, emergió una figura oscura y tétrica. De su cabeza, salían llamas azules y su piel grisácea contrastaba con el mundo de colores que estaba en el lugar.

— ¡Hades! ¡Hermano mío! — el hombre alto y fornido exclamó corriendo a su encuentro con esa sonrisa amplia que le permitía mostrar sus perfectas perlas — Que gusto me da verte por acá, ¿has venido a ver a tu sobrino, no es así?

— Por desgracia — concedió el dios, con su típico tono irónico — Decidí venir sólo porque no había nada mejor que hacer en el inframundo. Después de todo, los humanos cada día son más resistentes a la muerte.

— ¡Oh por dios, Hades! — exclamó Hermes — ¿Crees que es apropiado hablar de esos temas en una celebración como esta?

— No es como que sea un tema que se pueda olvidar fácilmente — opinó el dios del inframundo.

— Él tiene razón, hermano — interrumpió Zeus mientras pasaba su brazo alrededor sus hombros — Deja el trabajo por un momento y únete a la celebración.

— Me encantaría mucho ser tan despreocupado como tu hermanito, pero déjame recordarte que fuiste tú quien me asignó ese puesto.

Hades le miró de arriba-abajo con una sonrisa cínica, escondiendo detrás de sus afilados dientes el enorme rencor que le tenía.

El mayor de los dioses no pudo evitar palmear su espalda con brusquedad y haciendo menos el martirio de su hermano continuó arrastrándolo entre el pasillo para que pudiera ver a su sobrino.

— ¡Vamos, Hades! — comenzó — eso fue hace años, deja el pasado atrás y vive el presente, ¿o no deseas olvidar?

— ¿Tengo que responder esa pregunta o puedo fingir demencia?

El albino no pudo evitar rodar los ojos por un momento, pero río ante el sarcasmo de su hermano. No le tomó mucho tiempo a Hades hacer conciencia que delante de él se encontraba el hermoso bebé de su hermano mayor o como Zeus describiría "su mayor adoración".

『︎ Debilidad  』︎ 𖥔  ❲ Hércules x OC ❳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora