Capítulo 4

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Un día mi papa me dijo: "Si aceptas que te traten mal cuando toda tu vida te hemos tratado como reina, no solo te estás faltando el respeto a ti misma, sino a tu familia". Pero a la mierda la familia, los azotes se sienten muy bien.

—... once... doce... trece... —y se detienen. Ya no siento dolor, asi que relajo mis músculos. Y vuelve a golpear con un látigo que toca mi piel con cada fibra de cuero falso y se me contraen los musculos.

—Me duele el brazo de solo azotarte, muñeca... Aún asi, ¿quieres tener sexo conmigo? —pregunta esperando oír una respuesta positiva.

—Siempre quiero, amo.

—Y yo siempre espero que quieras.

Me da vuelta en la cama y me posiciona frente a él, de manera que su pelvis es cercana a la mía. Por mi parte estoy completamente desnuda, él solo está en boxer.

Cuando se baja tan solo un poco la ropa interior, su miembro sale disparado con una erección muy notoria. Saca un preservativo que estaba en los pantalones que anteriormente estaban en sus piernas, lo abre y se lo coloca. El condón es grande, perfecto para él.

Ubica su pene en mi entrada, aún sin hacer algún movimiento de penetración. Luego de unos segundos, con mucho control, adentra su miembro en mi vagina, sin aviso, sin cuidado. Porque asi es el sexo que nosotros tenemos: con golpes, con dureza, sin delicadeza, sin cuidado.

Mientras da embestida tras embestida, nuestros cuerpos producen un sonido tan excitante que cada persona que quisiera escuchar le darían ganas de hacer algo más que ver. Me toma por los muslos y me posiciona en sus caderas para seguir moviéndose mientras me lleva contra la pared y me golpea en cada ocasión en donde me arremete.

Miro hacia donde nuestros cuerpos se unen, una unión de lujuria y deseo. Alik se detiene un momento con su miembro adentro y me mira a los ojos desafiantes, nuestros ojos se conectan y yo también lo miro con tanto deseo, que él me da una cachetada.

Sonrío y él sigue embistiendo con una cara de placer que hace que tenga un gran orgasmo mental. Todo mi cuerpo se contrae y lo único que pienso es en el placer inimaginable que siento. Llego a la cima del placer, literalmente, siento como su pene toca levemente mi punto g y yo lo disfruto tanto como puedo.

Me lleva a la cama y me deja recostada, saca su miembro de mi entrada y se queda de pie enfrente de mi.

Me hace una seña con los dedos para que me acerque a el y se comienza a masturbar. Sus dedos alrededor de su pene generan una onda de placer que atraviesa toda la habitación, atraviesa todo mi cuerpo a la vez, asi que me acerco con mi boca abierta y me posiciono debajo de su miembro. Él se viene en mi lengua y todo su semen se desplaza por mi boca, lentamente trago el liquido viscoso y al finalizar me lamo los labios.

Sus manos se posan en mi cara y me comienza a besar. Me quedo pasmada por un segundo, pero el asegura su agarre y le sigo el beso. Me tira atrás en la cama y lentamente pasea su lengua por mi cuerpo, con tanta delicadeza que lo desconozco.

Suponiendo que le gusta, sigo adelante sin pensar en nada más.

Besos dolorosos [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora