𝐈𝐈𝐃𝐘︱ ❝ Mándame lejos con las palabras de una canción de amor❞
Donde Maia y Jungwon viven una historia de amor soñada
o
Donde Maia está condenada a no cumplir sus sueños
Portada hecha por: @j-jmpau
Primer...
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Maia sabe que es amar. O bueno, eso es lo que cree. A los dieciséis le diagnosticaron insuficiencia cardiaca. En el hospital conoció a muchas personas. Conoció a un chico, con cancer dos años mayor que ella.
Fue la primera vez que sintió mariposas en el estómago, la primera vez que tuvo una cita en la sala de recuperación. Fue la primera vez que su corazón se rompió cuando él dejo estar, cuando la enfermedad lo alcanzó. Alcanzó a la mayoría de sus amigos y casi la alcanza a ella. Justo cuando la muerte estuvo apunto de llevarla entre brazos, algo la salvaba.
—¡Maia!—Yuna le gritó para que volviera a la realidad-Concéntrate, aún no encontramos el atuendo perfecto.
—Yo me hubiera quedado con el vestido, es lindo—Eunji sonrió tomando en manos el vestido floreado—Además no es la gran cosa, es solo una cita.
—Por su puesto que es una gran cosa—Yeonjun interrumpió—Es su primera cita con Jungwon.
Eunji rodó los ojos disimuladamenta, harta de oir el nombre del chico. Maia miró el closet nerviosa. Jungwon la había invitado a salir y toda la tarde sus amigos la habían tendio presa escogiendo que se iba a poner.
—¡Lo encontré!—Yuna saltó de emoción—Según las pistas que Yeonjun me dió sobre su cita, este es el atuendo definitivo.
Maia miró con una sonrisa lo que su amiga traía en manos y rápidamente entró al cambiador.
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Maia se peinó por milésima vez el cabello, acomodándolo.
—Unnie, Jungwon-ssi ya está aquí—Kaori apareció a en la puerta. Maia asintió y tomó su bolso. Bajó las escaleras sintiendo los nervios a flor de piel.
Jungwon miró a la chica bajar y casi deja caer baba. Tan hermosa, con su dulce sonrisa que hiponitzaba a cualquiera. Su cabello, ahora rubio, estaba perfectamente peinado dejandolo en una ondas perfectas. Traía puestos unos jeans celestes a la cadera, junto a un top blanco manga que se sostenía por los hombros.
—Cierra la boca que babeas el piso—Kyujin se burló, haciendo que el chico desviara la mirada avergonzado—La traes tarde o con un solo rasguño te mato.
