Promesa 2

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Maraton 2/4

Nita me vio entrando y me regaló una amplia sonrisa. Su hermosa hija también lo hizo

"¡Rebecca!" Ella se acercó a abrazarme. "¿Cómo amaneciste, mi cielo?".

"Muy bien. ¿Y tú?"

"Demasiado bien gracias a Dios" Ambas sonreímos "Ve a sentarte pequeña, te voy a servir el desayuno".

Ella volvió a la encimera de la cocina y comenzó a buscar algunos platos en los cajones. Freen, se acercó para darme un besito de buenos días y me arrastró al comedor.

Yo me senté, pero ella no.

"¿Te gusta cómo me veo?" Me preguntó, dándose una vuelta y mostrándome la ropa que se había puesto. Dios mío... era más que obvio que me gustaba, de hecho, me encantaba. Se veía hermosa con esa blusita azul de mangas y ese short negro con puntos blancos que se ajustaba perfectamente a sus piernas.

"Claro que sí. Te ves preciosa freen"

"Ya lo sabía". Me guiñó un ojo.

En ese momento, nita llegó a nuestro lado y me dejó un rico plato de frutas, unas tostadas y un jugo de naranja.

Ella volvió a la cocina, y no sé si en realidad podría acostumbrarme a esto, pero... de nuevo freen me arrebató el tenedor y comenzó a alimentarme.

Terminé de desayunar, fuimos a la cocina para dejar el plato, mi abuela me lo recibió y aprovechó para darme la lista de lo que tenía que comprar.

Le pedí las llaves de la camioneta a papá y me fui con freen, no sin antes decirle que estuviera pendiente de la llegada de seoul.

...

"Amo las compras". Freen cantaba y saltaba como una niñita pequeña por los pasillos del supermercado.

Nuestro carrito iba lleno de todo, menos de lo que teníamos que comprar. Ella estaba como loca llenándolo de puros malvaviscos, bananas, chupetas, gomitas. Todos los dulces que encontraba.

De repente vi que se detuvo en la sección de chocolate, se quedó mirando toda la estantería y finalmente de lo más alto, bajó un frasco de chocolate líquido. Me volteó a mirar y me dio una sonrisa mientras movía las cejas de arriba abajo, demasiado insinuante.

Se acercó a dejarlo en el carrito, sin quitar esa sonrisa pervertida del rostro.

"¿Por qué la sonrisita freen?" Le fruncí el ceño. Con ella no me podía confiar.

"Mmm... Por nada bebé. Es solo que me imagino en unos años así mismo, ya sabes, a tu lado, saliendo a cenar, divirtiéndonos, haciendo las compras para nuestro propio hogar".

Bueno, se vio bastante convencida diciéndome eso, pero sé qué no era la respuesta real, a mi pregunta.

No voy a descansar hasta que me lo diga hoy.

"Bien freen, creo que ya fueron suficientes dulces. Mejor vamos a comprar lo que dice en la lista porque no quiero que mi abuela me regañe por olvidar algo".

"Está bien". Me respondió y volvió a adelantarse por todo el pasillo, por supuesto saltando como niñita.

Pronto regresábamos a casa con todas las compras hechas, freen iba comiendo algunos dulces, bastante concentrada debo decir. Mis ojos se pegaron en el espejo retrovisor y de ahí en sus labios, cada vez se veían más gruesos y rojos gracias al tinte de las golosinas... Una tentación.

Llegamos a casa y en la entrada, vi mi auto parqueado. Eso quería decir que seo y looknam, ya habían llegado.

Tomé algunas bolsas de las compras y me adelanté a la puerta. Cuando abrí, los vi a todos sentados en la sala riendo a carcajadas. Y cuando digo todos, eran todos, incluida mi amiga Mind y la gran pero no menos importante: Baitoey Punnisa. No se que demonios hacía ella aquí, y tampoco me dio tiempo de preguntarle, porque apenas me vio, se lanzó a abrazarme y me hizo caer todas las bolsas que llevaba en la mano.

Serás mi novia - Freenbecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora