Felicidad

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Meses después...

"¿becbec?"

"¿¡becky!?"

"¡becbec por favor, necesitas descansar, ven a dormir ya!"

Oh por Dios... Freen gemía, se quejaba, chillaba, le daba golpes a mi cama, saltaba en ella. ¡Esta chica me iba a enloquecer!

"¡becky, ya quítate de ahí!"

Me venía pidiendo lo mismo desde hace unas horas, pero yo la ignoraba y seguía en mi escritorio sin quitar los ojos del computador. En unas horas era la presentación final de mi Tesis y necesitaba estar preparada al máximo.

"becky, becky, becky, becky, becky, beckyyyyy..." Maldita vida.

Lamentablemente ella no me ayudaba mucho y la poca paciencia que me quedaba ya estaba por el suelo.

"¿¡becky, me estás escuchando!?"

"¿becbec?"

"¿Rebecca?".

"¡Rebecca Patricia Armstrong!".

Apreté los puños con fuerza y suspiré tratando de calmarme. Paciencia, paciencia, Rebecca.

"¡Maldita sea, deja de ignorarme ya!" Esta vez me gritó enojada.

Por el espejo vi que cogió una de mis almohadas y comenzó a hacer una rabieta con ella. La azotaba contra el colchón, contra la pared.

Volví mi mirada a la pantalla, negando por sus niñerías, pero al instante sentí esa almohada chocando contra mi cabeza.

El golpe me sacudió un poco, pero no me distraje y seguí leyendo los documentos con mucha calma.

Y al parecer eso la enojó más. "¡Uhrggh! ¿¡Vas a seguir ignorándome!?" Se quejó nuevamente y segundos después, la otra almohada voló, pero esta vez chocó contra mi portatil y lo hizo caer al suelo.

No pude evitarlo y estrellé mis puños contra el escritorio. Me levanté furiosa del escritorio, recogí una de las almohadas y caminé hasta quedar en el borde de la cama. Inmediatamente ella se quedó quieta y me quedó mirando asustada.

"¡Tú crees que estoy jugando por Dios! ¡Estoy estudiando, necesito concentración y tu tonta gritería no me deja hacerlo! ¡Si quieres ir a dormir pues ve tú, yo estoy ocupada freen! ¡No me jodas!" Le dije bastante alterada y con mucha rabia azoté la almohada contra la cama.

Los últimos días habían sido difíciles para mí, nada me salía bien, estaba muy sensible y me enojaba por cualquier situación. Hoy no era la excepción.

Iba a volver al escritorio, pero su voz me detuvo.

"Son las 4:30 de la mañana, ¡maldita sea!, ¡estás no son horas de estar estudiando!" Cogió la almohada que yo había tirado a la cama y me la lanzó de nuevo en la cara. "¡Lees esa maldita cosa todos los días, es lo único que has hecho durante todo este tiempo y no soporto que me ignores más. Es suficiente!"

"¡Lo hago porque se me olvida!" Le grité.

"¡Se te olvida porque lo lees todos los días!"

"¡Y por eso tengo que volver a leerlo!"

"¡Y por eso se te vuelve a olvidar... porque eres una tonta!" Se puso de pie, apretaba los puños, los dientes.

"¡Y tú una fastidiosa!" Le dije totalmente fuera de mis cabales. Recogí la almohada que me había tirado y sin dudarlo, se la clavé en la cara, sin medir la fuerza.

Ella cayó a la cama bastante sorprendida, su boca se torció, sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos y de repente, soltó unas lagrimitas junto con unos quejidos.

Serás mi novia - Freenbecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora