twelve

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—¿Quieres explicarme qué fue lo que pasó? —me dijo Valeria al aparcar su auto afuera de mi casa.

Yo no había articulado palabra todo el camino
de regreso y ella no había hecho nada por preguntármelo. Me conocía tan bien que sabía cuando era prudente hablar conmigo y era claro que, en ése momento, yo no me encontraba en condiciones de hablar.

Una punzada de dolor me recorrió el cuerpo al recordar a detalle lo que había sentido cuando los labios de Mason y se unieron a los míos. Sin duda, había sido un beso completamente diferente a los que nadie me había dado. Aquel beso me había movido el mundo entero.

No fui capaz de responder.

—¿Isabella?, ¿Me puedes decir qué está pasando?, antes me contabas todo y de repente, de un segundo a otro, me entero que existe un chico que es ciego que se llama Mason; que casualmente es el mismo Mason del que ya te había hablado. Aquel que había estado en aquel accidente con el chico con el que salgo. Explícame, por favor; que no sé en qué momento dejé de ser tu mejor amiga —me dijo Valeria severamente con sus ojos increíblemente marrones clavados en mi.

Yo era incapaz de mirarla. Sabía que si lo hacía iba a echarme a llorar.

—Mason es hijo de Marie, una amiga que mi mamá hizo hace poco —comencé con voz ronca y entrecortada —Lo conocí cuando me ofrecí a ayudarle a moverse sin ver. Es ciego reciente, como ya sabes —el nudo que sentía en mi garganta comenzó a hacerme difícil hablar —No sé porqué no te comenté nada acerca de él..., simplemente, cuando estoy con él, el mundo es ajeno a mí. Sólo estamos él y yo y... —cerré los ojos con fuerza- ...es perfecto.

—¿Cuánto tiempo tienes conociéndolo? —inquirió Valeria suavizando el tono de su voz.

—No lo sé —acepté —Un mes.., creo. No estoy segura.

El silencio se extendió entre nosotras y la miré.
Tenía la mirada fija al frente. Sabía que estaba furiosa conmigo, pero era Valeria, y ella nunca me abandonaba así fuera la más imbécil de todas.

—¿Te gusta? —preguntó.

El corazón me dio un vuelco. Mi pulso se aceleró notablemente y sentí un extraño mareo que me provocó unas extrañas náuseas. Comencé a negar con la cabeza pero entonces, me di cuenta...

—No lo sé —admití. Despegué la mirada de ella y bajé la vista hacia mis manos. Estaba tan nerviosa que retorcía mis dedos sobre mi regazo.

—¿Qué pasó entre ustedes hoy? —dijo con la voz comprensiva que siempre utilizaba cuando estaba mal.

Aspiré aire entrecortadamente incapaz de detener mis lágrimas. Sequé rápidamente mis mejillas intentando verme más valiente de lo que en realidad me sentía.

—Me besó... —dije —..lo besé... —me corregí. Y entonces me di cuenta de que no sabía quién había iniciado todo —¿Nos besamos? —pregunté más para mi, que para ella.

—¡¿Qué!? —chilló Perrie asombrada. —pero, Isabella, ¡Éso es fantástico!, ¿no?

Comencé a negar con la cabeza enérgicamente.

—iNo lo entiendes! —gimoteé rindiéndome a mis lágrimas. Caían espesas sobre mi rostro. Los sollozos eran increíblemente desgarradores. Tenía mucho tiempo sin llorar de ésta forma —me dijo que había sido un error besarnos. Que no debió suceder; que no siente, ni sentirá nada por mí.

Me llevé las manos a la cara mientras volvía a mi llanto. Era incapaz de seguir hablando. Unos brazos cálidos me rodearon y mis lágrimas aumentaron.

—Tranquila —murmuró Valeria besando mi cabello —Sea quien sea que haya comenzado el beso, te correspondió y le correspondiste. Pueden hacerse idiotas los dos, pero si se correspondieron fue porque hay algo que los atrae el uno del otro.

Me hizo mirarla mientras me sonreía cálidamente y decía —Pude ver cómo te trataba en el café. Toda su atención estaba fija en ti; y, llámame loca pero, a pesar de que sus ojos están sin vida, pude ver aquel brillo especial que sólo hay en la mirada de un chico cuando le gustas.

Negué con la cabeza —Es que ni yo misma sé qué es lo que siento.

—Si lo sabes pero no quieres verlo, Isabella. No
quieres ver que Mason te gusta. Yo misma puedo notarlo —rio con ironía diciendo —Jamás te había visto llorar por un chico.

Yo reí entre lágrimas con su comentario —No estoy llorando por él —me defendí.

Ella rodó los ojos —¡Eres imposible!

Reí una vez más intentando limpiar mis lágrimas y entonces, un puchero me alcanzó.

—Valeria, ¿Qué hago?-supliqué por su consejo.

Ella suspiró.

—Creo que debes darle tiempo y espacio para que aclare su mente y, sobre todo, sus sentimientos. Así como tú debes aclarar los tuyos. Ambos están abrumados por todo lo que ha pasado y, es justo que se tomen un tiempo para estar solos y meditar.
Sólo así podrán hablar sobre todo esto. —dijo poniendo un mechón rebelde de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Y si decide que no siente nada por mi? —dije con horror en la voz.

—Te extrañará. Deja que te extrañe —me guiñó un ojo.

Un horrible pensamiento me asaltó.

—¿Y si no me extraña?

—Entonces, será un completo imbécil por dejarte
ir.

Reí tristemente mientras me secaba las lágrimas.

—¿Luzco muy mal? —pregunté.

—Te ves fatal —dijo Valeria haciendo una mueca mientras yo me soltaba a reír entre lágrimas.

Though I can't see you | Mason ThamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora