jimin se dirigía a casa de los jeon como todas las mañanas, caminaba con sus pies pesados y cara cubierta, una gorra escondía su cabello azabache, una mascarilla su labios inferior roto y unos lentes de sol para cubrir sus ojos hinchados por el llanto de toda la noche.
el día anterior, podía jurar que había sido su mejor día pero la peor noche de su vida. su padre, a quien siempre había admirado por el sacrificio que hacía por su familia, un hombre pulcro y educado, se había reducido a ser un alcoholico en tan solo dos días. jimin excusaba a su padre en su mente, se decía a si mismo que los golpes hacía el habían sido por desquite, no por algo que él había hecho sino porque había sido despedido de su trabajo en la oficina.
al parecer, su madre se encargó de hacer miserable a su padre para joderles más la vida.
jimin amaba a su padre y sabía que él no volvería a colocarle una mano encima.
cuando menos se dió cuenta estaba pasando de la casa de los jeon, retrocedió y caminó hacia la puerta. lo mismo de ayer, tocó solo que sin ganas ni felicidad que el día anterior.
damin lo saludó, se veía confundida por su cara cubierta pero aún así sonrió. jimin se quitó únicamente la gorra, preguntó por jungkook y damin supo decirle que estaba nuevamente en su habitación. el azabache pidió permiso antes de ir a la habitación de jungkook, tocó y pasó.
- ¿jungkookie?
en la cama de una plaza encontró a jungkook durmiendo sin complicaciones, inmediatamente sonrió al verlo y se acercó en silencio, se sentó justo al borde de la cama y acarició la cabeza del menor. quitó los mechones negros que cubrian sus ojos cerrados y lo admiró en el silencio de la habitación, se veía tan tranquila y hermoso. jimin sentía que todo iría bien si veía a jungkook todos los días, al menos por dos horas, o una, no le importaba. se confirmaba con verlo.
desde cuándo tiene memoria, jungkook ha sido su mejor amigo, se conocían por sus padres, ambas mujeres eran buenas amigas desde la secundaria y al encontrarse años después, con hijos y casadas, decidieron volver a entablar una amistad que llegó hasta sus hijos.
amistad que duraba hasta ahora, con sentimientos más allá de ella, pero sin dar pasos.
jungkook no despertó en la hora que jimin estuvo allí, ordenó la habitación y por más que intentó no hacer ruido, algunas cosas cayeron al piso pero el menor parecía una roca, seguía respirando tranquilamente y durmiendo como bebé.
jimin se sintió apenado por mi haber podido conversar con él, besó su frente y salió de la habitación.
- jimin, ¿el despertó?
- no, incluso ordene la habitación sin mucho cuidado del ruido y ni se movió, tiene el sueño pesado.
- desde muy pequeño es así. - damin sonrió.
jimin solo bajó su cabeza sin saber que decir, no tenía nada más que hacer allí, había visto a jungkook y aunque no habló con el, cumplió otro día.
- jimin cariño, siéntate.
damin fue a la cocina mientras jimin tomaba asiento, volvió con un vaso de jugo que jimin recibió en sus manos pero no hizo el mínimo intento por retirar la mascarilla y tomarlo, solamente agradeció y lo dejó en la mesa frente a él.
- supe lo de tus padres, lo siento mucho.
- ah.. está bien, no importa mucho. - un sabor amargo se instaló en su boca al hablar del tema.
- ¿que paso? ¿tus padres ya no se aman?
- fue mi culpa. - sus ojos picaron debajo de las gafas de sol. - mi mamá se enteró de "lo mío con jungkook" - hizo comillas con sus dedos.- dijo cosas horribles, luego se fue de la casa diciendo que no quería convivir conmigo.
- ah, seoyoon es alguien muy cerrada, lo ha sido desde la secundaria. - tomó de su jugo y después, tomó asiento junto a jimin, sostuvo las manos de jimin y le retiró las gafas de sol. - no tienes porque sentirte avergonzado por llorar, son cosas.. cosas que pasan. y si la vida decidió que estar sin tu mamá era lo mejor, es porque seguro tu padre te dará una mejor vida.
seguro que sí.
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