Manifestación de 2013

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Los jóvenes se arremolinan alrededor de la mesa, examinando entre curiosos y escamados la extravagante figura plasmada en el papel que, supuestamente, pretende ser un árbol. Del tocón surgen múltiples protuberancias irregulares, disformes. <<¡Está loco!>>, dice uno de los chicos, <<Madre mía, tú quieres hacer demasiadas cosas>>, afirma el individuo en poder de las claves para interpretar el dibujo y elaborar un perfil psicológico del dibujante. Pasa la vista con nerviosismo de los irregulares trazos del lápiz al texto guía. El cervatillo suspira con fingido hastío, revela el enigma y se cruza de brazos, sonriendo con suficiencia: la comisura derecha de sus labios se dobla en un ángulo triste, <<Dale la vuelta al papel>>. Entonces, lo entienden, tan solo ha dibujado las raíces, cepas, extensiones inmensas que ocupan la totalidad del DIN A4. ¿Te sentiste orgulloso, verdad, cervatillo? Se cree muy listo. <<Qué mundo interior tan rico>>, <<Debes de querer mucho a tu familia>>, <<Y lo más importante, no nos deja ver más de él, ni siquiera de forma inconsciente>> sentencian los jóvenes. ¡Bravo, cervatillo! ¡Tú ganas, has podido escabullirte otra vez! Pero tarde o temprano, alguien echará un vistazo dentro de esa cabecita tuya y, entonces, sabrán que siempre estuve aquí.

Tulpa de FarmaciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora