Feromonas

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Pasaron un par de días desde que Kageyama entró al colegio. Él y Hinata se llevaban muy bien. Aunque sabía que Hinata tenía cierto interés en él estaba conociéndolo y ya eran amigos. Había decidido que ya era momento de comenzar a seducirlo.

Estaban en clase de Biologíadando las relaciones entre omegas y alfas.

Profesora: Es muy importante que los alfas no soltéis vuestras feromonas en la escuela. Podría causarle el celo a vuestros compañeros omegas y no sabemos cuanto les puede afectar. Para los omegas, os recomiendo que llevéis siempre con vosotros supresores. Si los síntomas llegaran a ser muy fuertes comunicádmelo y buscamos una solución.

Compañera omega: Profesora, ¿podría un alfa soltar sus feromonas como prueba?

Profesora: No creo que sea buena idea.

Compañera omega: Pero así sabremos el alcance o las señales para proceder correctamente.

Profesora: Bueno, de acuerdo, pero solo unos segundos. ¿Algún voluntario?

Toda la clase clavó la mirada hacia Kageyama, el cual se levantó y se dirigió a la pizarra.

Comenzó a soltar sus feromonas. El olor se extendió rápidamente por toda la clase. 

El aroma a canela también llegó a Hinata. El problema de este era que era especialmente sensible a la feromonas de los alfas. Esto siempre fue un problema para él, ya que si a algún alfa le caía mal soltaba sus feromonas y repetidas veces le causaban el celo.

Cuando él entraba en celo le dolía mucho, estaba muy débil y cansado y lloraba muy fácilmente.

Cogió sus supresores rápidamente. Sería horrible entrar en celo en ese momento. 

Profesora: Suficiente. Gracias. Eso es todo por hoy.

Kageyama: ¿Todo bien?

Aunque ya había parado de soltar sus feromonas el olor se había impregnado en su ropa y seguía a su alrededor. Hinata respiraba por la boca.

Hinata: Sí, solo es que soy muy sensible...

Kageyama: Lo siento.

Hinata: No es culpa tuya. Olía muy bien.

Kageyama: Gracias. ¿Quieres que te traiga algo?

Hinata: Sí. Agua, por favor.

Kageyama: Ahora mismo.

Eso era para tomarse los supresores. Salió a la ventana a tomar aire fresco. Lo peor era que le habría encantado entrar en celo por él... y luego... ¡NO! Intentó quitar esos pensamientos de su mente. Era majo con él, pero eso no significaba absolutamente nada.

Kageyama: Toma.

Hinata: Gracias.

Con el supresor se sintió un poco mejor. Se sentía débil, como al 40% de lo habitual, pero al menos no le dolía y podía reprimir su deseo hacia el alfa.

De todas maneras había inhalado demasiadas feromonas y los síntomas eran notables.

Kageyama: ¿Quieres ir al entrenamiento? Te puedo acompañar.

Hinata: No, estoy bien. 

El chico nuevo-KageHina-(Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora