I: La gran noticia

8 1 1
                                    

Todos hablaban del regreso... sí, con medio millón de precauciones, pero al fin regresaríamos.

No todos querían eso, pues ya no habría mucho tiempo libre para desperdiciar, y si soy honesta, las cosas eran más fáciles así.

No todos querían eso, pues ya no habría mucho tiempo libre para desperdiciar, y si soy honesta, las cosas eran más fáciles así. Al igual que todos, desaprovechaba esta ventaja en gran manera, "haciendo los deberes" a la vez que perdía el tiempo en cosas para nada productivas, pero aun así lograba entregarlos a tiempo y también llegué a ser la mejor de la clase, con el promedio más alto que se podía tener, sin ningún afán de presumir.

Yo anhelaba con todo mi ser el regreso; por culpa de esa enfermedad que azotó al mundo espontáneamente, mi ceremonia de clausura de la educación básica no se llevó a cabo, uno de los momentos más esperados por mi madre y por mí, que nos arrebató esta desgracia.

Y en verdad lo era, millones y millones de todo el mundo murieron por culpa de ese microorganismo.

Lo que más esperaba del regreso eran, por más raro que suene, las clases, pues podría convivir con nuevos profesores y compañeros, y también podría ampliar mis conocimientos con nueva sabiduría. Estaba tan ilusionada y segada, era una niña tan inocente... no sabía cuántas cosas me esperaban, buenas y malas, que probablemente predominaron las malas, o no lo sé realmente, tal vez solo exagero.

Había algunas personas que creían que el regreso era una pésima idea, de hecho, era la mayoría, y más que nada los padres de familia.

Y mis padres no eran la excepción, ellos también tenían dudas sobre el regreso, no estaban seguros, pero yo seguía insistiendo e insistiendo hasta que, después de mucho tiempo de pensarlo y de muchas platicas, logré convencerlos.

La vida a veces es injusta, y en mi escuela esto se vió reflejado en una cosa que pasó antes del regreso. Los directores y autoridades casi casi exigían el uniforme completo, ¿¡Qué acaso no sabían que muchos estaban pasando por situaciones económicas difíciles!?, además, ¿¡Cómo iba a influir el uniforme en nuestro aprendizaje!? En realidad, para lo único que nos servía era para lavarlo, plancharlo e intentar no romperlo, y más el de educación física; era total y completamente inútil. A pesar de todo esto, mis padres no tuvieron problemas.

El regreso: Mi diario de la "secu".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora