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Beomgyu no pudo evitar derramar algunas lágrimas al ver a su amigo en ese estado, para él era muy difícil ver a la gente llorar porque enseguida alargaba el llanto también.

Fue por eso que se abalanzó a los brazos de Soobin abrazándolo fuertemente siendo correspondido enseguida. El pelinegro dejó caer su cabeza en el hombro del menor amortiguando así sus sollozos.

Yeonjun miraba la escena enternecido, con un nudo en la garganta se acercó a ambos chicos y los abrazó.

Los tres se permitieron llorar recordando todos los momentos que pasaron juntos, tanto los buenos como los malos. En ese momento solo existían ellos, nadie más.

—Lo siento... —Soobin estaba temblando en su lugar siendo consolado por sus dos amigos— Los extraño mucho, no sé qué haré si no me perdonan.

Yeonjun fue el primero en separarse y le regaló una sonrisa sincera antes de desordenar sus oscuros cabellos.

—Ya no exageres. —dijo el mayor— No fue tu culpa, solo seguías las ordenes de tu madre. Te perdono.

Soobin sonrió y limpió sus lágrimas con su brazo para dirigir su mirada al chico de cabellos lilas que aun lloraba en silencio.

—¿Y tú Beom? ¿Me perdonas?

Beomgyu asintió y se acurrucó en el pecho de Soobin.

—Te perdono Binnie~ también te extrañé mucho.

El corazón de Soobin parecía querer salirse del pecho. Estaba muy feliz.

—Prometo no decepcionarlos de nuevo.

—Eso espero. —fue lo último que dijo Yeonjun antes de levantarse de la cama de Soobin y dirigirse a la suya— Es mejor que vayamos a dormir, mañana tenemos un día largo.


( . . . )


La lluvia golpeaba fuertemente el techo de la cabaña y el pequeño pelimorado daba vueltas en su cama sin poder dormir.

Se levantó sin hacer ruido y miró la litera de arriba, Yeonjun parecía estar durmiendo plácidamente, hizo un pucherito con sus labios al ver que el mayor ocupaba todo el espacio y no había un lugar para que el pudiera acostarse.

Cogió su almohada y fue a la cama de Soobin, esta era más grande y Soobin dormía a un lado, lo que dejaba un gran espacio para que Beomgyu pudiera dormir.

Con una sonrisa se acomodó al lado de Soobin, tomó los brazos de este y los puso sobre su cintura para después acurrucarse junto a él.

Había extrañado dormir así con sus amigos, a él le gustaban los mimos y estaba listo para cobrarles cinco años de besos y abrazos.

[...]

Soobin despertó al sentir un peso sobre él, abrió sus ojos parpadeando varias veces y tomó su teléfono para ver la hora.

4:45 a.m.

Aún tenía un par de horas para seguir durmiendo, se removió un poco y vio el rostro de la persona que estaba encima de él.

Era Beomgyu.

Una sonrisa se formó en sus labios antes de acomodarlo a su lado, un quejido se escapó de los labios del menor y volvió aprisionar el cuerpo de Soobin con el suyo.

—Aun sigues siendo un bebé. —sonrió Soobin acariciando la espalda del menor.

—Binnie. —habló adormilado— Te extrañé mucho, mucho.

𝙢𝙖𝙜𝙣𝙚𝙩 | Choi's lineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora