Buenas Tardes (3)

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Capitulo 3:Buenas tardes/tercera parte/me matas

Los pasillos brillaban suavemente, creando un ambiente cálido, casi fuego tatuado en los primero pasillos alumbrados por los rayos del medio día. Soledad, entre los pasillos, el muchacho de cabellos dorados caminaba deprisa. Tres libros y una libreta eran sostenidos por sus delgaduchos brazos, blanquecinos y pequeños; pubertad, con tan sólo dieciséis años.

Las mangas del suéter negro le caían como cascada a la altura de los dedos largos. Tímido, inseguro, temeroso, vergonzoso, amable, lindo, risueño. Kim Kibum, con pantalones escolares, azules y entubados, camiseta blanca, grande, de botones y corbata azul. El suéter negro, el escape a sus inseguridades. El gorrito del suéter cubría su cabello, a veces hasta sus ojos, fieras iris café oscuro; fieras como un gatuno, pero tiernas inocentes como un gatito soñador.

Se detuvo cuando llegó a su casillero gris. Llegaría tarde a su próxima clase, eso era seguro y bastante obvio. Los pasillos estaban desiertos.

Dentro, una pequeña pila de libros le recibía, escolares como no escolares; novelas románticas. Pegada en el interior de la puertita del casillero, estaba una fotografía. Eran dos personas: él y su novio. El chico de cabellos castaños lo abrazaba por los hombros mientras él recargaba su cabeza en el pecho ancho. Su novio sonreía de medio lado; el chico malo con una ceja alzada y una sonrisa cretina, pero, lejos de eso, se veía bastante feliz, mucho, y él, sonreía tímidamente, dejándose abrazar por los brazos fuertes. Alrededor, algunos recortes de artistas del momento se encontraban pegados con cinta adhesiva, bandas de rock y grupos de pop.

Una docena de dulces dentro de una cajita rosada se encontraba encogida en una esquinita. Chocolates, paletas de fresa, cereza y uva, chicles de menta, dulces picantes, polvitos. Su novio le regalaba muchos dulces, Kibum los amaba, los dulces era su fascinación.

Tomó otro libro, el de historia. Aburrido. Cerró el casillero y una mano grande se estampó justo en la puertita. Saltó, dejando caer los libros al suelo. Supo, sin voltear, quien era la persona tras él.

-JongHyun- balbuceó. Frutos rojos se le subieron al rostro, rojo hasta los pómulos. 

-Cariño, llegaras tarde a tu clase de historia- La voz ronca le pegó en el oído, clavando el aliento fresco hasta su espalda como un escalofrió. Pinchacitos le recorrieron la delgadita cintura cuando esas grandes y maravillosas manos le tomaron, haciéndolo voltear hacia él, frente a frente.

JongHyun, con dieciocho años. El cabello alborotado,  rebelde, castaño con un flequillo teñido de rubio. La corbata azul no estaba bien sujeta, él la había aflojado. Los dos primeros botones de la camiseta escolar permanecían abiertos, dejando a la vista un espacio de pecho medio musculoso. Atractivo, así de simple, muy, muy atractivo, sexi, seductor.  

-Si... ya mismo me voy- Pronunció el muchacho, pero no logró llegar muy lejos, ni siquiera pudo dar un solo paso. JongHyun lo apretó fuerte de la cintura, pronunciado sin palabras que con aquel gesto lo quería allí, bien plantadito sobre el suelo, frente él y sin moverse.

-Dije que llegarías tarde, pero no dije que por eso tenías que irte.

Kibum sintió tantos nervios que pensó tendría que quedarse plantando ahí justo como una planta echando raíces por el resto de sus días. Pero no tendría ningún problema con eso si su novio se quedaba con él, sería el arbolito que le daría sobra, que lo cuidaría siempre.

Sonrió, creyendo que estaba pensando tonterías, dejó de pensar cuando JongHyun lo llamó.

-Cariñito, ¿Cuál es la razón de tus sonrisas?- JongHyun se acercó más a él mientras daba dos pasos, la espalda menuda de Kibum chocó contra su casillero, los libros sobre el suelo fueron pisados sin darse cuenta- Tu sonrisa es preciosa, dame un poco más de eso, ¿Quieres?- Kibum exhaló, sintiendo tanto calor en sus mejillas. Cerró los ojos cuando su novio le quitó el gorrito del suéter de la cabeza-Perfecto, ahora sí puedes sonreír para mí.

La Familia Kim ¨JongKey¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora