El sábado había llegado más rápido de lo que, quizás, Soo Bin hubiera deseado. Pero no, no lo malentiendan, es solo que se encontraba demasiado nervioso hasta para creer que iría a conocer al papá de Yeon Jun. Las probabilidades de poder agradarle al omega mayor le preocupaban y no podía evitarlo.
El castaño ya se había despertado, pero esperó a que la alarma sonara para levantarse por completo. Rápidamente tendió su cama y tomó todas las cosas de aseo para poder darse una relajante ducha. Su horario estaba marcado, así que no podía pasar ni un minuto más, ni un minuto menos. El alfa peligris le prometió pasar por él mucho antes del mediodía.
Antes de todo, Soo Bin realmente estuvo pensado muy bien con qué clase de ropa vestirse. Su cabeza lidiaba en: no tan formal, no tan exagerado, no tan llamativo y al final tuvo que sacar casi todas sus prendas del armario. Incluso estuvo a punto de exasperarse, pero como si ayuda se tratara, a su mente llegó la pequeña conversación que tuvo con Yeon Jun un día antes.
Flashback:
— ¿Y cómo voy? ¿Con qué clase de personas frecuenta tu padre? ¿Algo formal estaría bien? — el peligris sonreía con ternura a cada pregunta preocupada que daba Soo Bin. — ¿Por qué te ríes?
—¡No estoy bromeando! — soltó la mano del alfa y se cruzó de brazos, deteniendo el paso y mostrando un lindo puchero formado en sus labios.
— Hey, tranquilo. — habló con calma, poniéndose frente a Soo Bin. — No hay nada de qué preocuparse, tú siempre te ves precioso con lo que te pongas. — acunó delicadamente el rostro adverso. — Creí que al decírtelo tanto ya lo sabías.
Y las mejillas del omega no esperaron a nada para teñirse de un adorable color rosa. La supuesta molestia de Soo Bin se ablandó, y ambos se sonrieron genuinamente por lo agradable que se sentía el cálido tacto.
Fin del flashback.
— Solo esto. — dijo luego de un largo suspiro. Dejando su ropa extendida en la cama para adentrarse velozmente al baño.
— ¡Buenos días, mamá! — fue el primer grito de Soo Bin, quién bajó apresuradamente por las escaleras.
— ¡Ten cuidado! — la omega chilló aterrorizada por la imprudencia del menor. — Puedes caerte, no hagas eso.
— Uh, lo siento. — se acercó a su progenitora y le dio un casto beso en la mejilla.
— ¿Y eso? ¿Por qué estás tan cambiado a estas horas? Tú siempre bajas a desayunar tarde con tu pijama de ese conejo raro.
— ¡Mamá! — se quejó dulcemente. — No es raro, no le digas así. — dio media vuelta y se metió a la cocina. Buscando su clásico desayuno de los fines de semana: cereal integral con leche.
— Sí, bueno. Pero espera, no has respondido a mi pregunta. — Minah posó ambas manos en su cintura y se acercó lentamente.
Soo Bin detuvo sus acciones y mordió levemente su labio inferior. ¡Había olvidado por completo decírselo a sus padres! ¿Cómo empezaría?
— ¿Pregunta, qué pregunta? — intentó sonreír, pero notoriamente se veía más a una mueca torcida.
— Soo Bin...— el tono de advertencia se notaba en la voz. Su mamá odiaba las mentiras y él era consciente de ello.
— Uh, yo..., bueno, yo pensaba ir a la casa de Huening Kai a ver algunas películas.
La omega mayor alzó una ceja, sin perder el contacto visual. Ella tenía un lazo especial con su cachorro, conocía todos y cada uno de sus gestos. — ¿Estás seguro? No me molestaré sea cual sea la razón de tu salida, ya sabes muy bien que...
—...no te gustan las mentiras. — completó la frase. — Pero, es así, mamá. No estoy mintiendo, saldré con él.
— Puede que vayas a salir pero ambos sabemos que no será con Huening Kai. Cada vez que lo hacen él siempre viene temprano a desayunar mientras tú sigues durmiendo.
— ¡Mamá! — y otro chillido avergonzado sonó en la cocina.
— Vamos, habla ya. Tú siempre me cuentas lo que pasa en la universidad pero nunca sobre algún alfa. ¿Te gusta Huening Kai, verdad?
— ¡¿Qué?! ¡No, eso no! — exclamó como si eso fuera algo horrible de pensar. No, no podía pensar así con su mejor amigo.
— ¿Entonces? — una traviesa sonrisa se dibujó en el rostro de la mayor. — ¿Es que ya hay un alfa merodeando por ahí?
Soo Bin se ruborizó, esa era una de las razones por las cual no podía contarle algo nuevo a su mamá. Ella siempre se encargaría de apenarlo con cualquier fresco comentario.
— Bueno — resopló, decidiendo decir la "verdad" a pesar de todo. —, yo saldré con un compañero a hacer un trabajo. Y... — miró el reloj digital que estaba encima de la refrigeradora. — ¡Ya se me hace tarde y tengo que apresurarme! — le dio un abrupto beso en la frente a su mamá y salió casi corriendo hacia la entrada de la sala. — ¡Vuelvo pronto, te amo!
— ¡Hey, espera! — Minah no se creía ese cuento que todos los jóvenes daban, así que intentó seguir a su hijo antes de que huyera por completo. Lamentable fue cuando lo único que escuchó en toda la casa fue la puerta cerrarse bruscamente. — Tonto, ni siquiera llevaste alguna mochila. — susurró, negando con la cabeza lentamente.
Soo Bin soltó un suspiro sintiéndose aliviado. Quizás ya habría un mejor momento para contarle a su madre sobre Yeon Jun. Por el momento solo podía preocuparse en su visita al padre omega de este.
— Buenos días, Binnie. — el dueño de sus actuales pensamientos hizo acto de presencia. — Llevo esperándote hace unos minutos.
El mencionado caminó rápidamente hacia Yeon Jun y le sonrió de manera sincera. Admirando lo atractivo que el alfa se veía como todos los días. — Hola Junnie, perdón por eso. Tuve un pequeño percance. — hizo un casi imperceptible mohín. El alfa no lo pudo evitar y acortó la distancia, abrazando a Soo Bin por la cintura mientras que le daba un corto beso en los labios.
— Te ves precioso. — le susurró muy de cerca, iniciando luego un tierno beso esquimal.
Y quizás debido al dulce momento entre los brazos del alfa, Soo Bin olvidó que cierta omega miraba la escena a través de la ventana, generando en ella una sorpresiva duda que luego tendría que explicar.
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EL PRINCIPE Y EL PLEBEYO - YEONBIN
Fanfiction❝Y pues así, eran tan solo el príncipe y el plebeyo.❞ Yeon Jun era el alfa más codiciado de la universidad. Soo Bin uno de los omegas, que al igual que los demás, suspiraban por él, deseando poder llamar su atención. Será una conexión especial la qu...