CAPITULO 6: TENSIÓN.

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Yron Jun mantuvo la mirada fija en aquel precioso omega, pero el llamado de Jung Woo lo interrumpió y rápidamente tomó la bandeja en sus manos para llevarlo a la mesa indicada.

"¿Qué me pasa?" — sacudió levemente su cabeza y con una sonrisa amable dejó el pedido a la pareja que estaba cómodamente sentada.

Su pie golpeaba el piso con ansiedad y casi sin pensarlo mucho, se apresuró a acercarse hacia el castaño. Estuvo tan cerca de haberlos atendido sino fuera porque Tae Hyun se movió con rapidez y terminó ganando el puesto. El peligris se controló para no gruñir y fingió no haberlos visto.

Volvió a la mesa de cubiertos y dejó la bandeja junto a las demás. Su mirada fue a parar inevitablemente hacia donde estaba aquel omega. Deleitándose con lo suave de sus facciones y sobre todo aquella pequeña y tímida sonrisa.

Un suspiró salió de sus labios. No pudo controlarlo.

Carraspeó tratando de concentrarse cuando notó que el pelinegro se acercaba a él. Su mejor amigo le sonrió y después dejó el papelito en aquella pequeña ventana donde preparaban lo solicitado.

Tae Hyun se volteó y vio los gestos del peligris. Su mandíbula estaba rígida, su entrecejo medio fruncido y ahora su mirada estaba fijamente puesta en un punto en específico.

El pelinegro no dudó en seguir aquella dirección con sus ojos y, de pronto, un pequeño puñado de esperanza se instaló en su pecho. Tae Hyun en verdad que no quería emocionarse pero ¡Vamos! Yeon Jun jamás se dignaba a ver a alguien por más de diez segundos y menos cuando era un omega.

Carraspeó con suavidad, intentando llamar la atención de su mejor amigo. Sin embargo, este ni se inmutó por estar sumido o hasta quizás perdido en las acciones que aquel adorable omega castaño hacía.

Tae sonrió con diversión, deslizando su lengua por el interior de su mejilla. Vaya que ver algo como aquello era sumamente alocado y gracioso a la vez.

"¡Lo sabía! No estarás solo toda tu vida como dijiste." — pensó con un gran ánimo. Moría por ver al peligris con alguien más. ¿Y qué mejor que el chico de piel blanca y brillante?

— Tae Hyun el pedido está listo. — el mencionado asintió y rápidamente tomó la bandeja, una fugaz idea cruzó por su cabeza.

— Oh, Yeon Jun-ssi... — lo llamó con dulzura y un tono melódico.

 — lo llamó con dulzura y un tono melódico

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— Huening Kai, no quiero estar aquí. ¿Podemos ir a otro lugar? — se apresuró a decir mientras volteaba disimuladamente a ver al alfa peligris.

— ¿Qué, qué pasó? — contestó el rubio, tomando las manos del omega por sobre la mesa. Notó hacia donde veía su tierno mejor amigo, y pudo comprenderlo. — ¿Choi trabajaba aquí? — cuestionó extrañado, ladeando levemente su cabeza.

— No lo sé, p-pero ni bien entré me miró de una manera muy profunda. Me siento extraño.

— ¿Y por qué extraño? Vamos, puedes confiar en mí.

— Creo que no solo mi lado racional es así cada vez que lo veo. — suspiró. — Mi lobo aulló enérgico y se removió de un lado al otro. ¿Por qué hizo eso? — sus bellos ojitos se movían de un lado al otro con nerviosismo. — A-además, puedo notar que me mira mucho. ¿E-eso es malo o bueno? — un pequeño puchero sobresalió de su lindo rostro al preguntar.

— Oh. — el alfa mostró una sonrisa amplia. — Ya estoy entendiendo.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué sonríes? — se alarmó inevitablemente.

— Ay, Binnie, no tienes por qué asustarte. Es más, yo creo que es algo increíble, pero antes, contéstame algo. — el omega asintió varias veces. — ¿Yeon Jun solo tiene aroma a menta?

El castaño frunció el ceño. — ¿Por qué preguntas eso?

— Solo responde.

Soo Bin soltó un suspiro en rendición. — No, no... Yeon Jun huele a menta y canela. — sus mejillas tomaron un leve color carmín al recordar el reconfortante y agradable aroma del alfa. ¿Sería algún día posible tener impregnada aquella suave fragancia?

El rubio soltó leves risitas, todo esto lo estaba haciendo emocionarse.

— Ah, sabía que tenía razón.

— ¿Razón? ¿Razón de qué?

— Pues escucha mi- — fue interrumpido por una tercera voz.

— Disculpen.

Soo Bin abrió desmesuradamente sus ojitos. ¿Cómo es que Yeon Jun estaba parado justo al lado de ellos? ¿Dónde estaba aquel chico pelinegro?

Choi los miró a ambos con neutralidad, deteniéndose al ver las manos entrelazadas que los otros dos tenían. Resopló, mandando a la mierda la regla de ser noble y alegre con el cliente, para poner la fuente en el centro de la mesa. Haciendo que por inercia, Soo Bin se soltara del agarre de Huening Kai.

Una vez ambos separados, Yeon Jun dejó cada taza y pequeño plato a su respectivo dueño, para poder al fin sacar la bandeja y pegarla a su pecho.

— Que lo disfruten. — se controló increíblemente para no gruñir con molestia hacia el alfa rubio.

Soo Bin, percibiendo el cargado aroma de enojo del peligris, solo optó por bajar la mirada hacia sus manos. Y es que el alfa transmitía un aura demasiado dominante y a él no le estaba gustando para nada.

Por el contrario, Kai alzó la vista y le sonrió de manera ladina, en claro acto de cordialidad y sinceridad.

— Muchas gracias. — fue lo único que dijo.

Yeon Jun viró los ojos –creyendo no ser visto– y se alejó rápidamente. Ni que fuera tonto para seguir viendo como aquel estúpido alfa trataba al omega.

"Mi omega" — insistió su lobo.

— ¿Notaste eso? — preguntó Huening Kai apenas el peligris se fue.

— ¿Qué cosa? — por fin el castaño levantó la mirada, entrando en confianza con su mejor amigo.

— ¡Se puso celoso! — exclamó animado.

— ¡No seas ruidoso! — le golpeó levemente la mano. — ¿Por qué él estaría celoso? Ya, Huening, no juegues con ese tema.

— Pf. — el alfa rodó los ojos. — ¿Acaso eres ciego? ¡No! De seguro te caíste cuando eras un bebé. — chasqueó la lengua.

— ¡Kai! — refunfuñó, tal cual como un gatito berrinchudo y mimado.

— Sabes que te adoro. — sonrió, contagiando al instante al precioso omega.

Creando un agradable momento sin ser conscientes de una muy fija y seria mirada.

— ¿Qué tanto los ves, eh? — habló Tae Hyun, sonriendo al notar que el peligris tenía el rostro tenso, los brazos cruzados y la postura firme. — Si las miradas mataran, ese alfa rubio ya estaría más que muerto. — bromeó, siendo completamente ignorando por Yeon Jun.

El peligris no podía dejar de mirarlos. ¿Por qué el estúpido rubio trataba al omega de esa manera?

El problema era notorio, tanto Huening Kai como Tae Hyun a cierta lejanía, podían sentir que Yeon Jun podía explotar de tensión y celos en cualquier momento.

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EL PRINCIPE Y EL PLEBEYO - YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora