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Fish Steak

Sin duda había sido una revelación un tanto inesperada, pero eso explicaba muchas de las actitudes de la mayor. Haerin ahora estaba tratando de buscar una manera de eliminar la incomodidad entre ambas, sentía curiosidad.

—Por milésima vez, Haerin —pero parecía que Hanni se había apresurado a hablarle antes—, te pido una disculpa.

—Si, lo comprendo. No te preocupes, todo bien entre nosotras —Kang rascó su nuca como de costumbre ante la poca experiencia con personas durante su estancia en la clínica—. Espero poder verte más en esta faceta, ya sabes, no me vendría mal alguien con quien hablar.

—Si, a mi también —el miedo en la mayor parecía haber desaparecido, se mostraba un poco más sonriente que asustada—. Empecemos de nuevo. Hanni Pham.

La de flequillo extendió su mano, intentando presentarse.

—Kang Haerin. —el cambio era más que notorio.

Dos cuidadores no tardaron en aparecer frente a ellas, llevándolas hacia el comedor de nuevo, parecía que la mayoría de los internados ya habían comenzado su desayuno, y ambas chicas tuvieron que tomar asiento en una mesa alejada a las demás.

—Creí que teníamos un asiento asignado —habló la menor, un tanto ansiosa por el cambio de lugar. —¿Está permitido cambiarnos?

Hanni se mantenía sin hablar, no parecía tener muchas ganas de enfrentar a los de ropas blancas.

—Sin registró no hay lugar asignado. Debieron registrarlas antes de irse. Lo siento Pham.

—Pero... —Hanni la tomó del brazo, no había necesidad de continuar insistiendo.

—No te preocupes, creo que estamos mejor aquí.

A pesar de que habían dos mesas largas en el lugar, parecían insuficientes para la cantidad de pacientes; no eran bastantes, solo que el espacio se veía reducido debido a algunas distancias marcadas en las sillas, para mantener a todos los internados considerablemente separados y evitar accidentes.

Su mesa era pequeña, claro, y estaba situada en la esquina del comedor. Hanni y Haerin se encontraban en cada extremo de la única superficie cuadrada del lugar, de frente.

—¿Utensilios de plástico? —se sorprendió Hanni al ver los cubiertos de la menor—. Wow, creo que en ese aspecto estás mejor que yo.

—¿No todos los que no somos aptos para los de metal, los llevamos? —preguntó Haerin, tomando el tenedor que carecía de filó en las puntas.

—Si, pero algunos de nosotros aún ocupamos los de cartón. —Haerin se sorprendió, y tal vez fue muy obvia, pues Hanni soltó una pequeña risa al verla—. Ya sabes, autolesión; te dan plástico, si fue ataque a terceros; cartón.

—No sabía que existían ese tipo de utensilios. —comentó incrédula.

—Son un asco —repuso, acompañada con una cara que afirmaba su pudor hacia los mismos—. La comida no sabe igual, el sabor del cartón es fuerte, algunas veces llegan a deshacerse en tu boca. Son una mierda.

Hanni negaba con la cabeza mientras tomaba un respiro fuerte.

—Ya veo... —Si bien, no llevaba mucho utilizando los cubiertos de plástico; Haerin lo odiaba, estos muchas veces podían salir defectuosos y romperse si excedías de fuerza al manejarlos, o también se complicaba al momento de tomar algo con las puntas. Pero, al ver los de Hanni, la menor agradeció mentalmente por tener aquellos utensilios de plástico que tanto odiaba.

Delirium | DaeRin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora