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Lia miraba por la ventana, con sus pies colgando desde el balcón. Su cabello estaba un poco desordenado, cayendo en largos rizos sobre sus pequeños hombros. Se aplicó una capa de esmalte de uñas rosa en su última uña y tarareó para sí misma, encantada al ver que se posaba perfectamente en su cutícula.

Lia de repente escuchó un jadeo suave y miró hacia la calle desde su balcón, sintiendo curiosidad al ver a una pareja. Una mujer, tal vez de su edad o un poco mayor con cabello rubio corto, y con ella, un hombre alto, guapo, con su cabello negro peinado hacia atrás.

Llevaba una camisa ajustada que marcaba sus evidentes músculos y pantalones altos.

—Te amo, Diane, lo sabes —Él dijo con su voz rasposa, y la mujer se rio alegre, besando la mejilla del hombre. Él estiró la mano y le entregó una rosa. La mujer con el pelo rubio corto sonrió, tomando la rosa, sonrojada.

—¿Por qué eres tan romántico? —Ella dijo y el hombre sonrió.

Lia tan solo miró desde su balcón, encontrando la situación tan íntima y romántica. Suspiró para sí misma, viendo a la pareja irse por el camino, tomados de la mano, ambos riendo juntos y contentos. Lia dejó su esmalte de uñas y miró hacia el interior desde el balcón, viendo a Jeongin sentado en el sofá, leyendo una novela.

Se puso de pie, acercándose a su esposo, viendo la gran camisa blanca que tenía puesta caer por uno de sus hombros, dejando al descubierto su omóplato y su clavícula. Lia tarareó, parándose frente a él, pero el chico ni siquiera la miró.

—Jeongin —dijo Lia y el chico levantó la vista de su libro casi con dolor—. Tengamos una cita.

Jeongin se echó a reír, y luego tarareó, volviendo la vista a su libro—. Hace mucho frío.

—Oh, pero —comenzó a decir ella suspirando, mirando por la ventana—. Es febrero,

el mes del romance, ¿no? Se acerca el día de San Valentín. Salgamos a dar un paseo en bote. Podemos comer pasteles de la pequeña pastelería que está en la orilla. ¿No suena fascinante? —Lia le preguntó.

—Hace mucho frío —dijo Jeongin nuevamente, mirando su libro.

Lia sintió sus hombros caer, sentándose a su lado, mordiéndose el labio y recordando cómo ese hombre musculoso de antes en la calle parecía dispuesto a bajarle la luna a esa mujer. Ah, y qué guapo era: hombros anchos, pecho firme, bigote, ojos oscuros, cabello liso.

Lia observó cómo Jeongin doblaba las rodillas contra su pecho y jugaba con sus pies, como se mordía el labio inferior, embelesado con su libro, con los ojos muy abiertos y brillantes. Él se rió para sí mismo, llevando un dedo a jugar con los mechones de su cabello.

Lia volteó hacia un lado y encontró una revista que compró antes sobre la mesa de café. La tomó y pasó las páginas, finalmente deteniéndose en una. Era una foto de Audrey Hepburn. Se veía hermosa, con el pelo recogido en un moño, los labios rojos y los ojos grandes.

—Qué hermosa —comentó Lia, sintiendo una presencia. Se dio la vuelta un poco y vio a Jeongin mirando la revista con sus grandes ojos. Él tarareó un poco, luciendo sorprendido

—Si mucho.

—¿Verdad que sí? Sabes, vi este mismo vestido en una tienda la otra —comenzó a decir Lia, pero Jeongin puso las yemas de sus dedos en la página de la revista, presionando una vieja foto de James Dean.

Lia miró confundida cuando Jeongin inclinó la cabeza y suspiró—. Muy guapo —Jeongin ronroneó y luego se mordió el labio—. Todo un chico malo ¿verdad? Tiene

somebody to love ♡ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora