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Jeongin se recargó sobre la pared de ladrillos, de pie afuera de una boutique francesa para mujeres. Los fuertes rayos de sol que se extendían a lo largo de la carretera se sentían muy bien en un día cualquiera del mes de diciembre.

Apenas era el día veintitrés de un salvaje diciembre y Jeongin ya esperaba la primavera. Le gustaba la navidad, de no hacerlo sería considerado un lunático, sin embargo, a veces le parecía un poco idiota la locura por los bienes materiales. Entre más pasaba el tiempo, navidad se convertía más en una fecha para dar regalos que para pasar tiempo con la familia.

Jeongin miró dentro de la tienda a través de la gran ventana de vidrio tratando de encontrar a Lia, quien estaba hablando animadamente con la encargada que intentaba convencerla de comprar el vestido con halagos que seguramente Lia pensaba que eran reales. Se veía muy bonita con su cabello en una cola de caballo alta y una falda de color verde brillante con muchos lunares. La última moda, probablemente.

— ¿Nunca nadie te dijo que está mal espiar a las señoritas? — Escuchó decir a una voz y Jeongin volteó al instante, con sus ojos abriéndose de más.

— O-oh — Jeongin exclamó antes de ver quien era —. Lia está ahí, lo juro, y-yo no estaba-

— Estoy bromeando, Jeongin — Ryujin le respondió sonriendo apenas, luciendo muy fina con una boina en su cabeza, un largo abrigo café y labial rojo brillante—. Ustedes los abogados son muy temperamentales — dijo divertida, y Jeongin dejó salir una risa nerviosa.

— Lia vino a comprar regalos de navidad para su familia, aunque al parecer está comprando regalos para ella misma. — Jeongin dijo y Ryujin se rio

— Ah- que adorable, iré a verla —dijo y entró a la tienda, dejando al menor respirar.

Jeongin miró alrededor. Si Ryujin estaba ahí, seguramente Hyunjin también. Buscó por todo el mercado, viendo muchísimas tiendas y vendedores con carritos llenos de fruta y otras cosas. Su emoción creció al mismo tiempo que su sonrisa cuando vio al mayor de pie del otro lado de la calle.

Hyunjin estaba recargado sobre la pared, justo al otro lado de la calle donde él estaba. Tenía su cuello un poco estirado, haciendo que su cabello rubio se viera un poco más largo. Usaba un abrigo negro con unos delgados zapatos cafés, retratando perfectamente la esencia de un hombre rico. Había un cigarrillo entre sus labios y su mirada estaba en Jeongin, un inescrutable gesto en su rostro.

Jeongin estaba fascinado.

Caminó hacia adelante con pasos grandes, su corazón saltando en su pecho, su mente olvidando cualquier otro propósito, motivo o razón. Solo pensando en Hyunjin, queriendo encontrarlo, escuchar su voz. Cruzó la calle, pero en el momento en que lo hizo, una fuerte bocina lo sobresaltó. Un Chevrolet convertible de color negro le silbó, haciéndolo retroceder.

El hombre que manejaba el vehículo sacó su cabeza por la ventanilla, enojado

— ¡Fíjate por dónde caminas! — le gritó molesto y Jeongin tragó con ojos muy abiertos, preocupado. Lamió sus agrietados labios y miró hacia enfrente, pero Hyunjin ya no estaba ahí, lo que hizo que se preocupara aún más.

Jeongin se dio la vuelta, pero cuando lo hizo, vio a Hyunjin ahí y jadeó.

— ¿C-como...

— Deberías ser más cuidadoso, las calles de Londres no son como las de Yorkshire, ovejita — decir a Hyunjin con su voz gruesa, un agradable gesto en su rostro.

Jeongin se sonrojo.

— Lo sé — comenzó a decir, tratando de no mirarse tan perplejo como se sentía. La última vez que había visto al mayor, fue la noche de la fiesta, la cual en sus recuerdos aún se ve borrosa. Cada pensamiento sobre eso hacía que su corazón latiera demasiado rápido.

somebody to love ♡ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora