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Había pasado una semana desde su última reunión. Hyunjin estaba recargado contra su elegante auto negro y vio al chofer llevar rápidamente su maleta hacia la cajuela. Hyunjin estaba vestido de manera informal, lo cual era bastante raro para él. Pantalones negros, una camisa beige ajustada a su pecho, una chaqueta de cuero y gafas de sol negras en la cara. Tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras soplaba humo de sus labios.

—Estás un poco distraído hoy ¿No crees, Jackson? —Hyunjin le preguntó a su chofer, quien puso la maleta en el maletero del auto. El sol era bastante intenso el día de hoy, absorbiendo el frío en la tierra. Su chofer, Jackson, tragó saliva.

—Lo siento, señor. —Él asintió rápidamente y Hyunjin se rió entre dientes. Le encantaba ver cómo la gente se intimidaba por él. Lo hacía sentirse extasiado.

—Hyunjin —surgió la voz de Ryujin y los ojos del castaño se dirigieron hacia la puerta principal de su casa al ver a la mujer parada allí con un camisón negro. Vio sus senos presionados contra la tela suelta y mordió el interior de su mejilla, poniéndose de pie correctamente y caminando por el camino de grava hacia los escalones que conducían al frente de la casa.

—¿Qué pasa, cariño? —Hyunjin preguntó y Ryujin bajó las escaleras, descalza.

—No me dijiste que te ibas —dijo Ryujin sonando un poco molesta. Hyunjin se mofó.

—No pensé que tuviera que decirte, tú nunca lo haces —Hyunjin respondió y Ryujin le apartó la mirada.

—¿Vas a ir a Francia? ¿A la casa del lago en Provenza? —le preguntó y Hyunjin asintió, fumando mientras miraba al otro lado de la carretera, esperando la llegada de Jeongin.

Hyunjin lo había llamado la noche anterior y le dijo rápidamente que empacara sus cosas para mañana, ya que se irían al mediodía. Jeongin tan solo tartamudeó una respuesta silenciosa por teléfono, pero su emoción era más que perceptible.

—Sí. Ya había dicho esto, Ryujin. ¿Por qué me ves así? —le preguntó y Ryujin se inclinó hacia adelante, poniendo sus manos sobre la camisa de Hyunjin.

—No sabía que te irías... ahora. Pensé que lo harías después —murmuró, mirando a sus ojos oscuros—. No me gusta estar sola.

—Actúas como si lo hicieras —dijo Hyunjin dándole otra calada al cigarrillo, pero antes de que pudiera dejar salir el humo, Ryujin se inclinó a presionar sus labios juntos. Hyunjin se tensó, soplando el humo sobre su boca y poniendo una mano sobre su cintura—. No actúes de esta manera. La semana pasada me dijiste que estarías feliz si me fuera —Hyunjin murmuró y ella lo miró.

—No me refería a eso —le respondió Ryujin en voz baja—. Sabes que nunca lo digo en serio.

—Entonces, ¿por qué siempre lo dices? —Hyunjin dijo bruscamente. Ryujin soltó su camisa, pareciendo tensa. Hyunjin suspiró y se inclinó a besar su mejilla—. Lo siento. Volveré pronto

—N-no necesito que vuelvas pronto —contestó ella y Hyunjin se dio la vuelta.

—Esa es la mujer con la que me casé —le respondió Hyunjin, suspirando para sí mismo y bajando los escalones de la casa hacia el auto.

Sintió una sonrisa aparecer en su rostro al ver a Jeongin observándolo inocente, admirando también el lujoso auto. Jeongin vio al chofer salir y dio un saltito hacia atrás, murmurando una rápida disculpa.

—P-pensé que era el auto de otra persona. ¡Lo siento! —dijo Jeongin dándose la vuelta y viendo a Hyunjin caminar hacia él. El aliento de Jeongin se atascó por la deslumbrante belleza del hombre, siempre lo hacía.

somebody to love ♡ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora