Alguna vez llegaron a escuchar sobre la teoría del renacimiento?
Pues yo, Nikolai Gogol, tuve una segunda oportunidad al renacer despues de ser asesinado por mis crímenes cometidos en vida, y ahora tengo la oportunidad de redimirme y cambiar mi dest...
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-señorita Leander, me decepciona la manera en la que actuó, si no fuera por sus incoherentes actos el señorito nikolai no se vería afectad- perece que llegamos en el momento oportuno, pues el director del monasterio estaba reprendiendo arduamente a aquella Omega que en algun momento supo darme enseñanza de la magia
-señorito Gogol, pero que gran sorpresa, espero que su estado de salud mejore- dijo aquel hombre encargado del orden en el monasterio
-p-por favor, no despida a la señorita Leander!- dije tratando de mantenerme en pie, cosa que se me complicaba mucho -ella no tiene la culpa de nada, yo aplique el hechizo mal, yo quise practicar aquel hechizo, aún sin saber nada al respecto, o tener práctica en el tema, y sobre todo, yo mismo ocasione todo esto solo para que despidieran a mi maestra- dije un susurro casi inaudible mirando al piso de la habitación, mis palabras parecieron sorprender a los presentes, pues se quedaron sin palabras ante lo que dije
-por que lo hizo?- pregunto el director mirándome muy decepcionado, después de todo, ya estaba acostumbrado a ver esa mirada que ponían al mínimo error que cometía
-la señorita Leander y yo no tuvimos una gran relación, sus clases me aburrían mucho, y sobre todo, ella tiene un padre que se preocupa por ella, contrario al mío, que durante cuatro años jamás se interesó por mi, así que pensé que lo mejor sería deshacerme de ella, lo lamento- las palabras salieron mi boca por si solas, después de todo, padre jamás se interesó en mi, en toda mi vida el jamás me presto atención, ni en mi último día de vida se dispuso a decirme lo mucho que me amaba, siempre fue atsushi, a atsushi le recordaba todos los días lo mucho que lo amaba, lo llenaba de costosos regalos, muchos mimos y caricias, quisiera tener toda esa atención, aún que sea un día de mi vida
Inconscientemente comencé a derramar cristalinas lágrimas, no me atrevía a ver sus rostros de decepción
-señorita Leander, no es necesario su despido, si desea, puede quedarse el tiempo que desee, en cuanto a usted, señorito gogol, le será prohibido salir al bosque hasta que piense en lo que hizo y logré reflexionar al respecto, debe entender que lo que hizo no estubo para nada bien- dijo con voz firme para después salir de la habitación
-p-por que lo hiciste?- interrogó la Omega frente a mi
-ya se lo dije, sentía cel-
-no, por qué mentiste, en realidad todo fue culpa mía, y tú lo sabías, lo mejor para ti era no intervenir, ahora tu recibiste un castigo que no te corresponde- dijo acercandose a mi, siempre supe que ella sabía la verdad
-y-yo...- no pude continuar mis palabras, pues se arrodilló para luego abrazarme, me tomo por sorpresa, se sentía tan cálido, por primera vez sentí afecto en mi corazón, mis formas de demostrar afecto eran dañando a las personas que más amaba, pero... esto se siente, bien
-lamento haberte tratado así- susurro en mi oído aún manteniendo el abrazo
Comencé a llorar sin contenerme, era como si todos los años que resisti sin derramar una sola lágrima se hubieran reducido a aquel momento
No quería que se acabará, no quería volver a sentirme solo, no de nuevo porfavor...
-ya basta, me hacen llorar también- dijo el alfa detrás de nosotros secándose algunas lágrimas que había derramando inconscientemente
La Omega dió una pequeña sonrisa, separado en agarre que mantenía en mi
-deja de ser tan infantil,Kunikida - dijo en tono burlesco parándose
-no soy infantil, mi querida Akiko- dijo abrazando la cintura de mi maestra por detrás, parecían un par de enamorados, lastima que en el futuro la señorita Leander morirá, en fin, cosas sin importancia
-iugh- dije apartando la vista del par de enamorados -mejor me retiro- vi cómo los contrarios se miraron por unos segundos, para luego devolver la vista en mi
-ven pequeño- me dijo con una dulce voz la Omega de pelo negro corto, con un broche que lo decoraba, al inicio dude si ir, pero luego decidí acercarme, después de todo, que podría pasar
Me recibieron con un gran abrazo, cosa que me sorprendió mucho
-eres como nuestro pequeño cachorro- dijo en un tono burlesco la señorita Akiko
-c-cachorro?!- el señor kunikida pareció sonrojarse demasiado, pues parecía un tomate por lo rojo que estaba
La señorita Leander y yo no pudimos evitar soltar una gran carcajada al verlo así
Por si se lo preguntan, está historia surgió cuando comencé a ver resúmenes de manhwas por internet, y aquí estamos, escribiendo una historia que se me ocurrió a las tres de la mañana :D
