ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪ : ᴅᴇᴍᴀsɪᴀᴅᴏ ᴀᴘᴜᴇsᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ sᴏᴘᴏʀᴛᴀʀʟᴏ

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La luz del sol entra a raudales por los grandes ventanales, llenando de calidez el inmaculado apartamento.

Avanzo por el pasillo, canturreando y disfrutando de la mañana... hasta que noto el vapor que sale debajo de la puerta del baño.

— ¡Hola!

Golpeo con los nudillos la madera y la puerta se abre. Lo primero que percibo es el aroma, sándalo y menta mezclados deliciosamente en el aire nebuloso. Entonces sale un hombre, con una toalla que le envuelve las caderas, y se apoya en el marco de la puerta.

— ¿Qué demonios crees que estás haciendo, Jimin?

El hombre se mira a sí mismo, como si acabará de darse cuenta de que está desnudo.

— Bueno, me ESTABA duchando... hasta que me interrumpiste.

Una gota de agua se desliza por su pecho, recorriendo sus tonificados abdominales... y hago todo lo posible por ingnorarla, parpadeando.

— ¿Qué haces en mi apartamento?

— ¿No querrás decir "nuestro" apartamento?

Algo peligroso debe haber brillado en mis ojos, porque Jimin se pone serio de repente.

— En mi antiguo apartamento cerraron el agua para hacer mantenimiento. Decidí venir para ducharme.

— ¿Ah, sí?

— De verdad.

— Bueno, supongo que es una excusa válida.

— Me alegra haber obtenido tu aprobación.

Entorno los ojos hacia él y se aparta para dejarme entrar en el baño.

— Pero te advierto... No creo que quede mucha agua caliente.

— En realidad, ya me duché. Solo tengo que buscar algo.

Temiendo haber sonado demasiado permisiva, me pongo las manos en las caderas.

— Pero te agradecería que no volviera a ocurrir. Me niego a ducharme con agua fría por tu culpa.

— Bueno, si estás abierta a nuevas experiencias... — Él se inclina contra la puerta, con su voz baja y seductora — ... hay otras formas de calentarse.

— En tus sueños.

Doy un portazo y cierro la puerta... pero ni siquiera eso puede ahogar la sugerencia de Jimin que se arremolina en mi cabeza, atormentándome.

• ୨❀୧ •

Entro en el edificio de oficinas con aire acondicionado y suspiro. Ya se está formando una cola bastante larga en la cafetería, pero no me preocupa.

(Hoy necesito un extragrande. No todos los días te mudas con tu némesis)

— ¿Sabes? Pudimos habernos venido en mi auto.

Mis hombros se encogen ante la voz ronca.

— ¿Me estás acosando, Jimin?

Sus cejas se fruncen.

— Trabajamos en la misma empresa.

— Es una pena. Imaginaba que habrías renunciado a estas alturas.

Suelto un fuerte suspiro y miro el menú, enviándole un claro mensaje. De alguna manera se pierde mientras avanzamos en la fila.

— No sé por qué te molestas en fingir que tratas de decidirte por una bebida. Todos saben que pedirás lo de siempre. Café normal, una medida de leche y una de azúcar.

─ ❛ ❀;; ɪɴϙᴜɪʟɪɴᴏs ᴛʀᴀᴠɪᴇsᴏs ₊˚.༄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora