— Acepto la apuesta.
— Lo siento, no escuché. ¿Te importaría repetirlo?
Me cruzo de brazos.
— ¿Estás diciendo que...? ¿Quieres dormir conmigo?
— ¿Quién dijo algo de dormir? El hecho de que vayamos a acostarnos no significa que vayas a tener el dormitorio.
Jimin se pone la mano en el corazón.
— Eso es frío. Muy frío. Igual que lo serán tus noches sin mí a tu lado.
Él me atrae hacia sus brazos para que lo cara se aplaste en su pecho.
— ¡Suéltame!
Cuanto más me resisto, más se estrechan los brazos de Jimin. Me río mientras prácticamente me asfixia.
— Sigo sin escucharte ¿Qué dijiste sobre la apuesta?
Consigo inclinar la cabeza para mirarlo.
— ¡Dije que ACEPTO LA APUESTA!
Mis palabras suenan con fuerza. En cuanto salen de mi boca, la puerta se abre de golpe. Jimin y yo nos separamos de un salto y Dick entra en la oficina con el ceño fruncido.
— (¡¿Nos vio?!)
Dick ni siquiera parece darse cuenta de nuestras ropas desarregladas y nuestros rostros sonrojados.
— Jimin. Ingrid. ¿Qué demonios es esto?
Él nos enseña una botellita. Cuando me doy cuenta de lo que es, gimo, y Jimin se queda quieto a mi lado.
— Es nuestro perfume cuidadosamente elaborado y de calidad profesional, señor.
— Dick.
— Señor Dick.
Dick aprieta los dientes. Incluso sin rociarlo, puedo oler el perfume que hicimos ayer.
— Stevia recibió noticias de la perfumería. Aparentemente, amenazan con DEMANDARNOS.
Sus palabras son cortantes y agitadas.
— ¿Qué demonios hicieron?
Jimin y yo nos miramos.
— Nosotros... cometimos un error.
— Sí, lo hicieron. El gerente dijo que nuestra colaboración fue cancelada después de la pequeña broma que hicieron.
Él sacude la cabeza.
— ¡Se supone que ustedes son de mis mejores empleados!
— Hoy volveremos a la perfumería. No te preocupes, Dick. Lo arreglaremos.
— ¡Más vale que lo hagan!
Él huele el tapón del perfume y tose.
— Creo que ni siquiera hicieron un perfume. Inventaron una nueva forma de spray de pimienta.
Jimin y yo observamos tímidamente cómo se aleja Dick.
— Será mejor que nos vayamos cuanto antes.
— Me leíste la mente.
• ୨❀୧ •
Jimin y yo nos encontramos fuera de la oficina de Georg. Incluso con la puerta cerrada, aún podemos oler nuestro horrible invento.
Le doy un codazo a Jimin.
— Llama tú.
Él suspira y golpea con los nudillos la puerta. Una voz aguda nos dice que entremos. Está claro que Georg no nos espera, porque cuando Jimin lo saluda, se voltea para mirarnos.
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─ ❛ ❀;; ɪɴϙᴜɪʟɪɴᴏs ᴛʀᴀᴠɪᴇsᴏs ₊˚.༄
RomanceEl apartamento soñado por Ingrid solo viene con un pequeño inconveniente: un tipo insoportablemente sexy. ◈ Inquilinos traviesos; pjm [fanfic] ➻ Heterosexual. ➻ Portada: plantilla obtenida de Canva. ➻ Historia: adaptación, la original se encuentra e...