Capitulo 1

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Hola, mi nombre es Victoria Klein, tengo 15 años y no soy de aquí ni de allá. Siempre me la he pasado viajando junto con mis padres, a ellos les gusta viajar mucho y a mi... realmente no, no he conseguido amigos, no he recibido clases desde hace mas de 1 año, no he conocido muy bien los lugares a donde voy y no tengo un recuerdo lindo con alguien. A veces quisiera ser una "niña normal", ir a al escuela, salir al parque en las tardes e ir a comer un helado con papá, pero entre el trabajo y los preparativos para el siguiente viaje nadie en casa tiene tiempo, y yo tampoco tengo para tener amigos ni socializar.

Esta vez estamos llegando a Alemania, a una ciudad llamada Leipzig que está en el estado de Sajonia, jamás había escuchado un nombre tan raro para una ciudad, pero henos aquí...
No conozco nada, ni si quiera el idioma, pero aun así mis padres decidieron que nos quedaríamos hasta que el trabajo acabara; Estaba convencida de que no iría a la escuela, de que me la pasaría en casa durante algunos meses y que la cena familiar sería lo único emocionante que me pasaría, no tenía expectativas de nada más.

Al llegar del viaje llegamos a una casa de dos pisos, era blanca y alrededor tenía demasiadas rosas, de todos los colores que te puedes imaginar, habían muchas mariposas y pajaritos al rededor, era una casa con un estilo muy fresco y romántico... Realmente me gustaba, era una buena casa y a pesar de que sabía que la pasaría mal, al menos viviría en una casa envidiable.

-Papá: Y bueno Vic, ¿Qué tal te parece la casa que conseguí?

-Victoria: Es muy linda, pero.. ¿para que una casa tan linda si solo nos quedaremos unos meses?, me hubiera conformado con una cabañita como las anteriores.

-Mamá: Bueno, hay algo que tenemos que confesarte, pero será hasta la cena, así que ve a guardar tus cosas al cuarto de arriba, te llamaré cuando la cena esté lista.

Me fui pensativa, talvez me dirían que nos mudaríamos de casa en muy poquito tiempo o que estaremos un poco más de algunos meses.
Subí las lindas escaleras de madera, habían dos habitaciones arriba, así que elegí la que tenía balcón, ya que jamás había tenido uno; Abrí mi maleta encima de la cama y saqué toda mi ropa, había un enorme ropero y un lindo tocador, así que acomodé mis cosas en done correspondía, todo era tan precioso y me hacía muy feliz poder tener una casa tan linda, aunque no fuera para siempre.

-Mamá: Cariño, la cena ya está lista, lávate las manos y baja.

-En la cena-

-Victoria: Bueno, ¿y qué es lo que tenían que confesarme?, no me digan que nos iremos más pronto de lo que pienso, la casa es muy linda y...

-Papá: (interrumpe a Victoria) cariño, tu madre y yo lamentamos mucho el tener que viajar demasiado, no hemos dejado ni si quiera que vayas a la escuela o que tengas una vida normal, así que pensamos en ti y en eso y...

-Mamá: Tu padre cerró negocios acá, tiene trabajo acá, ya no nos iremos por un largo tiempo.

-Papá: Seguramente llegarás a vieja en esta casa Victoria jajaja

-Victoria: ¿Me lo dicen en serio?, ¿Podré tener amigas?, ¿Podré ir a la escuela?

-Papá: Así es mi linda, espero que puedas hacer todo lo que siempre has querido.

-Mamá: Irás a la escuela pasado mañana, así vayamos a comprar mañana todo lo necesario Vic.

-Victoria: ¡Claro mamá!

Estaba tan feliz, como pudo haber pasado esto de repente... Por fin podré ser una niña normal.

Esa noche dormí muy contenta, iba a tener una nueva vida y ya quería saber que era lo que me esperaba.

Mi mamá me levantó muy temprano para dirigirnos a un mercadito que estaba cerca de casa; Me puse un vestido blanco arriba de las rodillas y en mi cabeza un moño más grande que mis manos, estaba lista; Caminamos muy poco, 50 pasos conté mientras iba jugando con algunas flores que me encontraba por el camino, todo era tan lindo y nada podía ponerse mal.

Compramos algunos hilos para costurar, compramos pan, algunas carnes y unas cuantas telas, ya que a mi mamá le gustaba hacerme los vestidos. Pasamos frente a una florería y era la mejor que había visto, tenía muchos colores y muchas formas, pero sobresalían más las flores naranjas, jamás había visto flores tan lindas de ese color, eso me dio una idea. A un lado había una frutería con las mejores manzanas, las mejores fresas y por supuesto, las mejores uvas.

Regresamos a casa, cenamos y con ansías me fui a dormir para esperar al siguiente día.

-Al día siguiente-

El cantar de los pajaritos hizo que me levantara un poco antes de las 8, que era la hora en la que tenía que irme a la escuela, salí a respirar un poco de aire al balcón y agradecí por esta nueva etapa de mi vida; Me puse lo más linda posible, un vestido color naranja, ya que la idea que había tenido en la florería era sobresalir como aquellas flores tan lindas de este color, así que me lo puse sin importar el que dirían de mi, unos listones blancos en mi cabello y unos aretes de oro que me había regalado mi abuelita.

Mi papá me estaba esperando para llevarme a la escuela, ya que solamente el sabía en donde estaba.

-Papá: La primavera es tan linda como tú, ¿Estas nerviosa?

-Victoria: Claro papá, hace mucho tiempo que no voy a una escuela, tengo un poco de miedo, ojalá pueda hacer algunos amigos.

-Papá: Verás que si cariño, pero anda, vamos ya que si no llegaremos tarde.

Llegamos a la escuela, mi papá me despidió con un beso en la frente y así fue como me armé de valor para entrar a la escuela.

Cuando entré me llevaron al salón que me correspondía, solamente habían unos cuantos y entonces habían muchos lugares disponibles, me dirigí al más solitario y empecé a sacar mis cuadernos. Llegó la clase de poesía y vimos cosas muy interesantes, pero tenía como tarea plasmar mis sentimientos actuales para leerlos en la siguiente clase en frente del grupo.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora