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Después de la devastadora guerra con Reborn 'Tortillaland' , Spreen decidió huir de todos y alejarse del mundo humano. La pérdida había sido demasiado grande. Su mascota Pelusa, su compañera inseparable, había perdido la vida en una exposición trágica.

Ese dolor inmenso provocó que el corazón del híbrido se rompiera en mil pedazos. Spreen se sintió vacío, sin rumbo ni esperanza.

En ese estado de desesperación, el oso huyó al bosque, con sus ojos cristalizados por las lágrimas no derramadas. No sabía cuánto tiempo estuvo corriendo sin parar, sumergiéndose en lo más profundo del bosque.

Corrió tanto que sus piernas parecían de plomo, sus pulmones ardían y su corazón latía con fuerza. Ya no podía correr más, se sentía cansado y con dolores en todo el cuerpo.

Finalmente, exhausto, se derrumbó en el suelo, cerró los ojos y esperó a que todo fuera solo un sueño. La fatiga y el dolor lo vencieron, y pronto se quedó completamente dormido.

El bosque, testigo de su dolor, lo envolvió en un silencio tranquilo, mientras la luna brillaba en el cielo, iluminando la figura del híbrido rendido.

Al despertar, Spreen recobró conciencia y las lágrimas no tardaron en llegar. El dolor y la tristeza lo abrumaron de nuevo. Estaba de mal a peor, y su cuerpo parecía recordar cada herida sufrida en la guerra.

Intentó levantarse, pero las heridas le impidieron hacerlo. Subió su camisa hasta mostrar un montón de cicatrices, por suerte, desinfectadas. Las había desinfectado hacía unos días, pero aún le dolían.

Se miró las heridas con una mezcla de tristeza y resignación. Le levantó lo más que pudo y miró a todos lados, estaba completamente perdido en el bosque. No sabía dónde estaba ni hacia dónde ir.

Se secó las lágrimas con sus brazos y empezó a caminar sin rumbo, dejándose llevar por la desesperación. El bosque parecía cerrarse sobre él, y la soledad lo envolvía como una manta pesada.

Caminó durante horas, sin saber qué buscaba ni qué esperaba encontrar. Solo sabía que no podía quedarse quieto, que debía mantenerse en movimiento para no sucumbir al dolor y la tristeza.

La luz del sol comenzó a declinar, y el híbrido se dio cuenta de que necesitaba encontrar refugio para pasar la noche. Pero ¿dónde?....

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Pasaron 2 años sin tener contacto humano. Spreen sobrevivió normalmente en el bosque, aprendiendo a vivir con la soledad y el silencio. Lo único que cambió fue que dejó de hablar con seres humanos, pero para no perder la cordura, se las arregló para conversar con los animales que lo rodeaban.

Un día, mientras se sentaba en una roca, se dirigió a una iguana que tomaba el sol cerca de él.

- Y bueno, ¿cómo va con tu mujer? - preguntó aburrido Spreen, intentando entablar conversación.

Un silencio invadió el lugar. La iguana lo miró con ojos inexpresivos, sin responder. Hasta que, de repente, la iguana lo golpeó con su lengua.

- Agh! - se quejó Spreen mientras se limpiaba la saliva viscosa del animal de su rostro.

- Cuernudo... - murmuró, irritado.

Después de dos años de aislamiento en el bosque, Spreen había entrenado su cuerpo hasta alcanzar una buena condición física . Sin embargo, a pesar de su progreso, se sentía perdido y sin rumbo. Su rutina diaria se había convertido en una monotonía:

Dormir, despertarse, salir a correr, desayunar, hablar con animales, entrenar, comer, hacer algo para divertirse, hablar con más animales, cenar y, finalmente, volver a dormir.

[✰] 𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑈𝑛 𝑂𝑠𝑜 𝑌 𝑈𝑛 𝐶𝑜𝑛𝑒𝑗𝑜 🪷//𝘚𝘱𝘳𝘦𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora