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El camino para salir de la escuela se sentía igual que siempre, y Beomgyu y Soobin caminaban hombro con hombro.

—¿Vienes a mi casa?

—¿A qué? — cuestionó Beomgyu, alzando una ceja.

—¿Cómo que a qué? ¿A hacerme compañía? — ironizó, como si fuera de lo más obvio. Sonríendo, Beomgyu negó con la cabeza, sin embargo, él aceptó.

—Está bien, cualquier cosa que me mantenga lejos de casa está bien. — Soobin sonrió y entrelazó sus dedos para guíarlo.

Soobin y Beomgyu no eran amigos de toda la vida, pero eran los mejores y sobretodo, los únicos, y se reían juntos como si realmente fueran graciosos. El mundo los había unido hace ya unos meses, cuando Beomgyu fue transferido a su secundaria durante el anterior curso, y desde entonces, no podían evitar pasar tiempo juntos. Su relación era sencilla, pero agradable.

Al llegar a la casa, Soobin le ofreció un vaso de agua o jugo, que Beomgyu negó con una sonrisa.

—¿Dónde están tus padres? No puedes vivir solo, ¿verdad? — Beomgyu abrió un poco más los ojos, como si realmente existiera una probabilidad. Soobin negó mientras reía, tomando su propio vaso de agua. Aveces, Beomgyu realmente le parecía un gran cachorro.

Al terminarlo, lo dejó sobre la encimera.

—Mis padres son doctores. Trabajan todo el día, lindo — aclaró con tono juguetón, pasando directamente delante de él hacia su habitación después de acomodarle un cabello detrás de la oreja.

Beomgyu sentía el estómago de repente hormigueando, y sus mejillas se sentían secas como si estuvieran rojas. Se aseguró de seguirlo rápidamente, como un gran cachorro que sigue a su dueño, y vió a Soobin con el teléfono.

Se sentó sobre la cama tímidamente, con sus manos cerca de su cuerpo porque era un entorno desconocido, pero al rato de que Soobin no dijo nada, comenzó a explorar la habitación. Palpó los materiales de los muebles y la textura de los cuadros, y observó los adornos y posters, incluso le dió una mirada disimulada a la ropa de su closet. Luego suspiró y volvió a la cama, sentándose con algo más de confianza junto a Soobin, y como un niño tonto acercó su rostro a él para intentar ver lo que hacía en el celular, pero Soobin lo alejó disimuladamente, y Beomgyu refunfuñó. Aburrido, apoyó su cabeza sobre el hombro de Soobin y cerró sus ojitos, y dejó que su cuerpo se relajara debido a lo bien que olía.

—¿Qué haces, uhm? — cuestionó Soobin, quedamente, parecía curioso y genuinamente feliz por la manera en la que Beomgyu se acurrucaba en su cuello, restregándole sus suaves cabellos negros. Llevó su mano a su rostro y lo acarició un poco, sonríendo realmente brillante —. ¿Eres un pequeño cachorro?

—...mhno — balbuceó, porque de repente se había dado cuenta que tenía algo de sueño.

— O quizá eres un pequeño bebé. — Beomgyu rió un poco.

Pero al rato se dió cuenta de que no era lo suficientemente cómodo para quedarse dormido, pues comenzaba a dolerle el cuello, y reaccionó refunfuñando otra vez. Intentó hacerle cosquillas a Soobin para conseguir su atención, luego le pellizcó las costillas y le mordió el hombro, Soobin rió pero se quejó, tratando de apartarlo para continuar en su celular.

—¿Qué haces...? — lloriqueó Beomgyu —. ¿Me trajiste a tu casa a verte usar tu celular?

—¿De qué hablas? Me haces compañía.

—¿Es en serio? No quiero hacerte compañía, quiero que me prestes atención. — Pero Soobin no le hizo caso, y Beomgyu optó por una segunda estrategia: morderle las mejillas, y estirando el cuello lo consiguió. Soobin solo se rió de forma dulce, y Beomgyu dejó un besito sobre su mejilla, consiguiendo que se pusiera roja inmediatamente. Este detalle le dió valentía para continuar con su plan, y saltándose un montón de pasos de por medio, le plantó un dulce besito sobre los labios, apenas un toque, y suficiente para hacer que Soobin ignorara su teléfono y girara la cabeza para mirarlo atónito y con el rostro rojo.

Se veía muy bonito, pues debido a su piel pálida las mejillas se le ponían rosaditas, lo cual combinaba de forma excelente con sus ojitos redondos y su cabello negro alborotado. Al tenerlo cara a cara, Beomgyu simplemente se inclinó hacia adelante para darle un beso más largo y profundo, poniendo una de sus manitos en su pecho.

—Dios mío, no puedes quedarte quieto, ¿verdad? — preguntó Soobin cuando se separaron, con la respiración entrecortada. Parecía haberse olvidado por completo de lo que estaba haciendo en su celular.

—¿Puedo? Pero quizá debería hacer lo contrario — mencionó juguetonamente, trepándose sobre Soobin de un momento a otro, rodeando sus caderas con sus piernas. Chocaban sus rodillas rosadas y sus pálidos muslos por sobre los shorts cortos del uniforme de la escuela. Beomgyu puso sus manos en el pecho de Soobin y escabulló su cabeza en su cuello, haciendo que su respiración inevitablemente se acelerara.

Beomgyu unió sus narices, Soobin sonrió.

—Eres un niño lindo.

—No tan lindo como tú — dijo, antes de besarle la mejilla como lo haría un perrito que lame a su dueño, y luego atacó sus labios, rodeando su cuello con sus brazos. Soobin ubicó sus manos en la cintura de Beomgyu, sintiendo el calor de su piel por sobre la camisa del uniforme.

School Tricks ✨ Soogyu ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora