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—Beomgyu... — gemía Soobin, con un hilo de saliva que la caía de la comisura. Beomgyu, que había empezado a manosear su propio pene mientras acariciaba su cabello, sonrió.

—¿Sí, mi príncipe? — apretó un poco en la parte de la cabeza, que se deformaba de una manera extraordinaria. Las venas que recién se habían tornado ligeramente moradas eran algo que Soobin no podía dejar de observar mientras movía su cadera sin verguenza para rozar su próstata contra el vibrador.

—Beomgyu... — repitió Soobin, Beomgyu accionó un botón provocando que la velocidad del artefacto incrementara. Soobin se agarró fuertemente de una almohada.

—¿Quieres algo, dulzura? — preguntó, aún con esa extraña voz pasivo-agresiva, acariciando con su mano su suave cabello para despejar su lindo y colorado rostro, con la otra, seguía estimulando sus propios sentidos. El pene de Beomgyu estaba muy cerca del rostro de Soobin mientras este se dejaba caer rendido ante la estimulación intensa de su próstata, observándolo sin saber si sentirse desagradado, incómodo o curioso.

Dió un respingo cuando la cálida mano de Beomgyu se posó sobre una de sus nalgas, estrujándola con tanta fuerza que llegó a doler en algún punto. Movió su boca en torno a la almohada, sin poder evitarlo, mordiendo, mientras sus ojos brillantes observaban a Beomgyu de forma sumisa. El ambiente olía a fluidos, la habitación dentro de la cabeza de Beomgyu había adoptado repentinamente una coloración más extrovertida. Los colores brillantes se acentuaban, los neutrales, se hacían más oscuros, como si algo dentro de su cabeza se descontrolara poco a poco. Su pulgar acariciaba la mejilla de Soobin, podía sentir el movimiento de su mandíbula tensándose y descansando periódicamente, haciendo que escenas anexadas a ese exacto sentimiento de acariciar su mejilla para sentir el interior de su boca se manifestaran de repente.

Soltó un suspiro repentino cuando una tímida mano tomó la suya sobre su pene, y al apartarla, Soobin lo tomó con su mano, moviéndolo tan suavemente que no hubiera provocado nada en Beomgyu si no existiera ese importante factor mental: que Beomgyu era un adolescente virgen y hormonal, que la situación lo calentaba tanto que sentía su pene duro arder, quemar, de toda la sangre que se concentraba dentro de su glande, y que estaba muy, profundamente, enamorado del chico a sus rodillas gimiendo contra una almohada y acariciando su pene.

El dedo pulgar que se encontraba haciendo círculos sobre la mejilla de Soobin se inmiscuyó dentro de su boca de forma obscena aunque delicada. Soobin lo acomodó cariñosamente sobre su lengua chupando con vehemencia hasta sentir el cielo de la boca escocer tirando de la saliva, y el dedo de Beomgyu atorado por la presión. Con algo más de confianza, movió su mano arriba y abajo sobre su glande, provocando ligeros jadeos que salieron de la boca de Beomgyu, tan dulces como los recordaba. Beomgyu se atrevió a avanzar su dedo hasta que casi toca su garganta y retrocederlo hasta sacarlo de sus labios con un ligero «pop». Su dedo se ubicó en el labio inferior de su pequeño principe, las esquinas de sus comisuras y el inicio de sus belfos estaban manchado de saliva. Beomgyu tomó su barbilla y dirigió su mirada hacia él.

—¿Te apetece tener algo en la boca, mi príncipe?

Soobin no estuvo seguro de cómo logró entender el significado de esa frase, se atoró levemente entre suspiros y solo pudo asentir, porque qué más quedaba.

Ambos se posicionaron de forma óptima, Beomgyu le bajó un nivel o dos a la potencia del vibrador, para que así Soobin pudiera concentrarse en su trabajo y se corrieran en tiempos parecidos, según la cabeza de Beomgyu, así es como funcionaba. Beomgyu puso rectas sus delgadas caderas, sobresalía de su pelvis su pene rojizo con sus dos bolas inchadas de una forma que era incluso tierna, pero no más tierno que la manera en la que Soobin las observó y las acarició, apretándolas levemente, como un bebé que ve por primera vez las tetas cargadas de leche nutritiva de su mamá, y como uno exactamente haría, acercó su boca a la punta de la cabeza del pene, abriéndo un poco más su boca para succionar de forma leve. Soobin gimió, apretando sus puños. Él no estaba seguro de si así se supone que fuera, pero así parecía funcionar, mientras Soobin agarraba ambos de sus pálidos muslos para lamer los contornos de su pene de forma delicada, delicadamente jodiendo su cabeza por cada minuto que pasaba.

Beomgyu tomó su cabello, agarrándolo de forma suave, sin retenerlo ni guíarlo a ningún lado. Como un dueño que le pone la correa a su perro para dejarse llevar por él hasta donde le lleve, él solo deseaba conocer con su propia mano el trayecto desordenado que realizaba Soobin sobre su glande, sentirlo de cerca. Soobin engulló la cabeza del pene, y Beomgyu siseó quejándose por los dientes. Después de algunos segundos de debate Soobin aseguró intentar cubrir sus dientes con sus labios. Avanzó hasta que el glande invasor tocó su garganta, chupó y succionó torpemenente como pudo, y con sus manitos abarcó lo demás. Sentía el sabor a piel del pene áspero y el gusto dulce o ácido del líquido pre-seminal, que llenaba sus sentidos de una manera increíble. A Soobin le hubiera gustado tener el cerebro menos adormecido, para describir aquella sensación en su cabeza hasta que se quedara completamente grabada, y recordarla explícitamente en sus momentos de cordura.

Sin embargo, no hacía falta que se esforzase, porque la calidez de su saliva envolvía el pene y el cerebro de Beomgyu de una forma extraña y abrumadora. Una succión especialmente fuerte lo llevó al borde del colapso. Con una sensación tan intensa que le provocaba unas ligeras ganas de llorar, sostuvo el cabello lacio de Soobin entre sus dedos con una fuerza involuntaria por la cual luego se disculparía, y desesperadamente trató de sacar su pene para correrse fuera, pero Soobin se negó a dejarlo ir, presionándole con sus manos sus bolas contra su vientre y obligándolo a correrse en su boca, soltando toda su eyaculación sobre su lengua previamente a vivir los mejores siete a diez segundos de su vida.

Soobin se medio atragantó, dejándo derramar algo del líquido afuera de su boquita. Al final, terminó dejando salir la mayoría poco a poco, que chorreó desde sus labios por su pecho y pezones, resbalándose hacia sus muslos. El sabor era dulce o ácido, o quizá amargo, era una mezcla extravagante aunque no desagradable. Soobin se sentía con el cerebro molido y la conciencia atontada, mientras movía su mano para sacar de su ano ese vibrador que comenzaba a atormentarlo y apagarlo. Se lanzó a los brazos de Beomgyu y lo estrechó hacia sí mismo, que se hayaba en un estado mental parecido, y todavía podía sentir el calor corporal intenso del interior de la boca de Soobin, y su lubricante saliva corriendo de arriba a abajo por su glande palpitante y sensible, y junto a Soobin se dejó caer en la cama, al menos a recuperar el aliento perdido.

Soobin estrechó a Beomgyu contra su pecho y acarició su suave cabello.

—Eso fue un poco salvaje, pequeño — regañó Soobin, abrazando aún a Beomgyu alrededor de su cintura, mientras este se trepaba encima suyo, con sus piernas enredadas en su cuerpo como un koala, y escondió la cabeza en su cuello ríendo de forma vergonzosa.

—Lo siento, Binnie. Aparentemente, nisiquiera yo me conozco muy bien...

—¿Binnie? ¿Ya no soy tu principe?

—¡Deja de molestarme, bastardo! — advirtió, aguantando la risa —. No me he olvidado que me has llamado sinverguenza.

—¿Quieres ser mi novio? — preguntó Soobin, ignorando su anterior comentario, apretando aún más fuerte su cintura como si quisiera transmitirle más calor corporal.

—¿Ah? — preguntó Beomgyu, parando súbitamente de sonreír, su rostro se veía atónito.

—¿Quieres? Podemos esperar a graduarnos y comprarnos un apartamente juntos.

—¿Tú crees? — cuestionó Beomgyu. No quería hacerlo, pero fue de esos momentos donde no se podía esconder una sonrisa emocionada de estúpido. Soobin tenía sus ojitos brillando, y cuando su amiguito se apoyó en sus delgados brazos para mirarle la cara, lo sostuvo de la cintura y forzó un intenso y dulce contacto visual.

—Creo que no importa nisiquiera dónde estamos mientras estemos juntos.

School Tricks ✨ Soogyu ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora