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¿Por qué duele tanto? Mis músculos estaban tensos, heridos, y con marcas

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¿Por qué duele tanto? Mis músculos estaban tensos, heridos, y con marcas.

Podía sentir en cada nervio y articulación, el punzante dolor que se extendía desde mi centro hasta las puntas de mis dedos.

Mi corazón golpeteaba contra mi pecho con fuerza en algunos minutos, y luego dejaba de hacerlo, los latidos bajaban como si estuviera a punto de morir.

Miraba el techo, las paredes, y luego el piso. Miraba todo y nada al mismo tiempo, porque no era realmente consciente de lo que mis ojos apreciaban, estaba espaciándome en los segundos donde tenía descanso y podía volver a respirar.

A veces tenía espasmos, como si estuviera soñando que caía de algún auto en movimiento, pero estaba despierta y era la respuesta de mi cuerpo a todas las heridas que había recibido. Por dentro y por fuera.

Me movía. Mi cuerpo se desplazaba en cortos movimientos, de arriba a abajo, una y otra vez.

Y los sonidos que provenían de su boca me hacían nublado la vista, y querer esconderme a tres metros bajo tierra.

—Tan pequeña— susurraba un desconocido sobre mi cara, tirando saliva al hablar —Tan apretada.

Mis manos se volvían puños de tanto en tanto, cuando encontraba la mínima fuerza para querer levantarme, pero sentía las estocadas al siguiente segundo y mis dedos volvían a entumecerse.

No podía obviar el dolor tan fuerte en mis partes íntimas, no podía cerrar los ojos y fingir que no me estaban utilizando, porque en cuanto lo hacía, veía a mis compañeros.

Veía en mi desorientación, una cara que se nublaba conforme distintas manos pasaban por mi cuerpo. Una cara que quería reconocer a como diera lugar, quería poder darle una forma, ojos, boca nariz…

Quería ver algo que no fuera esto que estaba viviendo.

“Todavía era muy tímida, me costaba relacionarme con la gente, pero era más que nada, debido a mi carácter.

Para ser una niña, estaba demasiado a la defensiva, según lo que había escuchado en la conversación entre Junmyeon y Baekhyun, mientras espiaba.

Me mantenía en la habitación que me habían dado, la cual, por el momento, estaba vacía aparte de mi. Pero me avisaron que podría tener una compañera en cualquier momento, porque era normal que los niños de mi edad estén como compañeros de habitación.

Un par de jóvenes habían tratado de acercarse; Doyoung y Yuta, según lo que me dijeron.

Pero el verlos me hizo recordar a los adolescentes perturbados del orfanato que no habían podido ser adoptados, y golpeaban a los menores para sacar su rabia.

Y lo único que hice, fue golpear a uno en la cara, a Doyoung.

Mi mano era pequeña, pero de alguna manera logré que mis diminutos nudillos choquen contra su ojo y se lo haga cerrar mientras gimoteaba y Yuta se reía a carcajadas.

TODDLER | Mark LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora