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—Tal vez…— susurré con la voz rota y delgada

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—Tal vez…— susurré con la voz rota y delgada.

Mis párpados entreabiertos demostraban la pesadez que sentía todo mi cuerpo, mis extremidades estaban como si no fueran mías, no podía reconocerlas del todo, y gracias a eso, estaban inmóviles.

La habitación con paredes blancas se había convertido en el reclusorio más dañino en el que estuve, ni siquiera el baño del orfanato se acercaba a semejante castigo.

Las luces a veces parpadeaban, como si estuvieran jugando con mi cabeza para hacerme creer que estaba en una película de terror. Pero lo que más me tenía conmocionada, era el hecho de que escuchaba a alguien hablándome.

—Solo necesito que se sane— seguí respondiendo a la voz que sonaba en la habitación, aunque no pudiera entenderla del todo, y si me pidieran que lo repita, tampoco podría. Eran palabras que entraban por mi oído y yo respondía de manera automática, sin procesarlo.

Pero me quejaba, dentro de mi solo podía gemir de dolor y despotricar contra todo el mundo.

Los insultos se habían vuelto internos ya que la energía había sido sacada de mi ser, y mi respiración era tan débil, que aunque no quisiera, poco oxígeno ingresaba a mis pulmones.

Mis piernas latían del horrible dolor que me habían dejado, y yo ya no hice algún intento por moverme, eso solo provocaba que todo lo que sentía se exacerbara.

“Pero, tal vez si lo intentara, podría…”

Hice fuerza en mi abdomen para querer levantarme.

“Nop, mejor no. “

Era inútil, me dolía tanto que lágrimas amargas salían por mis ojos al intentar moverme, era un castigo infernal.

Cerré mis ojos, buscando poder quedar inconsciente, y, si era necesario, no despertar más.

[•]

Los chicos me miraban ansiosos, y podría decir que hasta temerosos, sus piernas se movían con ese inquietante tic que quería decirles que paren, pero no podía hacerlo, estaba demasiado ocupada tratando de lidiar con mi propia ansiedad que quería crecer más y más.

—Nos encargamos de buscar más pistas en las cámaras, Chenle tiene el resumen de lo que encontró. —dijo Taeyong, también mirándome de reojo a cada rato, más atento a mi que a la reunión.

—Podríamos cerrar la calle, y simplemente atacar— Jeno murmuró, mordiéndose la uña de su dedo pulgar.

—¿Con una marcha?— Haechan preguntó.

—Fingimos un accidente— por primera vez hablo yo, y todos me miran, dándome la sensación de que acaba de ocurrir un milagro.

Los ojos de todos están sobre mi y si no fuera por la situación, bromearía sobre que parece que vieron a una diosa o algo parecido.

TODDLER | Mark LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora