parte 43754

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Desperté en una habitación desconocida, sintiéndome desorientado y confundido. Una voz distorsionada resonó en mi cabeza, llamándome una y otra vez. "Héroe Sama, ¿estás despierto?"

Traté de enfocar mi mente y pronto reconocí a la joven que estaba a mi lado. Era una mujer hermosa vestida de blanco, con una voz suave y una expresión tímida. "Héroe Sama, ¿te refieres a mí?", pregunté, aún aturdido por lo que estaba sucediendo.

La joven asintió emocionada y su rostro se iluminó con alegría. "¡Sí, exactamente! Mi nombre es Elisa Indila Tercera, y yo fui quien rogó a la Diosa de la Pureza para que nos enviara a un héroe. ¡Y aquí estás tú!"

Recuerdos fragmentados comenzaron a volver a mí. Recordé cómo fui arrojado por la Diosa a este mundo, castigado por mi muerte en circunstancias cuestionables. Me levanté de la cama rápidamente, lleno de urgencia, y miré a Elisa, ansioso por saber dónde me encontraba.

Ella asintió con comprensión y me explicó. "Nos encontramos en el Santo País de Arbaounta, en la Iglesia de la Santa. Aquí adoramos a la Diosa de la Pureza, y yo soy la Santa de esta generación. Fue a mí a quien la Diosa respondió enviándote".

Una mezcla de asombro y confusión se apoderó de mí mientras procesaba esta información. ¿Cómo había llegado a este lugar? ¿Por qué la Diosa me había enviado aquí?

Elisa notó mi desconcierto y su mirada se llenó de compasión. "Kaito, la Diosa de la Pureza tiene sus razones. Confía en que hay un propósito para tu presencia aquí".

Recordé mi caída desde el cielo, un sentimiento de pérdida y una extraña sensación de incompletitud me invadieron. Miré a Elisa con un nudo en la garganta. "¿Dónde están mis genitales?", pregunté en un tono cargado de angustia.

Elisa se sonrojó visiblemente, aparentemente incómoda con mi pregunta directa. "Cuando caíste del cielo, aterrizaste en uno de los arcos de la catedral. Para salvar tu vida, tuvimos que realizar una cirugía de emergencia... y tuvimos que amputar tus testículos", explicó con voz temblorosa.

Mi orgullo masculino se derrumbó al escuchar esas palabras. Un sentimiento abrumador de pérdida y desesperación se apoderó de mí. ¿Cómo podía enfrentar el mundo sin una parte tan fundamental de mi identidad?

Pasaron tres días en los que me sumergí en una profunda depresión, dejándome llevar por la tristeza y la sensación de vacío. Durante ese tiempo, Elisa me visitaba frecuentemente, ofreciéndome consuelo y palabras de aliento.

En un día en particular, Elisa se acercó a mí con ojos llenosde compasión y determinación. Se sentó a mi lado y tomó suavemente mi mano.

"Kaito, entiendo que te sientas devastado por lo que ha sucedido", comenzó Elisa, su voz llena de empatía. "Pero quiero que sepas que todavía eres valioso y tienes mucho que ofrecer al mundo. Tu valentía y fuerza no se limitan a tu cuerpo físico".

Levanté la mirada hacia ella, mis ojos llenos de tristeza y desesperanza. "Pero Elisa, sin mis genitales, ¿cómo puedo ser un hombre completo? ¿Cómo puedo encontrar mi propósito y seguir adelante en este mundo?"

Elisa sostuvo mi mirada con ternura y habló con una convicción inspiradora. "Kaito, el valor y la masculinidad no se definen por los órganos que tenemos, sino por la fuerza interna, la integridad y las acciones que tomamos. Aún puedes ser un héroe en este mundo, dejando una huella positiva en la vida de las personas".

Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, sacudiendo mi desesperanza y avivando una pequeña llama de esperanza en mi corazón. Comencé a darme cuenta de que había más en mí de lo que los órganos físicos podían definir.

Betsu no sekai kara kita kurutta eiyūDonde viven las historias. Descúbrelo ahora