CAPÍTULO 12

140 15 0
                                    


También presentes en la velada musical de lady Malfoy: la señora Durley y su hijo mayor cual vesstía con colores que favorecieran sus cutis; el señor Nigel Berbrooke (quien, como es habitual, tenía mucho que contar, aunque nadie salvo Philippa Featherington parecía interesada); y, por supuesto, la señora Potter y él señorito Harry Potter.

Esta Autora supone que la invitación a los Potter incluía también a la señorita Pansy Potter, pero no se encontraba presente. Lord Malfoy parecía de buen humor pese a la ausencia de la joven señorita Potter, pero, ay, su madre no podía disimular su decepción.

Pero, claro está, la tendencia de lady Nott a hacer parejas es ya legendaria y Sin duda no puede estar inactiva ahora que sus dos hijos omegas ya estan casados  con el joven Ron Nott con el  duque Zabini.

 

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,

 

27 de abril de 1814

Draco sabía que tenía que estar loco. No podía haber otra explicación. Su intención era asustarlo, aterrorizarlo, hacerle entender que nunca podría pretender inmiscuirse sus asuntos y salir indemne, y no obstante…

Lo besó.

Su intención había sido intimidarlo, y por eso se había acercado cada vez más, hasta que él, un inocente omega, no tuviera otro remedio que sentirse acobardado ante su presencia.

Él desconocía lo que era estar tan cerca de un hombre, un alfa como para que el calor de su cuerpo se filtrara a través de sus ropas, tan cerca como para no saber distinguir dónde finalizaba su aliento y dónde empezaba el de Harry.

No sabría reconocer el primer ardor del deseo, ni sabría entender aquel calor lento que se extendía en espiral desde el núcleo de su ser. Y aquel remolino de calor estaba ahí. Podía verlo.

Pero él, un completo inocente, nunca entendería lo que él veía con tan sólo un vistazo de sus experimentados ojos. Lo único que él sabía era que él se alzaba sobre Harry, más fuerte, más poderoso, y que había cometido un espantoso error al invadir su santuario privado.

Iba a dejarlo justo entonces, iba a dejarlo preocupado y sin aliento. Pero cuando les separaban menos de tres centímetros, la atracción se hizo más fuerte. El aroma de Harry era demasiado cautivador, el sonido de su respiración demasiado excitante. La comezón del deseo que él había pretendido desatar en Harry de pronto se encendió en su interior y extendió una cálida garra de necesidad hasta la punta de sus pies. Y el dedo que acababa de pasar por su mejilla —sólo para torturarlo, se dijo— de pronto se convirtió en una mano que lo sujetó por la nuca mientras sus labios lo tomaban en una explosión de rabia y deseo.

Harry jadeó contra su boca, y entonces él aprovecho la separación de sus labios para deslizar la lengua entre ellos. Aunque Harry estaba rígida entre sus brazos, daba la impresión de que aquello tenía más que ver con la sorpresa que con cualquier otra cosa, por lo que Draco se apretó un poco más y permitió que una de sus manos se deslizara por detrás y sujetara la suave curva de su trasero.

—Esto es una locura —susurró él contra su oído. Pero no hizo ningún movimiento para soltarlo.

La respuesta de Harry fue un gemido incoherente y confuso. Su cuerpo se volvió un poco más maleable entre sus brazos, permitió que lo amoldara al suyo, con más proximidad. Él sabía que debía detenerse, sabía que desde luego no tenía que haber empezado, pero su sangre se aceleraba a causa de la necesidad, y Harry sabía tan… tan… Tan bien.

He Viscount Malfoy, he who loved me. "Él vizconde Malfoy, él que me amó."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora