Cuando la diosa huye, el mal tomará su lugar, usurpando la magia y controlando todo.
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Dana es una Diosa que vive encerrada en un Cubo y desde allí observa a todo su mundo, manejándolo a su antojo. Pero cansada de esa vida mágica y aparentemente ab...
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Dana no logró conciliar el sueño en casi toda la noche, triste por la conversación que había tenido con Loy y temerosa por la tormenta que no cedía. Los primeros rayos de sol acariciaban los ventanales cuando pudo descansar al fin, sin embargo la tranquilidad duró apenas un par de horas.
—¿Y así de perezosa pretendes ser una diosa?
Sintió el sonido de un chasquido antes que el frío la cubriera al verse sin mantas. Abrió los ojos con brusquedad, sintiéndose amodorrada y con la cabeza dolorida por las pocas horas de sueño. Selba estaba parada junto a la cama, con los brazos en jarras y la expresión impávida. El Cubo brillaba con intensidad, colgando de su cuello descubierto por el escote del vestido azul eléctrico.
—Vamos, levántante, hermanita, que tenemos mucho que hacer hoy.
Dana se restregó los ojos sin entender.
—¿Tenemos?
Una sonrisa mordaz hizo que los ojos verdes de la diosa destellaran.
—Aprovecha que estoy de buen humor para aprender un poco del oficio, muchacha. Vamos, ¡arriba!
La diosa Violeta dio un respingo y se levantó casi por inercia ante el tono enérgico de Selba. Ella volvió a chasquear los dedos y el pijama de Dana se cambió por una ropa más formal y decente para acompañar aquella imponente mujer. La siguió en silencio por los pasillos, nerviosa y estrujándose los dedos, hasta que llegaron a un comedor. Le ordenó que se sentara mientras un par de muchachos les servían el desayuno. Agradeció con timidez y miró a Selba antes de empezar a tomarse el café.
—Primero que nada, siempre debes cuidarte. Comer y descansar bien —comenzó a decir la Diosa Verde, con el borde de la taza sobre los labios—. Segundo: ser una diosa es a tiempo completo.
Tocó el pendiente en su cuello y, para asombro de Dana, pudo ver la proyección de las seis caras rodeando a las dos, traspasando la mesa, la comida, y mostrando imágenes translúcidas con toda la información. Por un momento, la muchacha se sintió como si volviera al interior del Cubo, y un sentimiento contradictorio de terror y nostalgia la llenó por completo.
Mientras comían, Selba le explicó muchas cosas que podía usar para obtener información rápida y precisa. Le indicó también como gestionar el tiempo, cómo contactar con sus Ancestros y cómo delegar asuntos para no abrumarse demasiado. Después de comer, la llevó a un par de reuniones con representantes de varias entidades que manejaban el Territorio en sus diferentes aspectos, y Dana tomó muchas notas mentales de cosas que debía hacerse cargo y cambiar en el suyo propio.
Además supo que Loy y William estaban con Aram, el tercer Ancestro de Selba, recibiendo también consejos e instrucciones. Le agradeció a la diosa Verde por todo lo que estaba haciendo por ellos, sin embargo la mujer desechó cualquier intento de Dana de profundizar en el tema y siguió como si aquello no tuviera importancia. Como si quisiera aparentar ser una diosa más ruda e inflexible de lo que en realidad era.