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El día en que él se fue todo comenzó a ir de picada en mi vida.

Aún recuerdo haber llegado al apartamento con un poco de comida china recién hecha para hacerlo sentirlo mejor. Que estúpido fui, como si su corazón pudiera sanarse con comida china, como si no hubiera sido la primera vez que lo veía llorar de ese modo y dentro de mí sabía que en ese momento debí haberlo sabido todo.
Aún así, mi estómago dio un violento vuelco cuando entré a la habitación y estaba vacía, había ropa que era mía en la cama pero no había ninguna señal de Jaemin ni sus pertenencias, y en su lugar, me aterraba la vista de una brillante hoja blanca encima de la mesita de noche, donde yacia también el pequeño collar que alguna vez le había regalado.
Tenía miedo, porque sabía lo que eso significaba aunque no quisiera aceptarlo a simple vista.

No quería ver el interior de aquella hoja, pero sabía que tenía que hacerlo, así que con cuidado, como si todo a mi alrededor fuera a romperse, caminé hasta la cama, tomando el papel entre mis temblorosas manos (aunque en realidad el que sentía que se iba a romper era yo).
El nudo en mi garganta se hizo presente cuando reconocí su bonita pero desordenada caligrafía.

"Jeno, para cuando leas esto probablemente yo ya estaré lejos, perdóname por ser tan cobarde y no despedirme apropiadamente de ti, pero sabía que si te veía no sería capaz de irme, aunque realmente lo necesitara.

No quiero hacerte sentir mal pero está fuera de mis manos evitar eso. Sabes que me voy porque ya no puedo soportar más esta situación, te amo tanto que esto ya no es lindo, es doloroso y si seguía así en algún momento me consumiría y de paso a ti, y de verdad no quiero hacerlo.
Siempre se me hizo estúpido y cursi cuando decían que una de las pruebas más grandes de amor era dejar ir a esa persona que amas, sobre todo considerando que yo fui abandonado, y aunque esta ves es diferente, ahora lo entiendo, y te dejo ir porque te amo demasiado, por favor no lo dudes.

Gracias por todo, de verdad, gracias por salvarme, jamás terminaré de agradecerte y si pudiera pagartelo lo haría sin dudar. No solo me salvaste de la calle, salvaste mi vida. Salvaste a ese chico que sus padres abandonaron como a un perro solo por no ser lo que ellos querían, salvaste a ese chico que se estaba dando por vencido en el mundo y además de eso, le diste amor, un amor muy lindo pero que no supimos manejar porque ni siquiera tenía rumbo alguno, un amor que probablemente no debió existir aunque duela tanto admitirlo.
Pero existió, y no me arrepiento aunque eso me convierta en una mala persona, ¿Sabes?, aunque esté mal, después de todo en realidad nunca he sido una buena persona y tú me enseñaste a amar, así que jamás podría arrepentirme de eso... Sin embargo no puedo seguir haciéndolo pues como dije, esto comenzaba a ser más doloroso que bonito.
No quería seguir siendo el otro, ni tú secreto, yo quería poder gritarle al mundo cuánto te amo y que eres mío, pero no debo decir mentiras y tú en realidad jamás fuiste mío.

Pasa este tiempo con tu esposa y hazla sentir querida, aunque no la hayas amado en realidad mínimo dale sus últimos momentos de felicidad.

Lo siento de nuevo, no soy bueno para expresar mis palabras de este modo, y como sabes, mucho menos sé cómo expresar bien mis emociones.
Me despido, no sé si podremos volver a vernos.
Lo siento mucho, otra vez, te quiero."

Aún recuerdo que la primera vez que la leí, ahí, en ese departamento solitario y frío sin su presencia, casi pude escuchar el eco de mi corazón romperse. Me quedé toda la noche llorando acostado en aquella cama que aún tenía impregnado su aroma, con temor de que se borrara y con ganas de que todo fuera solo una horrible pesadilla en la cual despertaría y él seguiría aquí a mi lado, con esos bonitos ojos grandes mirándome llenos de cariño... y dolor. Porque últimamente sus ojos me miraban con dolor y una profunda tristeza, la cual tontamente pasé de largo creyendo que pronto podía recompensarselo.

Yours.- NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora