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Los Cimientos de la Decadencia
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Mucho se habla de los eventos más importantes a lo largo de la historia, pero muy pocas veces se habla de sus inicios o, cimientos. Muchos conocen los sucesos que acompañaron la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, pero ¿cómo empezó? ¿Por qué empezó? ¿Qué motivó a que varias naciones empiecen a pelear entre ellas? No todos darán una respuesta tan completa como la de libros de historia, documentales o el internet. ¿Por qué? Regresamos al inicio: muy pocas veces se habla de los cimientos de los hechos.
Para evitar que se desconozcan o se hable poco de los cimientos de estas vidas en decadencia, contaremos esta historia desde el inicio:
—Ango, ya terminé lo que me pediste.
—Muy bien, déjalo en mi mesa y lo revisaré más tarde.
La señorita asintió obedientemente en lo que dejaba una carpeta con unos cuantos papeles en el escritorio de su compañero —jefe, en realidad—. En ese momento, Virginia tenía diecisiete años de edad. Su cabello era más largo entonces y tenía un brillo en su mirar que con tan solo verlo sentías un escalofrío esperanzador. Parece que su parche llevaba desde siempre cubriendo la zona superior derecha de su rostro. Aunque forme parte de la mafia, claramente no dejaba de ser una adolescente: todavía tenía pensamientos inocentes rondando por su mente, tenía su banda de chicos favorita, leía historietas, jugaba videojuegos... tenía miedos, ansiedad, estrés, problemas alimenticios... seguía siendo una niña tomando serias responsabilidades que temía ejecutar. No es que fuera una joven abatida por la vida a tan temprana edad, solo era cobarde.
Ahora empezaba a mirar las cosas de otro modo y, a pesar de sus constantes pensamientos de debilidad propios de su baja autoestima e impotencia, se iba acostumbrando poco a poco, como a llamar «hogar» a aquella pesadilla, y, al considerarla así, podría llevar a cabo lo que su «hogar» le encomiase, aunque siguiera dudando de sí misma.
Nunca había sentido tanta paz estando en la Port Mafia desde que comenzó a trabajar con Ango Sakaguchi en la Sala de Contabilidad. Nadie les interrumpía, nadie les hablaba de asuntos triviales, nadie les pedía explicaciones... era un paraíso para dos introvertidos. Ellos solían trabajar allí en sus primeros días antes de convertirse en agentes de inteligencia de alto secreto; claro está, todos comienzan en la parte inferior del orden jerárquico en algún momento de su vida.
Esa estrecha habitación sin ventanas, utilizada principalmente para el lavado de dinero, se hallaba escondida detrás de una pared. Era un espacio oscuro que solamente era iluminado por una simple bombilla que colgaba del techo y que contaba con activos secretos de la mafia, hojas de contabilidad y otros registros llenos de estanterías alineadas en sus paredes. Por supuesto, la mafia no es simplemente vivir a la expectativa, también tiene sus facciones de trabajos relativamente pacíficos. Las únicas cosas que almacenaba ese cuarto son documentos antiguos y pilas de valores que no se pueden cobrar. Se dice que los jóvenes que piden ser transferidos a tales trabajos lo consideran un trabajo aburrido, y la mayoría de ellos no duran ni tres días antes de ir al frente, así que qué mejor opción para hacer este trabajo que esos dos jóvenes quienes afortunadamente fueron una gran prueba de trabajo en equipo.
El frío era intenso, no llegaba a atravesar los huesos, pero sí requería de un buen abrigo si se estaba afuera. En esa noche de temperatura ligeramente más baja de lo habitual, se desarrollaba el Conflicto Cabeza de Dragón, conflicto clandestino en Yokohama entre varias organizaciones clandestinas. La joven se encontraba en su escritorio al otro lado de la biblioteca, redactando su parte del reporte acerca de lo ocurrido ese día mientras el conflicto parecía no tener fin. Ahora solo quedaba esperar por dos colegas para acabar el registro de ese día. Mientras el conflicto no termine, incluso el personal administrativo tenía mucho trabajo por hacer.
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The Sharpest Lives › Osamu Dazai.
Fanfiction⠀⠀⠀⠀⠀⠀The Sharpest Lives ⠀⊳⠀ Las vidas intensas que vivían la susceptible Virginia Woolf y el suicida Osamu Dazai en una relación de ambivalencia. La culpabilidad será una pesadilla constante con la que los jóvenes serán incapaces de convivir, pero...