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El entusiasmo se podía sentir en el aire ¿Y cómo no estar emocionados cuando te ibas de vacaciones a la playa? Chaeyoung amaba la playa. Amaba el viento salado, la arena entre sus deditos y la fría espuma del mar. No podía más de la emoción.

─¡Chaeng, quédate de tu lado! ─La regañó su hermano. Chaeyoung no podía evitar moverse de un lado a otro. Aún no habían llegado. El viaje en auto se le hacía eterno. Lo único que quería era llegar a la playa y correr en la arena.

─Perdon~ ─Se disculpó entre risas. Abrió la ventana del coche y sacó un poco su cabeza, sintiendo el viento acariciar su cabello y el olor a mar llenar sus sentidos. Ya estaban cerca. Una gran sonrisa se formó en su rostro.─ ¡¿Ya llegamos?!

─Ya casi, tigresita. ─Respondió su padre sin dejar de mirar al camino. Era cierto, estaban muy cerca.

En el momento en el que el auto dejó de moverse, la pequeña Chaeyoungie, de siete años, abrió la puerta y salió disparada del vehículo, correteando con entusiasmo. Sus padres reían al verla, su alegría era contagiosa.

Luego de bajar todas sus cosas del auto y meterlas en la casa de playa de la familia, Chaeyoung buscó su cubo y su palita y se fue a toda velocidad hacia la playa. La arena no podía esperar.

─¡Te llamaré para cenar, Chaengie! ─Exclamó su madre desde la entrada de la casa.

─¡Está bien, mamá! ─Respondió la pequeña, sin mirarla ni dejar de correr.

Ni bien llegó a la orilla del mar, tocó el agua con la punta de su dedito del pie. Un escalofrío la recorrió al sentir la fría temperatura de este, y una risa escapó de sus labios. Comenzó a juntar arena en su cubo y fue construyendo así un pequeño castillo de arena con muchas torres y algunos palitos, simulando ser banderas.

Chaeyoung vió que unos piecitos blancos, también descalzos, se acercaban hacia donde ella estaba. Levantó la mirada y vió a una niña de aproximadamente su edad, o algo mayor. Sonrió en grande, dejando ver la ausencia de uno de sus dientecitos y un tierno hoyuelo en su mejilla.

─¡Hola! ¿Quieres jugar conmigo? ─Chaeyoung se levantó y se sacudió la arena de sus shorts verdes. Tomó una palita y se la pasó a aquella niña que la miraba algo extrañada y con una sonrisa apenada.

─理解できません、ごめんなさい。

(No te entiendo, lo siento.)

Chaeyoung ladeó su cabeza, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Nunca había oído a alguien hablar así, pero ahora no sabía qué hacer. Esa niña no la entendía y ella no la entendía tampoco.

Se quedó en silencio, mirándola sin saber qué decir, aunque, claro, cualquier cosa que dijera sería inentendible para la otra niña.

Mina. ─Dijo la niña de cabellos negros, señalandose a sí misma con una sonrisa. Chaeyoung la miró y formó una perfecta "o" con sus labios. No tenía idea de que los nombres no cambiaban dependiendo del idioma.

─Chaeyoung. ─Se señaló a si misma mientras esbozaba una sonrisa. Mina extendió su mano y la coreana la imitó, uniendo sus manos en un apretón amistoso.

ʟᴀɴɢᴜᴀɢᴇ ʙᴀʀʀɪᴇʀ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora