Desperté angustiado por una pesadilla de las cuantas que había tenido esa noche. La noche anterior a pesar de que intenté dormir, como solo lo logré por treinta minutos el collar no hizo ningún efecto. Ayer el padre de Emma fue a buscarme para hablar lo del velorio, que sería hoy mismo. Esta vez eran las siete de la mañana, faltaba solo media hora para que sonara mi alarma así que sólo revisé el collar, la pluma no estaba ahí. Una sonrisa desesperada salió de mi alma y mis ojos se aguaron.
Salí corriendo al living y me encontré con que nadie estaba ahí. Volví al cuarto buscando la pluma en el caso de que se halla descolgado del collar, pero no estaba. Volví a salir para buscar en los lugares en los que no había buscado todavía.
Al salir por la puerta que daba al patio de atrás sentí como alguien me abrazaba colgando de mis hombros y sollozaba en mi cuello. Su cuerpo estaba frío, completamente helado. Quedé unos minutos mirando el piso hasta que ella cayó al pasto descalza. Me dí la vuelta para verla a los ojos. Yo ya había derramado más de un par de lagrimas, no quería llorar, no en frente de ella, menos cuando ella está por llorar.
—Gus. . .— Habló ella con la voz quebrada y empezó a llorar, ella estaba por decir algo pero yo la cayé con un beso en los labios, fueron sólo dos días y ya me hacían demasiada falta sus besos.
La llevé adentro para poder hablar bien y con claridad, pero con ella llorando era difícil entenderla. Ella tenía la piel blanca y fría, como si fuera mármol puro, unas alas blancas similares a las de una lechuza, ojeras, la nariz y los ojos extremadamente rojos; ella también estuvo llorando durante bastante tiempo.
—Gus. . . Perdón, perdoname, perdoname por dejarte solo, no deví. . .— Ella se daba la culpa a sí misma, odiaba verla así, sólo la abracé y le besé la frente.
—No, corazón no, no es tu culpa. Y no lo voy a volver a discutir esto como siempre.— Ella asintió. En ese momento mi celular comenzó a vibrar. Era una llamada de el padre de Emma. —¿Hola?
—Hola Gus. . . Te quería avisar que el velorio es a las ocho, después nos vamos al funeral, llevate el auto porfa.— El señor se mostraba devastado, la muerte de su única hija le había pegado realmente fuerte.
—Está bien.
—Ah, ¿le podés avisar a la madre cuando es el funeral? Perdí su número. . .— En ese momento se me heló la sangre.
—Amm. . . Yo-.— El ya había cortado. Eché un suspiro largo dejando de lado la situación de la madre. —¿Como se veía ese chico?
—Emm. . . Sólo llegué a ver que tenía el pelo claro y ojos verdes.— Dijo ella pegada a mi pecho.
Esa descripción me sonaba demasiado familiar, ella sollozaba, al sentir su piel chocando con la mía se me puso la piel de gallina de lo fría que estaba.
—Creo que nesesitás un poco de calor, vamos a la cama ¿si?— Dije dejando un beso en sus labios. Ella se limitó a asentir y soltar un par de risas bajas. —¿Qué es lo gracioso?— Dije sonriendo.
—Que eso sonó muy mal.— Ella empezó a reír un poco más fuerte, yo le seguí la risa.
La alzé en mis brazos hasta la cama en la que los dos dormíamos, ahí nos acostamos, nos cubrimos y nos acurrucamos como si fuéramos a dormir una noche en la Antártida.
Ella se veía tan tranquila, tan linda mientras dormía, la amaba demasiado, ¿qué haría yo si ella no estuviera acá?, un par de pensamientos depresivos se metieron en mi mente la mañana pasada cuando desperté y la pluma seguía ahí.
Yo no había podido dormir bien las últimas noches, pero sin embargo con ella era casi imposible no dormir como un bebé, aunque algunas noches nisiquiera lograbamos dormir.
Dormí más de lo que pensaba que iba a dormir, ya tenía el traje y estaba listo para ir al velorio, fui al comedor, Emma estaba comiendo, me comenzó a mirar raro.
—¿A donde vas?
—Al velorio. . .
—¿Ya? ¿Puedo ir?
—¿Qué? ¿Ir a TU velorio?
—Los ángeles podemos volvernos invisibles, para poder ayudar a la gente y que se yo. . .— Dijo ella con un tono aborrecimiento. —No me van a ver, aparte quiero ver a mi papá, no quiero que el esté triste. . .
—Mirá, sólo a algunos demonios se les concede ese poder. Supongo que si podes ir, pero no hagas nada malo ¿eh?
—Si si, mientras pueda ver a mi viejo todo bien.
—Está bien, nena.— Miré mi reloj que marcaba las ocho menos 20. —Tenemos que irnos ya.
—Vamos.
Nos subimos al auto, yo adelante y ella atrás, ella se hizo invisible, esto era increíble, sólo habría visto ángeles que se hacían invisibles de muy lejos durante el corto tiempo en el que me evaluabán para saber si iba a ir al cielo o al infierno.
La podía escuchar tararear "karaoke" desde el asiento de atrás. Mientras nos dirigiamos a la casa de su padre logré escucharla sollozar bajito. Giré el espejo para intentar verla, bueno, no la ví. Me centré en el camino para poder llegar bien de tiempo.
Al llegar nos recibió el padre de Emma, pero se notaba gris, pálido, casi sin vida. Me saludó y entramos, ahí estaban todos los amigos y familiares de Emma, incluso Ricardo, algo iba a terminar mal, muy mal.
Lo primero que hicieron todos fue anclar la mirada a mí, que entraba sosteniendo algo que era invisible, la muñeca de Emma, la solté y sentí como ella se ponía atrás mío.
—Adrián. . . ¿Por qué tan alegre?— Dijo Ricardo cruzandosé de brazos.
—Pibe, no voy a discutir con vos, no ahora, mi esposa acaba de morir, ¿Crees que es momento de pelear? Dejame tranquilo, quiero despedirme de ella en paz. ¿No vas a respetar su muerte, idiota?— Este nene ya me estaba hartando. La vista se me nubló por las lagrimas. Las sequé y me fui a la cocina.
—Hola, Adrián. . .— Dijo Galo con tono triste.
—Hola. . .
Agarré un vaso con agua y lo bebí. Estuvimos ahí hasta que llegaron todos y nos fuimos al funeral. Se veía ahí el cuerpo de ella, era imposible no llorar, a pesar de que ella estaba conmigo en ese momento, a pesar de que ella siempre iba a estar conmigo, no podía no llorar al ver el cuerpo de mi esposa ahí. Ella acariciaba mi mano mientras yo lloraba encima del ataúd. Dejé las flores y me retiré de ahí.
El padre de Emma me miró y dijo:
—No puedo creer que su madre no haya venido,— Dijo el pateando el piso. — sabía que ella no la quería pero no me imaginé que ella no fuera a venir al funeral de su hija. . .
Yo lo miré con pena. —Señor. . . La madre de Emma falleció, en un accidente de auto. No me dejó decirle. . .
El me miró y miró al piso.
Salí del cementerio aproximadamente a las tres y media de la mañana, abrí la puerta de atrás y metí un par de cosas para dejar que Emma subiera, susurré para que Emma me avisara cuando ya haya subido al auto, ella susurró un: "listo" para que pudiéramos irnos.
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Cristales De Amor Amarillo - Gustavo Cerati Y Tú (Temporada dos)
FanfictionContinuación de la historia! (Alerta de spoiler si no terminaste de leer la primera temporada) Gus llegaba de una fiesta con sus amigos a la cual Emma no habría querido asistir. Al llegar a casa el vió el cuerpo de su esposa en el piso. Gustavo lle...