II

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Holaa, regalito para ustedes mis amores😸

Holaa, regalito para ustedes mis amores😸

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(Dem_4r7 en ig) <3.

Llegamos a la casa, lo primero que hizo Emma fue abrazarme mientras lloraba. Nos acostamos en el sillón abrazados y pusimos una peli de terror para pasar todo lo malo, pero ella nunca dejó de sollozar. Algunas veces ella susurraba cosas hacia mí, "te amo" o cosas así.

Terminamos los dos semi-dormidos en el sillón con las películas de It de fondo. Fueron solo dos días y ya extrañaba poder cubrila con mis alas completamente. El sillón estaba caliente, por suerte me acordé de prender las estufas antes de dormir.

Las caricias eran constantes cuando la tenía cerca, y si tanto yo la extrañaba ni te lo imaginas así.

-Gus. . . No puedo dormir. . .- Dijo ella.

-Yo tampoco, nena.

-¿Podemos ir a pasear? A algún lugar lindo, que almenos me traiga buenos recuerdos.

Me puse a pensar en algún lugar especial. -Ya sé, vestite, no tenemos mucho tiempo.

Ella se fue a cambiar. Se vistió con un abrigo que le regalé yo por nuestro aniversario y unos pantalones largos color caqui. Yo me vestí con una camisa holgada y pantalones negros.

Nos subimos al auto y fuimos a un lugar muy especial, la montañita en la que le pedí que fuera mi novia. En el camino se podía observar los árboles que rodeaban la ruta iluminados por los faroles amarillos.

El lugar quedaba un poco lejos, más o menos a una media hora de nuestra actual casa.

Salimos del auto, ella tenía vendados los ojos. Al llegar a lo más alto de aquella colina le quité la venda de los ojos, ella al ver lo que estaba en frente suyo me abrazó y me empezó a decir que me amaba y cosas por el estilo.

Ella y yo nos acostamos cerca del gran árbol, viendo las estrellas, tal cual la última vez, sólo que sin lluvia de estrellas, y sin intenciones sexuales de parte de ninguno.

Ella empezó a temblar y se cubrió a sí misma con sus alas, pero seguía temblando. La abracé y la cubrí con mis alas para que dejara de temblar. Los dos terminamos dormidos arriba de esa gran colina.

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Estaba soñando alguna cosa que no llegó a recordar con claridad cuando desperté por un frío leve en el pecho. Me levanté confundido, Emma no se encontraba conmigo. Miré para todos lados, no estaba. Cuando miré hacia abajo estaba ella de espaldas cerca del río, el viento le pegaba en la cara y el pelo y su dulce aroma se distinguía a metros de distancia.

Bajé la colina para sentarme a su lado, ella me miró a los ojos. Estaba mojando sus pies en el agua, esta estaba todavía más helada que ella. Ella sacó sus pies del agua, su piel parecía ser completamente hidrofobica, no tenía ni la más mínima gota de agua en su piel.

Giré mi cuerpo hacia ella, y apoyó su cabeza en mi pecho. Recién estaba amaneciendo, se veía un hermoso sol por encima de ese cristalino río, tan frío como la nieve. Ella lo veía con serenidad, se veía tan hermosa con la luz en su rostro. Tenía ojeras y el pelo despeinado por el viento, y yo estaba casi igual.

Ella ya se había calmado de todo lo que había sufrido los dos días anteriores.

Al otro lado del río se veía como alguien prendía un fuego y se ponía a cocinar algo.

—Mmh. . . Tengo habre. . .

—Voy a buscar algo al auto, ahí tengo algo de comida para los dos.

—¿Ya sabías que nos íbamos a quedar a dormir?

—Nop, era por si me daba algo de hambre.— Dije riendome. Ella rió también.

Fui hasta el auto a buscar unas facturas que tenía guardadas en una bolsa. Al llegar a su lado ella estaba haciendo sapito en el río, bueno, lo intentaba, porque en sus mejores intentos apenas llegaba a hacer tres sapitos.

—Ey, ¿no sabés como hacer sapitos?— Solté una carcajada.

—Callate pelotudo.

—Mirá que te enseño.— Agarré una piedrita llana y redonda del piso. —Mirá, la agarrás con la mano derecha, y desde la derecha la soltás con velocidad,  y. . . ¡Listo!— La tiré, conté en total ocho saltitos.

—Que hijo de puta, ¿cómo vas a hacer ocho sapitos?

—Desde acá se huele la envidia.— Dije peinando mi flequillo para arriba.

—Si, si, chupala.

Yo me empezé a reír. Su cara de enojo me daba demasiada ternura. Ella volvió a sentarse, arremangó sus pantalones hasta arriba de la rodilla y comenzó a hundir otra vez los pies en el agua.

Ella parecía estar muy concentrada en el agua. El río hoy estaba muy bajo, en la parte más honda me podría llegar recién a la frente. Ella caminó por el agua hasta que el agua le llegara hasta la rodilla. Sé quedó quieta y después con un movimiento brusco atacó al agua. Cuando abrió las manos sonrió y se dirigió hacia mí.

—Mirá, ¡Un renacuajo!

Yo me reí. —Que ternura.

—¡Si!— Dijo y después lo liberó en el río.

—Pero no más tierno que vos, nena.— Dije y agarré su mandíbula con mi mano.

—Ay. . . Gus. . .— Dijo ella.

La besé con ternura, ella me abrazó por el cuello y me siguió el beso.

—Te amo, dulzura.

—Yo también.— Ella se escondió en mi pecho.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2023 ⏰

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Cristales De Amor Amarillo - Gustavo Cerati Y Tú (Temporada dos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora