2- Shot

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Si me bebía un shot más de seguro iba a morir. Por su parte el señor Fushiguro parecía fresco como una lechuga.

— Si quieres podemos dejarlo hasta aquí, estás sudando mucho. — su voz sonaba genuinamente preocupada, aunque también por algo de burla, aunque el había bebido más que yo en este juego, yo estaba MUY ebria y solo quería empezar a bailar y reír.

— juguemos unas más, suba el aire.

Me hizo caso y lanzó la bola para no acertar, un shot de tequila que Justo como los anteriores pareció no inmutarlo.

— señor Fushiguro. — ya no podía contener la sonrisa, el alcohol me hacía feliz. — es extraño que este solo conmigo.

— ¿por que lo dices?

— Porque me odia.

Abrió los ojos, por primera vez estaba viendo una expresión en ese estoico rostro.

— Odio a tu padre, a ti simplemente no te tolero porque lo hermosa no te quita lo irrespetuosa y bulliciosa.

Me encogí de hombros y le sonreí, ya estaba escuchando cosas estupidas gracias a el alcohol. A la tercera iba a dejar de beber.

Acerté otra ve y el tomó lo que quedaba de la botella.  Habíamos acabado la botella de tequila y estaba segura de que no teníamos ni una hora completa jugando. Lance la pelota por inercia otra vez y acerté.

— Creo que gané, ya acabamos el tequila. — no me respondió y se quitó la camisa. Tragué y sentí más calor en mis mejillas. Por sus grandes brazos era obvio que estaba como mínimo tonificado, pero no, su torso parecía cincelado por un escultor griego.

— aún puedo seguir jugando.

Lanzó la pelota y perdió. Abrió la botella de whisky que estaba por la mitad y bebió directamente de ella, estaba muy cerca de mi y yo sentía que me iba a derretir.

— Hagamos una apuesta.

Oh.

Eso si captó mi atención. Algo que era innegable es el gran ego de los Gojo y las ganas de demostrar que somos los mejores.

— ¿que desea apostar? — me dolían las mejillas de sonreír, el calor estaba volviendo a mi.

— Si logró entrar las tres pelotas a la vez, te podré besar.

Listo. Esa era la tercera locura que escuchaba y ya no necesitaba más. Sonreí y me volteé a las escaleras.

— Habló en serio.

— ¿Y por qué querría besar a una niña tan bulliciosa e irrespetuosa como yo? — ni siquiera reconocí mi tono. Nunca en la vida imaginé hablarle así al señor Fushiguro.

— Caprichos que uno tiene. — uso el mismo tono que yo. Guardé silencio.

Se alejó de mi y recogió las dos pelotas faltantes, me dedicó una sonrisa y las hizo rebotar en la mesa, casi como si hubiese sido ensayado mil veces. Las pelotas lograron entrar en los vasos.

El señor Fushiguro caminaba hacia mi y yo retrocedía, hasta que me toqué con la mesa.

— Si quieres solo me doy unos shots y listo.

Oh si, eso era lo mejor, lo más apropiado y lo más sensato.

— No.

Pero no, mi boca se había desconectado de mi cerebro, estaba temblando y el imbecil solo sonreía. Emanaba arrogancia por cada uno de sus poros. Con sus casi 1,90 parecía una maldita montaña frente a mis 1,62.

El pecado de amar - Toji Fushiguro +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora